27.6.13

DE LA PIEL PA DENTRO.



SECRETOS A VOCES / HOMELAND


SECRETOS A VOCES
Javier Martín-Domínguez


Una de las tareas que causa mayor desazón al ciudadano contemporáneo es la de conservar en la memoria sus códigos secretos. Su número crece con la complejidad del mundo que vivimos. Para asegurar la privacidad debes mantener en secreto tu código de la tarjeta de crédito o del móvil, las claves de acceso al correo, a la cuenta de FaceBook o la televisión de pago. De tanto ofrecernos y pedirnos que tengamos nuestros códigos personales secretos hemos llegado a creer que la privacidad en el mundo digital estaba asegurada. Y en estas aparecen en escena Assange y Snowden, tirando por tierra toda creencia en el privacidad al asegurarnos que todo lo que viaja por la red esta siendo espiado por los poderes establecidos. Snowden es el hombre del momento, protagonizando una odisea intercontinental digna de las memorables historias de espías de la guerra fría. Los guionistas actuales compiten en grado de imaginación y truculencia a la hora de encarar las nuevas tramas del mundo convulso que vivimos tras la caída del muro. El botón de muestra mas palmario es el de Homeland, ahora emitida por Cuatro, en la que el rescatado prisionero de guerra americano Nicholas Brody termina convertido en el máximo sospechoso de pertenecer a una red terrorista islamista que quiere atentar contra el candidato a la presidencia.  Las técnicas atribuidas al centro de contraterrorismo de la CIA llegan a superar a las revelaciones tipo Snowden que han sorprendido a medio mundo, pero no tanto a los propios norteamericanos seguidores del serial. Ya el título “Patria”  deja a las claras que los trabajos sucios de las agencias del poder se hacen por la socorrida razón de estado. Localizar a los enemigos de la patria empieza a justificar cualquier método de espionaje. Desde instalarte cámaras en casa a leerte tus correos privados. Mientras nos divertimos con las series televisivas de espías, los verdaderos agentes se pasan el rato fisgando en algún romance secreto vía e-mail. Es el nuevo mandamiento del entretenimiento digital: distraeros los unos a los otros, con secretos a voces.

20.6.13

INDIA X LA INDIA / Maritza Chateau


EL OLOR DE LAS MANZANAS VERDES. Relato


EL OLOR DE LAS MANZANAS VERDES
Javier Martín-Domínguez


No me lo descubrió nadie. Fue un pensamiento que llegó con la edad. De repente me di cuenta de que los que yo tenía como los recuerdos mas antiguos de mi infancia, recuerdos claros, con sensaciones incluso físicas, no eran verdad. Desde siempre, ese siempre infinito que se hunde en el principio de tus tiempos cerebrales, había tenido como mi primer recuerdo y mi primera sensación de vida, los golpes que se daba mi cabeza contra una caja- de cartón o de madera, eso no era tan claro –que estaba sujeta al trasportín de una bicicleta. Yo no tuve cigüeña, vine al mundo en bici metido en una caja. Así lo creí durante años. De la misma manera lo olvide, y lo volví a recordar, dándome cuenta de que era inverosímil. Una lógica elemental me obligó no solo a dudarlo, sino a descartarlo de mi currículum vital.





Por el mismo razonamiento he llegado a descartar que pudiera recordar un olor desde antes de cumplir un año acostado en la cuna en la habitación de mis padres. Ni mis hijos recuerdan lo que le pasó incluso con unos años mas de vida. Así que debería descartar que yo supiese con solo unos meses lo que era el olor a manzana. Mi padre era un obseso de las manzanas reinetas, que las encargaba por banastas y que depositaba en el sobrado para hacerlas madurar. Luego las esparcían por el suelo de la sala de juegos, hasta que las mas tiernas llegaban al frutero del salón.  Debió haber manzanas reinetas encima del armario del dormitorio de mis padres cuando yo era solo un bebe, y su aroma ha inundado mi nariz desde entonces. Si de verdad no llegué al mundo en una caja, al menos puedo identificarme con el bocado de Adán. Lo paradójico es sentirse uno extraño de si mismo, con estas memorias implantadas. Como en aquel querido verso de “voy a soñar un sueño por ti esta noche”, te despiertas un día en tu madurez con una parte de tu memoria infantil soñada para ti por quien sabe quien.
Miramos en el espejo retrovisor de la infancia cuado ya es imposible recuperar sus perfiles completos, y los edulcorados con un halo de nostalgia. Puede que hasta nos la reinventemos a base de recrearnos en su alegría o en su dolor.  Hasta la larga cicatriz  que me rasgo el muslo, obra de un descuido y una púa de alambre, ha terminado con los años absorbida por estas células que no paran de crecer. Ni lo mas real puede quedar acreditado. Pero mas allá de cada hecho concreto, lo que si es permanece es la atmósfera del tiempo que fue de felicidad o de los momentos de represión familiar o escolar.
A la espalda de mi escuela de infancia, al otro lado de los grandes  mapas de colores, había unos renglones casi perfectos de tierra que el señor Félix y sus bueyes habían abierto con un vetusto arado romano. Debían acabar en el aserradero de madera. Pero vistos desde la escuela parecían infinitos. Sería por eso que no nos interesaban para nada. Cuando estaba bien entrada la primavera, los surcos habían desaparecido, poblados por un trigo verde y alto, mas alto que cualquiera de nosotros. Era entonces cuando la espalda de la escuela volvía a ser nuestra selva de juegos. Nos escondíamos entre las hileras del sembrado, tirábamos de las espigas tiernas para comer los tallos  y acabábamos empujándonos y cayendo sobre aquel colchón verde surgido del páramo. Cuando vimos al señor Félix  hablando con la maestra en el frontal de la escuela, no necesitábamos oír ninguna palabra para saber la que se avecinaba. Desde ese momento, pasar el recreo en la espalda de la escuela era una opción vedada. 

Cuando ya apretaba el calor, y la mies se volvía amarilla, nuestros ojos y nuestras manos se volvían hacia el mundo animal. La caza de lagartijas, que terminaba en el sádico ritual de cortarles la cola para ver si volvía a crecer, era el pasatiempo favorito. Entre los hierbajos secos veíamos saltar a unos seres diminutos, que iban creciendo de tamaño día a día.  Eran los saltamontes que preludiaban el verano y las vacaciones. Había que tener el ojo agudo y la mano presta para taponar su salto y atraparlos. Notabas el cosquilleo de su patas en la palma. Con mucho mimo hurgabas dentro del puño con el dedo de la otra mano y por fin los estirabas para desplegar aquella alas casi trasparentes, unas azuladas, otras rosáceas. Conseguí tantos que me sentía orgulloso al acumularlos en una bolsa de plástico. Cuando la maestra batió las palmas en el porche para anunciar la vuelta a clase, me entró la desazón. ¿Qué iba a hacer con mi botín?. Como los niños son incapaces de ocultar nada, entre los cuchicheos de mis amigos y mis miradas debajo del pupitre, la maestra terminó apoderándose de mi bolsa. Con la cara enrojecida, desfilé entre los pupitres, salí al patio y solté a los saltamontes. Aprendí que a lo seres vivos no se les puede encerrar y menos en una bolsa sin posibilidad de respirar. Hasta entonces lo único que teníamos prohibido era asaltar los nidos de los pájaros y coger sus huevos. Ese si era un gran pecado mortal. Y por encima de cualquier otro, tirarles los nidos a las golondrinas. En ese mundo incomprensible e inescrutable de los mayores, los pájaros estaban en lo sagrado y en cambio los peces eran un botín codiciado. Si no sabias cercar a una trucha, avanzando sigiloso por el agua y bordeando las piedras entre las que se escondía, eras objeto de risas burlonas. En aquella geografía real de mi infancia, los ríos estaban limpios, poblados por peces y cangrejos, y nos bañábamos desafiando las corrientes. Fue allí, entre saltos y chapuzones, en la poza junto al molino donde terminó mi infancia. No se si lo dijo Lucas o fue una ocurrencia de Toño, los mayores de la escuela. “La infancia se acaba cuando te enamoras”. Una vez sabido cual era el principio del fin, lo único que quería era dejar de ser niño.  En verano llegó una chica rubia para pasar sus vacaciones. Subía hasta la charca y vestía un bañador verde con una franja blanca. Yo solo tenía ojos para ella, y deje de lado los saltamontes y las ranas. El día se resumía en verla o estar cerca de ella. Se habían acabado los días de la infancia. Así lo creí entonces. La guapa niña rubia nunca volvió, y ya no sabría ni dibujar su cara. Pero nunca me ha  abandonado aquella sensación íntima y evanescente del olor penetrante a verdes manzanas.

Publicado en la revista INTRAMUROS. 2013

19.6.13

OPTICA MODERNA




OPTICA MODERNA  (Segovia)

DETECTIVES CASEROS. BRUNETTI & MONTALBANO

 DETECTIVES CASEROS

Javier Martín-Domínguez

En esta época de sospechas y fechorías es bueno avisar a los detectives para que entren en la escena aunque sea por la puerta de atrás, que en términos televisivos se llama La 2. Discretamente, como demanda su oficio, se han presentado ante nosotros los comisarios Montalbano y Brunetti para protagonizar sendas series ambientadas en Italia, bañadas de aires mediterráneos que nos resultan propios. Hemos visto tantos detectives americanos metidos en nuestro salón, que parece extraño que existan agentes de la ley nacionales o para mas ende europeos, resolviendo casos en el mundo catódico. El contraste es claro. Frente a las persecuciones en coche, aquí destaca la ambientación en pueblos o ciudades, desde Sicilia a la bella Venecia. Frente al predominio de la tecnología científica a lo CSI, aquí prima el carácter y la intuición personal del detective. Brunetti protagoniza las novelas de Donna Leon que los alemanes han convertido en serial de alta calidad. La ciudad de los canales se nos presenta como un ente con vida propia recuperada de los estragos turísticos para mostrar sus actos mas sórdidos. Tanto Brunetti como Montalbano pecan de heterodoxia en los métodos para resolver los casos, en los que sus gastos gastronomicos o la influencia de la propia familia juegan papeles determinantes. Satisface este ataque de europeismo de TVE para deleitarnos con otro ritmo, otra estructura, otro lenguaje en suma para afrontar esta temática tan eficaz para el medio, frente a la narrativa mas esquemática del modelo americano. España ha tenido sus nombres propios recientes en la novela de detectives llevadas al audiovisual, desde Plinio a Pepe Carvalho, y la mas actual Laura Lebrel. Ahora que estamos rodeados de casos reales que parecen mas peliculeros que la ficción- desde horrendos crímenes a tramas corruptas –es hora de ir preparando nuevas series españolas que nos sirvan como espejo para encontrar nuestra propia verdad. Los crímenes por resolver se presentan aquí como meros mcguffins, elementos de suspense, para radiografiar la sociedad en la que vivimos.




RAYUELA




Muchos años de jugar a RAYUELA. Tantas idas y venidas....que hasta el papel se resiente.

14.6.13

Tokujin Yoshioka’s installation


Tokujin Yoshioka’s installation
Japanese designer Tokujin Yoshioka created an installation that surrounded his artwork and filled a large gallery space in Miami with 2 million transparent straws.

ELENA PONIATOWSKA. Un espíritu fino



Elena Poniatowska, que habla y escribe de la misma manera, no da puntada sin hilo. Escritora de la verad. Aqui, tras nuestra comida en el bello espacio de la Universidad de Sor Juana en el DF, firmandome la dedicatoria de la reedición de su libro sobre Tlatelolco. Un espíritu fino, parafraseando a Monsivais. Una mujer de una pieza.

13.6.13

Margaret von Trotta presenta en Madrid HANNAH ARENDT


Magaret von Trotta presentó en el Palafox de Madrid su profunda y cuidada película sobre la filosofia alemana Hannah Arendt. Una noche de reflexión, en compañia de mi querida  Margaret von Schiller, en la semana de cine Alemán, que cumple 15 años. Y que siga....

12.6.13

ELIAS QUEREJETA. “Haz que esto no acabe nunca"


EL SELLO DE ELIAS
Javier Martín-Domínguez


Erice y Querejeta reiben la Concha de Oro en San Sebastian 1973



El viejo Cine Doré, sede de la Filmoteca Española, esconde a la izquierda de su escalinata interior un rincón a modo de salita de espera, estratégico para ver sin ser visto. Creo que fue el lugar donde charlé por última vez con Elías Querejeta mientras el público asistía a la proyección homenaje del documental realizado por Alberto Bermejo y Gerardo Sánchez, reemitido como polaroid de urgencia por La Dos. Ese espacio parecía el escenario mas apropiado para Elías, amante de la intriga y experto en la estrategia. También elegía las mesas de restaurante allá al fondo, para desmenuzar un nuevo proyecto. Complejo, intimo, cautivador, sagaz…Solo alguien así podría haber levantado el nuevo atlas del cine español en pleno franquismo. Había que saber mucho de driblings, como un buen futbolista, para poder sortear la censura, para elegir guiones y directores metafóricos, y para encontrar los medios que dieran a la gran pantalla un oxigeno necesario. Tras sus raybans opacas, Elías disfrutó esa aventura. Se ha ido El Productor, con mayúsculas, como le tituló Méndez-Leite en la otra pieza documental sobre Querejeta. Hizo una camada en torno a él, desde Saura a Chavarri, de Martínez Lázaro o Gutiérrez Aragón, que iluminaron el paso mas difícil desde cine del Régimen al de la libertad. Creó realmente otra forma de hacer el cine en España, y con su alma empedernida de delantero de la Real no cejó en la carrera nunca. Ni cuando cambiaron los tiempos. Iniciado en el documental, volvió en los últimos años al genero con exigencias de fondo y forma. Y hasta agarró por los mismos cuernos la cuestión vasca, porque nada se le ponía por delante al chico de Hernani. Siempre estaba en la brecha, como abeja independiente que sortea el espíritu de la colmena. Exigente y testarudo,  era una sombra que se extendía por todos los aspectos del proceso para llevar a puerto una película. Así consiguió su sello. Recordaba él mismo que Ana Torrent le dijo al terminar el rodaje de El espíritu de la colmena con Victor Erice. “Elias, tu que puedes, y eres el productor, haz que esto no acabe nunca”. Una película sin fin.
El Diario Vasco

Querejeta con Buñuel,
con el que colaboró para producir Viridiana

10.6.13

NARUHITO EN ESPAÑA. 400 AÑOS DE LA RELACION ESPAÑA-JAPON


NARUHITO será el proximo emperador japonés. Visita España en la celebración de los 400 años de relación entre los dos países.
recupero la historia que escribí tras la entronización de su padre Akihito.


   EL ESPEJO DE LOS DIOSES       

    Por   Javier Martín-Domínguez

            Apenas se necesitan dos horas en el expreso de Kioto para llegar al tesoro mejor guardado de Japón. En el punto de destino, carpinteros y constructores cortan y ensamblan vigas, tablones y maderos para rehacer una vez mas el templo de Ise.  Demolido y vuelto a levantar cada dos décadas, Ise es sometido a este  laborioso rito de constancia desde hace mil quinientos años. De apariencia simple en su diseño y ejecución, la construcción atrae por la  rojiza y olorosa madera de ciprés, una madera que pasa por incorruptible. Un noble envoltorio para arropar al mas antiguo vinculo de las islas del sol naciente con su mítico pasado. Aquí se guarda la prueba de que una diosa ensimismada en un espejo alumbró Japón  gracias a ese gesto de  curiosa  vanidad.  Ella era la diosa sol Amateratsu y el tesoro de Ise es su espejo.
            Si viajar por un país desconocido les resulta a  autores como  Paul Theroux la experiencia mas cercana a escribir una novela,  bucear en la mitología de una  cultura ajena es lo mas próximo al poema y al sueño.  La mitología y la historia japonesa se enredan en la misma columna cultural que permite decir que la linea dinástica que llega  hasta el actual  emperador Akihito nunca ha sido interrumpida. Esta entroncada por tanto en aquellos dioses. Desde el príncipe celestial Kami Yamato Iwarebiko, y durante setenta y dos generaciones en orden directo de sucesión, el espejo ha pasado de mano en mano, del emperador fallecido a su heredero, como si el ser japones se fundamentase en la necesidad de mirarse en el mismísimo espejo de los dioses. Una cultura de miradas y reflejos, de verse y reflejarse en un objeto. Japón es, como observó Roland Barthes, el imperio de los signos, la tierra del gesto vacio, el símbolo, el detalle que se presenta como el todo. El producto de una mirada ensimismada, de una contemplación absorta de cada aspecto parcial del mundo.
            Quizá no haya momento mas singular para atestiguarlo como la ceremonia de entronización de un emperador que es al mismo tiempo el supremo sacerdote de la religión sintoísta. En el acto se dan cita el heredero de los dioses, el espejo de la diosa ensimismada y la parafernalia creada para la ocasión por los mas destacados artesanos del archipiélago.




            Habían transcurrido casi dos años del doliente funeral  por el longevo y controvertido emperador Hirohito, cuando las casas reales, jefes de estado y cancillerías de todo el mundo fueron convocadas de nuevo para un viaje al Extremo Oriente. Todo ese tiempo se había demorado la subida de Akihito al trono del crisantemo, un voluminoso artefacto de casi diez metros de altura y ocho toneladas de peso que representa una montaña donde Amateratsu colocó a su nieto para iniciar así la familia imperial 6oo años antes de Cristo.
            No es usual en país alguno que un rito de sucesión se haga esperar tanto. Pero la Agencia de la Casa Imperial japonesa- un verdadero imperio de funcionarios y cortesanos conocidos por su meticulosidad y también por sus intrigas -era consciente de que iba a escenificar un guión escrito  hace mas de un milenio y que llevaba sesenta y dos años sin representar. No debía escatimar en precauciones.
            Las manos mas diestras y las cabezas mas claras fueron convocadas para planificar el ceremonial y embellecer los jardines de palacio. Iban a desplegar, bajo el sol, el Japón esencial: kimonos teñidos especialmente para la ocasión,  música clásica interpretada al koto,  recipientes lacados y utensilios de bambú rizado, singulares  espadones y objetos sagrados. Akihito se presentaría en público ante el mundo rodeado de las cosas y las formas que reflejan el Japón de siempre. Sus autores, los mejores  entre los mejo
res de los viejos maestros artesanos, no robaron protagonismo al emperador en su gran día, pero hoy salen a la luz mostrando aquí sus caras historiadas convertidas en un espejo de los dioses.
            Ellos son los conservadores  de la memoria de las cosas, los encargados de mantener la objetualidad de lo profundamente japonés tan viva como la vieja ceremonia de entronización. Un puñado de ellos son elevados a un trono especial, el de Tesoros Vivos de Japón, como reza su título oficial. En la actualidad, este club abnegado y distinguido de lo mas esencialmente japonés apenas lo componen setenta personas venerables por  trabajo y por edad. No es fácil asistir a estos ritos tan separados en el tiempo y por tanto poder ver reunid
as obras y gestos del antiguo Imperio del Sol Naciente  para deleite de los ojos del mundo postindustrial. El paciente y solitario trabajo de los artesanos tenía aquí por fin su día bajo el sol. Ellos son la memoria viva del país. Muchos de los miembros de este singular y destacado grupo de Tesoros Vivos están entre los pocos que habrían podido contemplar la entronización previa acaecida más de medio siglo antes.
            Si los meteorólogos de palacio fueron consultados sobre la conjunción de los astros, su elección de fecha  fue el primer resultado positivo de los largos preparativos. En contraste con dos años atrás, cuando un Tokio acortinado de lluvia, oscuro y ventoso dio su despedida al emperador fallecido, aquel día de noviembrte de mil novecientos noventa amaneció con una atmosfera limpia y un sol brillante. El astro rey no podía fallar a la cita, porque la mística de Japón se encierra precisamente en un triangulo formado por el sol, una mirada y un espejo.
            En este rito, que probablemente sea el mas antiguo de los vigentes en el mundo, los japoneses celebran la llegada al trono de un hijo de los dioses, miembro de una dinastía nunca interrumpida desde los tiempos en los que la verdad y la leyenda se entrecruzan en el sueño de la historia, y en la que Akihito ocupa  el numero ciento veinticinco. (Los historiadores convienen en que los catorce primeros emperadores corresponden a figuras míticas y constatan que la linea de sucesión se rompió una vez en el Siglo Sexto, amén de las posibles contribuciones de las concubinas  reales que no abandonarían  palacio hasta este siglo por orden de Hirohito
            Akihito había esperado largamente este momento, después de  tantos años de antesala en el trono. Siempre fue el esperado que tuvo que esperar.  A los  siete días de su nacimiento, su padre Hirohito se decidió por fin a escribir formalmente en un papel hecho para la ocasión el que seria su apelativo: Príncipe heredero Akihito; que traducido al español significa precisamente  “Claro como el cielo del otoño”. El juicio de la historia sobre el mandato del nuevo emperador esta por dictar, pero los meteorólogos de palacio ya habían conseguido pasarlo.
            Lo mejor de Japón lucía bajo la claridad del cielo que protegía esa isla verdosa y apacible en el centro de la bulliciosa Tokio que  conforman los jardines del Palacio Imperial. Con leves cambios cosméticos, aunque obviamente con otros personajes, el ceremonial podía haber estado discurriendo un  milenio y medio atrás. Un trasunto de gestos y formas emparentados con un pasado que en otras latitudes hace tiempo que dejó de existir. El tono de anciana perennidad está en el fondo del acto y en cada uno de los objetos que lo rodea. El tinte y diseño de las telas, el perfil de las espadas, los lamentos del koto... salidos de manos que también llevan en su gen artístico memoria de generaciones.
            Veintiséis banderas, incluidas el banzaiban y el daikinban, coronaban a la  multitud de ilu
stres invitados que habían formado un rompecabezas protocolario solo comparable en esta última parte del siglo con el del funeral del anterior emperador.

            Espadas, arcos y escudos eran blandidos por un centenar de hombres ataviados con la vestimenta tradicional de los guardias de la corte. La emperatriz Michiko paseó un kimono  de cinco capas, tan colorista y vistoso como los ropajes empleados en el kabuki, y que superaba en peso al de su propio cuerpo. El emperador, con pasos dignos del temple y la delicadeza  del teatro No, avanzó por el pasillo cubierto del Seiden, vestido con telas teñidas con hojas de zumaque salvaje para conseguir
un tono marrón rojizo, un color solar. Le acompañaban los chambelanes portando el sable sagrado y las joyas.  Dos de los tres tesoros imperiales que simbolizan el trono. El tercero, el espejo de la diosa,  escaparía a la vista de los ilustres invitados y de los curiosos de la solemnidad. El protocolo y la historia le guardan el privilegio de presentarse en solitario ante el pequeño templo levantado al efecto  para asomarse al  Kashi-Kodoro, el espejo sagrado.
            Cuenta la leyenda, cuasi-história para Japón , que la diosa sol  Amateratsu  se encontraba tan apenada que replegó sus rosáceos dedos y se escondió en una cueva. El resto de los dioses incapaces de convencerla para que devolviese la luz a las islas mas orientales montaron finalmente una juerga cercana a la orgia. El jolgorio terminó despertando la curiosidad de la diosa y cuando dejo entrever un destello el espejo mágico capturó sus rayos de curiosidad y se restableció la luz para comenzar la odisea de Japón en el tiempo. Ese es el Kashi-kodoro, el espejo que se guarda entre maderas de ciprés en el templo de Ise, el centro más sagrado de Japón y del que nunca se mueve. Para el momento culminante de la  entronización lo cierto es que ni el mismísimo emperador llega a verlo, porque se utiliza una replica.
            Tampoco el segundo de los tesoros de la corona paseado en la ceremonia  es el de antaño. La espada imperial  es un copia del arma original perdida siglos antes en una batalla feudal... Será por eso que  lejos del bullicio y los festejos de la corte de Tokio, hay quienes procuran que ni la historia ni la gran fiesta imperial se puedan quedar de nuevo desprovistas de tesoros que lucir. Repartidos por la geografía del archipiélago nipón, los Tesoros Vivos del país siguen trabajando en la búsqueda objetual de sus esencias, reproduciendo con técnicas depuradas el sueño de la memoria de Japón. Son verdaderos museos biológicos  que conjugan la veneración al arte y al maestro, al sensei.  Japón, entre sus raíces confucianas y su propia historia, es una cultura de discipulo y maestro,  donde el mérito está en la constancia y en el perfeccionamiento de la técnica para  la consecución de la obra maestra.                                                 




ZEN. Madrid



Zen. Madrid wall

escalera 6 stairs. all yellow



ESCALERA 6 STAIRS.  All Yellow

Photo (c) JMD

ESCALERA 5 STAIR.




Serie: ESCALERAS  5  STAIRS.
Corrubedo
photo (c) JMD

9.6.13

ELIAS QUEREJETA. EL PRODUCTOR INFATIGABLE




Adios Elias, el maestro del cine español de autor. Crecí con sus películas de los setenta. desde El espíritu de la colmena- en mi primer festival de San Sebastian -, hasta nuestras interminables comidas para dar alas a nuevos proyectos en los noventa.

Infatigable, creativo, listo.....se inventó la nueva historia del cine español en la segunda mitad del siglo XX.

6.6.13

MUÑOZ MOLINA. El lenguaje del periodismo ( Del documental LA ÚLTIMA PALABRA)



    En el documental  LA ÚLTIMA PALABRA sobre la Real Academia Española y el futuro del español ( dirigido por Javier  Martin Dominguez ) rodamos a Muñoz Molina cuando se preparaba para ingresar en la principal institución de la lengua española.
Entre otras cuestiones, reflexionó sobre el lenguaje del periodismo.

Antonio Muñoz Molina:


 "El lenguaje del periodismo muchas veces lo que te permite es estar en contacto con lo más putrefacto. El periodismo es muchas veces un producto extraño de un maridaje entre la política, los periodistas, los grupos de presión y muchas veces el lenguaje del periodismo es el lenguaje de la política y suele ser muy falso, muy poco sincero. Es un lenguaje que se utiliza para enturbiar, para confundir sin ir más lejos, por ejemplo el lenguaje que utilizan los terroristas en sus comunicados, el lenguaje turbio porque es el lenguaje de la mentira. El lenguaje de la política es un lenguaje hecho para encubrir y un lenguaje muchas veces hecho con descuido con pedantería. 
Una cosa que le hace mucho daño al idioma es la tontería. El otro día estaba leyendo en un periódico importante,   decía no sé que cosa es visible para el ojo desnudo,  en castellano se dice a simple vista esa es una tradición literal del inglés.¿Por qué nadie se molesta en recordar que español se dice a simple vista?. Me molesta mucho que ya parece que no existe la expresión: al día siguiente, si no que se utiliza el día después y eso surgió justo cuando se estrenó una película que se llama :”The day after”, que era sobre una explosión nuclear. El título de esa película se tradujo como “El día después” y ya eso queda.  El estar atento al periódico te sirve para saber cómo se habla, pero también te sirve para estar en guerra permanente.  
El idioma hay que defenderlo de aquello que tiene que ser defendido, no de cosas que no necesitan defenderse. Pero  yo creo que en el periodismo en los medios de comunicación y tal, no por una perversión intrínseca del periodismo y los medios de comunicación sino por algo verdaderamente fundamental que es la degradación de la enseñanza, es como una bola. Si a la gente se le enseña mal  a escribir y a leer y a expresarse, la gente llega a la universidad con faltas de ortografía no se las corrigen, cuando llegan a los periódicos escriben mal y ya no hay correctores ni editores, entonces todo se va acumulando."

5.6.13

CARTA A EVA. Llora por mi....



                                                          Julieta Cardinali como Evita 


Luz frente a oscuridad.  Acción frente a inmovilismo. Lo renovado frente a lo caduco. La lucha de contrarios, madre de todos los guiones, está en la base del enfrentamiento de dos personalidades tan opuestas como Evita Perón y Carmen Polo de Franco en la miniserie dirigida con pulso y acierto por Agustín Villaronga para TVE. El personaje de la líder populista argentina siempre ha sido un filón para generar obras de interés. Desde el trabajo de Andrew Lloyd Weber, Evita es un nombre resaltado en oro para el musical, cine o el teatro. Actrices y cantantes  del peso de Patti LuPone, Madonna o Paloma San Basilio  han seguido dando fuerza carnal al mito. El ángulo propio aportado por Cartas a Eva, en torno a la ayuda Argentina a la España franquista de la autarquía, se ha probado interesante y fructífero. Una nueva Evita, protagonizada con belleza y acierto porJulieta Cardinali, se suma a la lista de reencarnaciones. Le da la replica la siempre eficaz Ana Torrent que ha hecho un largo y sólido viaje interpretativo desde la niña en la mítica El espíritu de la colmena hasta esta “Carmen collares” de rictus ajado y altanero. La miniserie ofrece unas calidades de guión e interpretación que ya quisieran muchas películas españolas dirigidas al estreno en sala. A la solidez de estos valores se suma una ambientación muy destacada, en escenarios y vestuario. Y sobre todo debe resaltarse el ritmo adecuado dada a la historia para retratar con interés para la audiencia un momento turbio y triste de nuestro pasado reciente. La España del hambre y la represión contrasta con los fastos de El Pardo y el asalto de las damas del poder a las joyerías, acentuando los contrastes de una época mórbida. Era un tiempo de llorar por  aquella España a la que llega el rayo de luz de la milagrera Evita. Villaronga, redimido por fin para el gran cine por Pa negre, bendice esta película-en-dos-partes reservándose el guiño de actuar como capellán de los Franco. Botón de muestra de la calidad del reparto hispano-argentino, incluida una brillante Carmen Maura. Nuestra verdadera Carmen. 







EVA PERÓN: JULIETA CARDINALI
CARMEN POLO: ANA TORRENT
JUANA DOÑA: NORA NAVAS
PACA: CARMEN MAURA
FRANCO: JESÚS CASTEJÓN
LILIAN: MALENA ALTERIO
JUAN PERÓN: HÉCTOR COLOMÉ
VALIA: MARINA GATELL
ALEXIS: JULIÁN SOLER
MANOLO: RUBÉN OCHANDIANO
JEFE DE POLICÍA: CARLOS FUENTES
CURA PRISIÓN: ANDRÉS HERRERA
PÁRRACO NUNCIO: MINGO RAFOLS
FUNCIONARIA PRISIÓN: MARÍA ISASI
PACÓN: FERMI REIXACH
POLICÍA DE PAISANO: IVÁN MORALES
GENARO: MARCEL BORRÀS
RAMÓN: BRUNO BERGONZINI

THE WAY



Foto (c) JMD

ALBANIA SALE DEL MISTERIO.