Fernando Aramburu es un gran escritor, grande de verdad, y un hombre valiente, con seguridad y sin aspavientos.
Me ha maravillado conocer su escritura en Patria, y me ha maravillado su personalidad, la de este donostiarra de exilio literario en Alemania, que tiene sus convicciones muy hondas y su humor a flor de piel.
Hace tiempo que no se producia un
fenómeno literario de tal trascendencia
como el de Patria. Por sus ventas, sus lectores y los correspondientes honores
al autor.
desde el Club Internacional de Prensa nos hemos unido con satisfacción a estos
homenajes sociales y literarios, y agradecimos la aceptación de Fernando de este premio centrado en la defensa de los valores humanos por un autor.
La pluma de Aramburu se mueve de la forma
pausada, segura, certera e implacable como el bisturí de un medico
forense, haciéndole la autopsia al dolor de la sociedad vasca.
Patria es una radiografía del dolor que
para ser bien comprendida y universalizada se centra en una pequeña historia,
la de una madre de familia, de una viuda vasca, que ha perdido a su marido… no
enterrado, sino escondido en un cementerio. Nueve personajes en busca de una salida.
Es una crónica de la soledad dentro de tu
tierra.
(“Y el corazón le golpeaba con tal fuerza
que temió por un momento que aquellos hombres pudieran oir sus latidos”)
Hay algo de proustiano en esta minuciosa
novela, en la que el mas pequeño detalle: el lado del autobús, el rebozado del pescado…viven
como elementos cruciales de un retrato lleno de dolor.
Y esta construido con un lenguaje real,
creíble, propio. El de un gran autor, que encara una difícil historia, saliendo
victorioso porque todos- sus lectores –hemos podido interiorizar una compleja
historia tan cercana, y a veces tan distante.
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