24.11.07

EMILIO SANZ DE SOTO
Escritor y cineasta

NUESTRO HOMBRE EN TANGER


Era nuestro tangerino de cabecera. Una historia viva y ambulante de una época dorada, la del Tánger Internacional, que Emilio se vio obligado a recordar gustosamente y a contar repetidamente ante el antojo de las nuevas generaciones fascinadas por la ciudad mítica de Bowles y Capote, de Barbara Hutton y Jane Auer.

Era el hijo del director del Banco de España y de la bolsa de la ciudad norteafricana, cuya realidad, enredada en historias de espionaje y negocios fronterizos, superaba a los guiones de “Casablanca” o las novelas a lo “Déjala caer”. Emilio la vivió como nadie de su época. Revoloteó entre las familias cristianas de aquel Tánger multicolor, entre las celebraciones judías y la vistosidad de la morería de la cashba. Todo vio y removió. Jaleaba a los pintores, como Runyan y Pepe Hernadez. Movía el cine club con Pepe Carleton. Se entusiasmaba con la literatura y alababa a su amigo del alma Angel Vazquez, padre de La vida perra de Juanita Narboni.

Colaboró ya en el cine de Buñuel (preparando Viridiana) y sobre todo trabajó como director artístico de Saura (Perppeming Frappé, Stress es tres tres, y muchas mas). Salió quizá por ultima vez en publico, y ya en silla de ruedas, para homenajear a su querida Geraldine Chaplin, en la cena de la medalla de oro de la Academia de Cine. Geraldine era su mujer favorita, como antes lo fue jane Bowles. “Todo en ella se convertía en duda, y la duda le generaba angustia”, decía Emilio sobre la escritora norteamericana, en la película documental “Mapas de agua y arena”, dedicada a la vida nomada de los Bowles. Duda y angustia, entre las que tambien vivió Emilio. Todos le animamos a escribir mas, esos libros y memorias llenos de sabiduría y personajes… pero el prefería recitarlos en tertulia para los amigos, mostrándose como monumento vivo de la memoria de una ciudad irrepetible. El alma de Tánger había habitado para siempre a Emilio, y el nos la hizo soñar para siempre.




EMILIO SANZ DE SOTO.
Sec de "Mapas de agua y arena. Las vidas de Jane y Paul Bowles"
'Todo en ella se convertia en duda y la duda engendraba angustia. Iba yo todos los dias a ver a mis entranables amigas Isabelle e Yvonne Gerofi en la Librerie des Colonnes y al lado habia un cafe que se llamaba Claridge y me encuentro a Jenny descompuesta. "Pero que te pasa Jenny?". Dice: "Emilio, un horror. Creo que he perdido la llave, Paul, como sabes, esta de viaje, yo no puedo entrar en mi casa, no se que hacer. Pero la solucion o no solucion al problema esta aqui, aqui", y me senalaba el bolso, "este bolso tan lleno de problemas." Le dije "Jenny, por que no abres el bolso?". "No puedo, yo no puedo", cosa que entiendo. Entonces le invite a que pasara a Claridge, nos pusimos en una mesa del fondo y cogi el bolso - ah!, le dije al camarero que trajera un papel, un papel de seda- abri el bolso y salio: muchas lentejas, lentejas; un pajaro muerto, un espejo roto y la llave. Jenny cogio la llave entusiamada y una vez que ya tenia la llave consigo me dijo: "pero mira todos estos problemas que tengo que resolver. Tengo que enterrar este pajaro, tirar al mar este maldito espejo roto porque trae
mala pata, y estas lentejas que se me escapan por todos lados meterlas en un saquito." "Bueno, eso se puede arreglar". Efectivamente, llamo al camarero, metimos las lentejas en un saquito, cogimos un taxi, fuimos al puerto, tiramos el espejo roto al mar y, al lado de su casa, en un terreno baldio que habia, hice un boquetito y enterramos al gorrion muerto. Y cuando la despedi en la puerta de su casa, ya con la llave para abrir, lloraba de emocion diciendome: "me has salvado Emilio, tu me has salvado". Esa era Jenny Bowles.


EMILIO SANZ DE SOTO

Adios a nuestra "alma tangerina", al gran contador de historias del Tanger Internacional, y del cine español que se hizo en Hollywoood, y de Bunuel, Saura...
Gracias Emilio por tus fotos de Paul Bowles y Jane Auer, y el resto de los expatriados de lujo en Tanger.
Gracias por aquellos testimonios sobre Jane que revivia con tu voz ante la cámara, en Mapas de agua y arena.

20.11.07

FESTIVAL DE HUELVA

MANOLO PEREZ ESTREMERA.
Homenaje en el Fesival de Cine Iberoamaricano de Huelva

Arturo Ripstein y Jose Luis Cuerda leyeron dos textos llenos de emoción, amistad y calidad literaria

12.11.07

Fred W. McDarrah, Fotógrafo del Village Voice



El ojo de la generación beat

Javier Martín-Domínguez

A lo largo de una dilatada vida profesional de cincuenta años, Fred McDarrah ha fotografiado la vida cultural y social de Nueva York, siendo el ojo que mejor documento la generación beat, los movimientos underground y contraculturales que tuvieron la capital del mundo como escenario. Ha muerto a los 81, cuando dormía, en su casa de Greenwich Village.
Editor de fotografía del semanario fundamental de la ciudad, The Village Voice, por su cámara pasaron desde Bob Dylan a Andy Warhol, Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Cuando la bomba del Weather Undergroung dejó en ruinas una casa de la calle 12, allí estaba McDarrah, un sabio del foto periodismo, que sabia colocarse siempre en primera fila para hacer fotos con historia. Enfunadado en sus vaqueros y su chaquetilla de cuero, Fred era un icono del Bajo Manhattam.
Con su actitud de socarrón chico de Brooklin, siempre tenía un comentario mordaz a la actualidad con su cerveza en la mano en los garitos de University Place. La avidez noticiosa de su juventud la convirtió en maestría como editor y maestro de nuevas generaciones de fotógrafos del Voice, desde Sylvia Plachy a James Hamilton y Pamela Duffy.
La exposición de fotos de artistas organizada por la galeria de Chelsea Steven Cáncer, hace solo un año, llevó al The New York Times a calificarla de “la enciclopedia visual de una era de la escena cultural”, incluyendo retratos de Janis Joplin, Charlotte Moorman o Jasper Jhons. Dominaba el ambiente cultural y, como era obligado para el periódico alternativo de la ciudad, el mundo tambien espectacular de los políticos neoyorquinos. Si no los captó su objetivo es que no eran nadie.
EL PAIS. Nov 2007



5.11.07


SO LONG, ...

PETER VIERTEL
guionista y escritor
AMIGO SIN PELIGRO

Javier Martín-Domínguez

Se ha ido como un caballero, como el gran caballero que era. Solo después de dejar pasar delante a su dama. Durante los últimos años, Peter Viertel era el celoso guardian de su esposa, Deborah Kerr, a la que protegía elegantemente del ojo publico en su enfermedad. Como lo hacia Peter: con una sonrisa y sin darle importancia. Cuando se conocieron en Viena, durante el rodaje de “Rojo amanecer”, hubo amor a primera vista (y una culminación en la casita alquilada en Guetaria). Lo cuenta en sus memorias, y describe a la que sería la mujer de su vida como “modesta, inteligente, con un carácter sencillo y directo”. Parece que hablase de el mismo. Porque asi era el Peter Viertel que yo y otros amigos hemos tratado. Atlético, de amplias hechuras, sonrisa dispuesta y un verbo directo…hasta en un español que decía haber aprendido con la gente del toro.
Fué amigo de Dominguín, con el que conoció a Picasso y con el que viajo de plaza en plaza. Como lo fue sobre todo de Hemingway (al que llamaba Papá) y de Huston, presenciando su lucha de egos durante el rodaje en Cuba del guión China Valdés ( We were strangers). Hijo de grandes de Hollywood (su madre la actriz y escritora Salka Viertel, y su padre el poeta y director Berthol Viertel), terminó codeándose por merito propio entre los mas grandes, desde Hitchcock (Sabotaje) a Huston (La reina de Africa), hasta el presente con Clint Eastwood, y su Cazador blanco, corazón negro.
Revivimos pasajes de Hemingway- “con sus furores súbitos y tremendos, que me recordaban el carácter irascible de mi padre” -, al trabajar en el guión de una producción sobre hoteles literarios, inspirada por Manu Leguineche y producida por Beatriz de la Gándara. Con un martíni seco de aperitivo , recordamos el Harrys veneciano o el Crillón parisino y como se hizo cine “Fiesta. The sun also rises”. Y siempre estuvo dispuesto a hablar de cine para la cámara. No tanto de si mismo. Simpático, pero discreto. No le gustaba presumir. Ni de sus novelas, aunque fuesen lo mas querido de su creación. Tras la reciente publicación de “Una bicicleta en la playa”, un amigo le felicitó y comentó: “Tengo que leerla”. “Solo si tienes un viaje por medio”, respondió Peter.
Metido en años, Peter Viertel guardaba la estampa de aquel chico del surf de California. Sano y despierto. Se sentía orgulloso de haberlo importando a las playas de sur de Francia. Afincado ,y afincado de verdad, en Marbella, salía de su casa de El Canto para el partido de golf con la cara alta y la mirada lejos, como el chico que busca su ola perfecta. El paisaje de la sierra le parecía “no muy distinto” al de la Santa Mónica de su niñez, aunque este paraíso que encontró en España “se deteriora mas rapidamente que aquel”.
Le contaba a Juan Cruz que Hemingway le reprochó no acudir a una cita en Logroño, con uno de sus latigazos verbales. “Un amigo no falla a una cita a no ser que haya muerto”. Será la única a la que Peter faltó. Amigo de sus amigos- hasta de los mas peligrosos –, solo rehuyó nuestro último encuentro para rodar su biografía,…aunque dejó la puerta abierta a que se hiciera como una ficción. Mantendremos la cita, con discreción.
EL PAIS. 6 nov. 2007

ALBANIA SALE DEL MISTERIO.