Mostrando entradas con la etiqueta USA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta USA. Mostrar todas las entradas

8.12.10

JOHN LENNON, ASESINADO. Mi crónica de aquel día de diciembre desde New York

A traves de su jefe de cultura de aquel momento, Juan Cruz, El Pais me pidió con urgencia una crónica desde Nueva York sobre el asesinato de John Lennon. Firmada con el pseudonimo de Juana G. Ciero, ya que trabajaba para otro medio, estas fueron mis impresiones de aquel rápido viaje nada mas conicer la noticia,  desde mi casa en  la Calle Diez hasta Central Park West,  donde empezaban a arremolinarse gente junto al Dakota tras el increible atentado.

Ver tambien
http://www.rollingstone.es/specials/view/las-ultimas-24-horas-de-lennon-minuto-a-minuto


  


-- El ex "beatle" John Lennon fue asesinado en Nueva York por un perturbado mental que quiso ser músico --


JUANA G. CIERO, - Nueva York - 10/12/1980
( JAVIER MARTIN-DOMINGUEZ )

Un joven, músico de veinticinco años, al parecer con sus facultades mentales perturbadas, acabó con los cuarenta años de vida del ex miembro de los Beatles John Lennon, mediante varios disparos de pistola calibre 38. El artista británico, afincado en Estados Unidos, llegaba en compañía de su esposa Yoko Ono, hacia las cinco de la madrugada del martes (hora de Madrid), a su residencia en el lujoso edificio Dakota, de la calle 72 de Manhattan -donde fue rodada en su día la trágica película La semilla del diablo, de Polanski-, cuando un joven llamó su atención con un «¡Oye, John!». Al mirarle recibió a bocajarro varios impactos de bala. Los esfuerzos de la policía y los médicos del Hospital Roosvelt para reanimarle fueron inútiles.

El presunto homicida, que permaneció en el lugar de los hechos y fue detenido sin resistencia, se llama Mark David Chapman, de veinticinco años, con residencia en Hawai y sin empleo conocido en los últimos tiempos, aunque trabajó con anterioridad como guardia de seguridad. Sólo llevaba una semana en Nueva York y había solicitado esa misma tarde un autógrafo del cantante sobre la cubierta de su último disco, cuando salía de su domicilio.Lennon, que celebró su cuarenta cumpleaños el pasado mes de octubre, acababa de sacar a la venta su primer disco en los últimos cinco años, grabado en colaboración con Yoko Ono y con el título Double fantasy. En la contraportada del mismo aparece una foto de la pareja con el edificio donde vivían y donde se produjo el asesinato.

La canción Just like starting over, que recuerda el sonido de los primeros años de los Beatles, es en estos momentos uno de los grandes éxitos de venta en Estados Unidos. Al día siguiente del asesinato, las tiendas discográficas están abairotadas para comprar la última obra musical de John Lennon, convertida ya en un fetiche para sus seguidores. La edición, probablemente, se ha agotado ya en estos momentos, dado el espectacular ritmo de ventas. Ayer, de no haber sido asesinado, el ex Beatle debería haber dado los últimos retoques a su nueva producción.

Asesinato por publicidad
El asesinato -sin conocerse aún datos policiales sobre las declaraciones del detenido- parece obra de un perturbado en busca quizá de una macabra publicidad, como ya ha sucedido en otras ocasiones en este mismo país y en hechos relacionados con el mundo del espectáculo.«Es tan importante como el asesinato del presidente Kennedy», declaraba el teniente John Schik, uno de los policías encargados del caso. La misma frase se ha podido escuchar de labios de otros jóvenes norteamericanos, para los que Lennon era más que un cantante y un ex beatle; era todo un símbolo de honestidad, independencia y libertad comprometido en la lucha por distintas causas sociales.

Sus intervenciones en marchas, los recitales benéficos y su postura crítica respecto del sistema estadounidense se consideraron como motivo subyacente en el intento de las autoridades norteamericanas para deportarle del país aduciendo que pesaba contra él un cargo por posesión de drogas en Inglaterra, su tierra natal. John Lennon, su esposa americano-japonesa, Yoko Ono, y un hijo pequeño del matrimonio vivían desde hace varios años en una granja del Estado de Nueva York en total reclusión, apartados de la vida social. Sólo recientemente había saltado de nuevo a las páginas de la Prensa con motivo de la grabación de su álbum Double fantasy y de su traslado a Manhattan.

Hasta la separación del grupo musical, en 1971, Lennon estaba considerado como la cabeza rectora del mismo. Sus discrepancias con Paul McCartney y los problemas con la compañía discográfica y la relación de Lennon con Yoko Ono fueron las causas que precipitaron la separación del mítico grupo.
Lennon y McCartney están considerados como los más prolíficos compositores en la historia de la música moderna. Lennon intervino en las películas Qué noche la de aquel día y Help. Es autor además de dos libros de fino humor: "A spaniard in the work" e  "In his own write".
En las canciones de su último álbum vuelve a salir a flote su apasionado amor por su esposa, Yoko Ono, con la que contrajo matrimonio en 1969, tras divorciarse de la que fue su compañera de colegio Cynthia Powell. «Fuimos a París de luna de miel», recordaba, «y la interrumpimos para ir a casarnos a Gibraltar». «Amo y rezo por la humanidad. Por favor, hacer lo mismo por él», han sido las palabras de su viuda tras la muerte del cantante.
Cientos de personas, algunas con lágrimas en los ojos, se acercaren al lugar de los hechos poco después de conocerse la noticia. En los ambientes intelectuales progresistas de Nueva York y entre todos los amantes de la música, Lennon ocupa un lugar importantísimo, a pesar de sus años de ausencia del mundo musical. Su vida se ha truncado cuando era el momento de su regreso, con canciones con letras como esta: Cierra tus ojos, / no tengas miedo, el monstruo se ha ido.



Yoko Ono pide diez minutos de silencio por 

John Lennon en todo el mundo

 Nueva York 12 DIC 1980(Javier MARTIN-DOMINGUEZ)
La viuda de John Lennon, que ha pedido a todos los admiradores del cantante que guarden el próximo domingo diez minutos de silencio en homenaje a su marido asesinado, declaró ayer que esta no es para ella una hora «de odio y desilusión», sino un momento de reflexión sobre el mensaje de paz que ha dejado el ex beatle muerto, un mes después de haber cumplido los cuarenta años, por los disparos de un perturbado al que aparentemente no le agradó el autógrafo del cantante.

MÁS INFORMACIÓN

John Lennon ha dejado en testamento una herencia de treinta millones de dólares (más de 1.300 millones de pesetas), que se dividirá, en partes iguales, entre «mí amada esposa, Yoko» y un patronato para obras sociales, del que su viuda será la administradora.Los treinta millones de dólares no son más que la punta del iceberg de su fortuna, calculada en otros 110 millones de dólares más (7.700 millones de pesetas), que también irán a parar a ese fondo
La llamada Spirit Foundation (Fundación Espíritu) empezó a funcionar con una donación inicial del cantante, de más de siete millones de pesetas, que han sido destinados a obras de caridad, ayudas a centros hospitalarios de Harlem, subvenciones para la emisora de radio más progresista de Estados Unidos, Radio Pacífica, y el canal de televisión educativa WNET, compra de chalecos antibalas para la policía de Nueva York.John Lennon ha dejado en testamento una herencia de treinta millones de dólares (más de 1.300 millones de pesetas), que se dividirá, en partes iguales, entre «mí amada esposa, Yoko» y un patronato para obras sociales, del que su viuda será la administradora.Los treinta millones de dólares no son más que la punta del iceberg de su fortuna, calculada en otros 110 millones de dólares más (7.700 millones de pesetas), que también irán a parar a ese fondo
Su viuda, Yoko Ono, se ha negado a celebrar un funeral público tras ser incinerados los restos del músico británico, y ha pedido a sus admiradores que hagan una pausa de diez minutos -en vigilia silenciosa- a partir de las ocho de la tarde del domingo (hora de Madrid).
Los móviles del asesinato
Aparte de las ya conocidas, detectives de Nueva York han establecido éstas como las causas que llevaron a Chapman a disparar contra Lennon: declaró a la policía que el diablo le había incitado a cometer el acto homicida; criticó la declaración de Lennon en 1965 de que Los Beatles eran más importantes que Jesucristo. Es una teoría que la policía toma muy en serio; el cuadro de Dalí sobre el asesinato de Lincoln pudo ser motivo de inspiración; le endureció la evidencia de que el autor de una canción como Working class hero (Héroe de la clase obrera), de la que es autor Lennon, «se dejara corromper por el dinero»; dijo que una parte de él le obligó a disparar, otra parte de su ser se negaba.
El asesino, Mark David Chapman, que está siendo analizado en un centro psiquiátrico neoyorquino, había retornado últimamente a su fe cristiana, dentro de los grupos denominados como cristianos renacidos.Según sus conocidos, era un Jesús freak (loco por Jesús).
En medios próximos a los doctores que le examinarán durante treinta días en el centro psiquiátrico Bellevue, de Nueva York, una de las teorías para explicar el comportamiento del asesino es que el antiguo paciente mental y guarda de seguridad desempleado quería ser el propio John Lennon, y necesitaba deshacerse del «original».
Aparentemente, Chapman pasó su vida emulando al ex beatle. En su último día de trabajo como guarda de seguridad en Honolulú firmó como John Lennon en la hoja de salida. Vestía el mismo tipo de ropa que el asesinado, e incluso a veces llevaba una chapa con el nombre John Lennon encima de otra con su nombre propio. Como el ex beatle,estaba casado con una mujer de pequeña estatura y de origen japonés.
Así, algunos expertos concluyen que el asesinato de Lennon fue un acto de «suicidio psicológico» por parte de Chapman.
Dos personas, una joven y un hombre, se han suicidado en Estados Unidos porque no pudieron superar el efecto emocional de la noticia de la muerte del ex beatle. Uno se disparó un tiro en la boca y la otra falleció a causa de una dosis masiva de barbitúricos.
Yoko Ono, la viuda del cantante, comentó a los periodistas que no sentía odio por el asesinato de su esposo: «No es hora para el odio o la desilusión. Todavía hemos de construir el futuro. Los ochenta sólo florecerán si la gente acepta la paz y el amor en sus corazones».
En 1967, Lennon intervino en la película Cómo gané la guerra, en una de cuyas secuencias es herido por el fuego enemigo. Entonces se vuelve hacia la cámara, y con el dedo índice apuntando hacia el público dice: «¿Tú no pensabas que esto me pasaría a mí, eh?» Trece años después no es cine, sino realidad, «pero eso no significa», según Yoko Ono, «que su mensaje haya desaparecido. Su mensaje y su testimonio perdurarán».

JOHN LENNON. Treinta años despues

La noticia corrio como la polvora. De radio en radio. Igual que habia tocado los dias previos su Starting over, ahora hablaban de su asesinato a las puertas del Dakota. Para no creeselo. Pero sali de inmediato de mi casa en la calle Diez para encontrarme junto a Central Park West a la policia que controlaba el acceso a la casa y a un grupo creciente de curiosos. John estaba muerto. El sueño herido de una generación. El fin de una epoca, y el comienzo de los ochenta...
--------------------

CRONICA DE LOS OCHENTA. AMERICA ERA UNA FIESTA
El mundo iba a cambiar. Lo sabíamos todos, aunque no lo dijese nadie abiertamente. Para preparar el advenimiento del nuevo orden, en los Estados Unidos de América se preparó una larga fiesta de prologo, con Nueva York como principal escenario. Los años ochenta fueron la verdadera década prodigiosa, preludio de la caída del muro entre los bloques . Tuve el privilegio tanto personal como profesional de vivirla intensamente, y poder contarla alternativamente para radio, prensa y televisión.

Desde el asesinato de John Lennon en el edificio Dakota, al nacimiento del fenómeno Madonna. Del secuestro de los rehenes americanos en Teheran con Carter como presidente, al final del reaganismo y el caso Irán-Contra. Del lanzamiento del primer transbordador espacial en cabo Cañaveral a la desintegración en mil añicos de uno de ellos.

Llegué a América para quedarme el dos de enero de 1979. Aun siento en los tobillos el corte helador del viento washingtoniano en medio de una ciudad cubierta por la nieve. El taxi que me conducía desde el aeropuerto Dulles al hotel cruzó por delante de la casa Blanca habitada aquellos días por un Jimmy Carter al que le esperaban días de tensión y turbulencia que tendría que cubrir para Radio Nacional de España. Apenas viví un año en la capital federal antes de trasladarme a mi destino deseado de corresponsalía, New York-New York, para sustituir a mi maestro y compañero Cirilo Rodrigues. Pero los escasos meses washingtonianos- ciudad a la que volvería repetidamente a lomos del puente aéreo –fueron fundamentales para iniciarme en la geografía política de la primera potencia. Un mundo de embajadas, funcionarios, lobitas, secretarías y políticos de variado pelaje que convergían finalmente en el Natioal Press Building donde los periodistas teníamos nuestras oficinas y el Club de prensa. En aquel mundo grande, de avenidas descomunales e inmensos poderes, resultaba sorprendente la estrechez de la sala de prensa de la Casa Blanca. Aun sigue en activo la entonces ya veterana Helen Thomas, decana d los acreditados, que abría y cerraba las ruedas de prensa presidenciales, y que daba ejemplo de pundonor y objetividad en la cobertura del recinto mas poderoso de la tierra. Dos grandes puntales del periodismo español, Juan Roldán y Curry Valenzuela, fueron mis tutores del momento, y el actual y destacado corresponsal de La Vanguardia en Londres, Rafael Ramos, mi compañero de fatigas por el barrio de Georgetowm.


Pase de una casita de dos plantas en pleno corazón del céntrico barrio sin metro en Washington (“Para que no e llene de negros”, decian las malas lenguas en una época en la que ni se vislumbraba el sueño de Obama), a un escueto apartamento en el Greenwich Village neoyorquino.. Tenía una vista oblicua al Empire State, y lo alquile a primera vista por que era difícil encontrar hueco en el viejo barrio de la bohemia en el que la noche nunca acaba. El quiosco de Sheridan Square me tenía de cliente fijo para hacerme con la primera edición calentita del The New York Times que aparecía hacia las once de la noche. Una verdadera Biblia informativa, que marcaba la agenda de lo noticiable y que daba lecciones diarias en acumulación de datos y estilo de escritura.


Uno disfrutaba de grandes lecciones de periodismo en cada pagina del Times, en los Evening News de Cronkite, Rather, Jennings y Brokaw, en las emisiones del All Thigns Considered de la radio publica o de la progresistas WBAI, en The NewYorquer y en la crónica político-cultural de James Ridgeway o Nat Hentoff en The Village Voice, el medio que por cercanía, interés y amistad mejor viví por dentro,. Otros como el maestro del nuevo periodismo Tom Wolfe habían saltado del nuevo periodismo a la novela, para hacer un fresco de la época en La Hoguera de las vanidades, que resultó ser un título emblemático para a misma. Era una constelación de grandes profesionales, que sabían combinar el respeto al dato con la escritura creativa.


Me estrené prácticamente con un año electoral, que estuvo tintado de un factor externo que enturbiaría l campaña y afectaría a la historia de los medios. La toma de los rehenes de la embajada de Teherán, tras el exilio del Sha, mareo hasta hacerla colapsar a la presidencia de Jimmy Carter. La tensa espera por su liberación llevo al nacimiento de un programa especial diario en l ABC presentado por Ted Koppel, que se transformaría en el exitoso formato informativo Nightline. Tenia que llevar la radio puesta con auricular en cualquier momento, ante la liberación inminente que nunca se producía. No llego hasta el mismo momento de la jura del nuevo presidente Ronald Reagan que marcaría la década y que entre su guerra de las galaxias y la colaboración de Gorvachev conseguiría finalmente la caída del muro de Berlín.


LA CAMPAÑA DEL 80. « Conservo un pín de la campaña americana del 80, quizá el mas simple aunque tambien uno de los mas grandes, que lleva inscrita entre círculos la palabra "OPEN". Era el grito de guerra con el que los seguidores de Edward Kennedy querían conseguir que los delegados comprometidos durante las elecciones primarias quedaran libres de ataduras y decidieran su voto allí, en la convención demócrata que se desarrollaba en el Madison Square Garden de Nueva York.


Jimmy Carter entonces presidente aspiraba a un imposible segundo mandato, lastrado ante la opinión publica por el fiasco de los rehenes de Teheran, por los que le tachaban de entreguista al aceptar el traspaso de la soberanía del canal a Panamá, por una economía que no acababa de levantarse... El populismo de Reagan y las conexiones de Bush amenazaban claramente a los democratas y solo Edward Kennedy mantenía viva la llama del entusiasmo, que iba creciendo de su parte mientras se llegaba a las puertas de la convención en agosto. Los números le negaban la opcion de seguir el camino de sus hermanos, y los pins con el OPEN eran la última palabra a la que agarrase a la desesperada para salvar la candidatura, el partido, y quizá el país.


Se reunió con sus fervientes seguidores en el hotel frente por frente del Madison SG para una ultima arenga. Su verbo fluido, su tez risueña, su corpachon empujando, Kennedy se hacía notar y desear. Fue la primera vez que le vi cara a cara, cuando le entreviste para mi corresponsalía de entonces, la de Radio Nacional de España. Derrochaba ilusión aunque con la medida bien tomada, la de un político hecho en su propia casa, dentro de una saga aunque con mas peso personal que el colocaba como simple tercero de los Kennedy. Pero cuando se subió al pedestal montado en el MSG para lanzar su arenga a los enfervorizados delegados, amigos, periodistas y políticos curiosos, Edward Kennedy dejo claro en el primer minuto, tras unos interminables aplausos de aliento, que "no estaba allí no para defender una candidatura, sino para reafirmar una causa". Hizo un discurso histórico- conservado hoy entre los mas preciados de la gran retórica politica americana -desgranando con pasión las claves de la politica liberal y democratica, la mas cercana a la clase trabajadora de los dos grandes partidos, y denunció hasta la carcajada la política reaganista que se venía encima. Para cerrar, recurrió a unos bellos pasajes del poeta favorito de la familia, Tennyson:


"I am a part of all that I have met
To [Tho] much is taken, much abides
That which we are, we are --
One equal temper of heroic hearts
Strong in will
To strive, to seek, to find, and not to yield."


El discurso de una derrota se había convertido en la mejor arenga para plantar cara al enemigo político común. Kennedy y los suyos no consiguieron la convención abierta, pero si ganar animo, mantener ilusión para la batalla politica que se avecinaba. La magia del último Kennedy estaba servida, para dejar claro que meter el corazón en un puño hablando con el corazón en la mano es el arte de unos pocos. Edward Kennedy demostro quien era y que estaba maduro para la ocasion. Había perdido aquella batalla, pero ganó la guerra por el control de los ideales que defendería el Partido Demócrata hasta la fecha. Su verbo sí triunfo. Pero la campaña del 80 estaba sentenciada».


Se impuso fácilmente Reagan sobre Carter,, sobrevivió heroicamente a un tentado, recortó el gasto publico, las regulaciones y los servicios para hacer supuestamente un gobierno mas pequeño y amenazó con una guerra de las galaxias, con tufillo hollywoodiense para abrir brecha. Reagan se deshizo a la siguiente convocatoria de Mondale, al que de poco le sirvió colocar a la primera mujer, Geraldine Ferraro, como aspirante a la vicepresidencia. Y en mi tercera cobertura de campaña, ahora para televisión, abrió a Bush padre el camino de la victoria, en otra convención antológica. Los republicanos en Nueva Orleáns. Para despedir al actor metido a ideólogo de la oleada conservadora en olor de multitud, y aupar a Bus, que leyó un discurso antológico firmado por Peggy Noonam (“One thousand points of light”) que le hizo adquirir por vez primera estatura presidencial, tras un pasado tan lleno de cargos como limitado en estrellas. Con todo, lo mejor de las campañas lo encontré en los caucus de Iowa, con la política de base, cara a cara y votos a mano alzada. Principio y fin de la democracia americana.


El nuevo orden mundial se estaba dibujando. El enfrentamiento de radicales islámicos de distinto signo abría la década que culminaría con la caída del muro. Fin de la guerra fría y la apertura del nuevo frente en las guerras del desierto. Entre medias cubrimos una guerrita- la invasión de la isla de Grenada –durmiendo hacinados en los hoteles y paseándonos en aviones militares desde Barbados. Mas cruda fue la marcha guerrera en Centroamérica. Lo curioso de aquellas coberturas es que te quedaras en aquel fin del mundo llamado Tegucigalpa, y en el hall del hotel te topases con los pilotos americanos que apoyaban a la contra nicaraguense y, para sorpresa, con el ministro israelí de defensa del momento, Ariel Sharom.


Otro espectáculo periodístico sin par era ver la Casa Blanca volando. Los viajes presidenciales tienen su ritual, su enjundia y un despliegue tecnológico-periodístico sin igual, asegurando toda la logística para que los enviados especiales tuvieran el mayor acceso y la seguridad de la transmisión. No es metáfora, como si la mansión presidencial y no solo el “Air Force One”, se mudara de sitio con sus aparachis, las mesas de trabajos, las caravanas de coches… todo en orden en cualquier sitio del planeta donde ponga pie el presidente. Con Reagan reímos en Brasil, cuando dijo que estaba feliz en Bolivia. Y volamos hacia Moscú para dar el abrazo final a Gorvachev. Comunicados, notas del pool, horarios demenciales,….y los mejores hoteles del circuito. Todo para que la información fluyese a raudales. La información sobre un mundo que acababa.


Esperando al cambio, al final de la guerra fría, que llegaría justo en 1989, la sociedad se movía entre el auge del conservadurismo económico y social basado en el neoliberallismo de los Estados Unidos de América y el vendaval progresista y artístico que vivía la metrópolis neoyorquina. Para edulcorar aquella fiesta del cambo de fin de siglo, nació la cadena de televisión MTV que elevó el video-clip a formula magistral del corto y la música. Empezó el reinado de Michael Jackson y Madonna. En So-Ho el paseo por el mundo del arte encumbro a los Clemente, Barceló, Basquiat,…Y el depauperado barrio del East Village se hizo el centro de la nueva vanguardia en locales en los que lo cutre se casaba con lo mas vanguardista. Mas allá de los clásicos como el “Village Vanguard”, la nueva ola trajo locales de cita artística fundamentales, como el Red Bar,, o after-hours inigualables como “Save the robots”. Mas las discotecas-museo, como “Area” , Nell´s o Dancetería Un party continuo donde el arte era una forma de vida en la ciudad mas cosmopolita de la tierra.


La fiesta nunca fue completa. El aviso de cambios que venían en aquellos locos años lo dio un pistoletazo de salida. John Lennon había sido abatido a la entrada del Edificio Dakota. Subimos hasta el norte y ya solo vimos angustia.. El beatle mas díscolo había sido asesinado. Aquella crónica te helaba las manos. Imagine. Como helaría el corazón y las mentes la aparición en escena del virus del SIDA.
Sobresaltos sociales y políticos de aquella década, que tambien fue la del Bruce Springsteen del “Born in the USA”, la moda de Donna Karan y las importaciones japonesas de Yamamoto, los nuevos rascacielos de Pei, de Pelli y muchos mas. América reinventandose de nuevo, desplegando todos sus encantos artísticos, bajo el halo amortiguador de un movimiento político populista y conservador, plantado en sus mentes por un actor de Hollywood,. América nunca defrauda.

OSCAR MARINE, EL DISEÑO TOTAL.

        OSCAR MARINÉ es al diseño lo que María Callas a la ópera: la totalidad. Hoy desplegó sus juguetes en el Ateneo. Desde aquellos anunc...