Cartel de la 9ª edición del festival de cine '22 x Don Luis'. / 22xdonluis.es
Hasta el 10 de agosto Calanda, pueblo de tamborradas y famoso por haber sido cuna de
Luis Buñuel, acogerá la novena edición del Festival de Cine
22 x Don Luis, con serios problemas en un futuro para su supervivencia. Se trata de un Festival de Cine de autor que se ha hecho un hueco entre los más dotados que se celebran en España precisamente por la calidad de lo que proyectan y la seriedad respecto al hecho cultural que representa. El alcalde de Calanda,
José Ramón Ibáñez, sin embargo, en la presentación del Festival se mostró contrariado porque la reducción del presupuesto ha hecho “que este año, a diferencia de los anteriores, en que se proyectaban 22 películas en once días, ahora se proyecten 10 en cinco días, por lo que el Festival debería llamarse
10 x Don Luis”.
El Festival está subvencionado con 20.000 euros que salen del Ministerio de Cultura, a través de Filmotecas Españolas y 2.500 euros del Gobierno de Aragón, una bicoca si la comparamos con las ayudas que recibe el CBC, Centro Buñuel de Calanda, matriz del festival, que en palabras de su director, Javier Espada, no recibe un solo euro ni de la Diputación de Teruel ni de la Comarca del Bajo Aragón. Sólo 25.00 euros del Gobierno de Aragón, y gracias ala Caja de Ahorros Provincial y al Ayuntamiento de Calanda, que aportan algo de dinero, el Centro sobrevive. “Sería una vergüenza que un Centro que tiene una proyección nacional e internacional tuviera que cerrar sus puertas. Sería lamentable y habría que pedir responsabilidades a los responsables públicos”. El alcalde lo tiene claro: “creemos que el objetivo del Gobierno es que el Centro se cierre, pero desde el Ayuntamiento no lo vamos a permitir porque se nos caería la cara de vergüenza”.
Javier Espada, respecto al Festival se muestra escéptico pero ilusionado porque por lo menos están las ayudas del Ministerio, pero sin el Centro el festival no tiene sentido, por lo que el destino de ambos está unido. Espada, se lamenta: “Buñuel no es políticamente rentable y apoyan con muy pocos recursos a proyectos de los que ellos no van a sacar nada”.
Pero vayamos al Festival. Por lo pronto el cartel, muy bello, en que han colaborado para su realización Geraldine Chaplin y William Miller. Luego, el lema, Cine, arte contra lo invisible, bajo el que se proyectarán diez largometrajes y diez cortometrajes, y que los responsables del Festival, Javier Espada, del CBC, y el alcalde de la localidad, Ibáñez, han calificado como “las películas que le hubiera gustado ver a Luis Buñuel”.
Cartel de la película 'Leonora Carrington. El juego surrealista'. / 22xdonluis.es
De los largometrajes destacaremos La venta del paraíso, de Emilio Ruiz Barrachina; El molino y la cruz, una película polaca de Lech Mayewski; El artista y la modelo, de Fernando Trueba y Blancanieves, de Pablo Berger, que prácticamente cerrará el Festival.
También, Lluvia en los ojos, de Rita Basulto; Música para después de dormir, de Nicolás Rojas, o El fantástico mundo de Juan Orol, de Sebastián del Amo, aunque será el día de México, el 7 de agosto, el señalado para la proyección de un film que, se supone, es el que marca la diferencia del Festival: El juego surrealista, de Javier Martín Domínguez, una película sobre la vida de la pintora surrealista Leonora Carrington, que noveló en su día Elena Poniatowska, y que ha sido toda una institución en México hasta su muerte en edad avanzada.
Precisamente es México el país encargado de dar resonancia internacional a este evento ya que sus instituciones se han volcado desde la primera edición del Festival y todos los años proyectan varias películas de esa nacionalidad, ya que consideran a Buñuel casi como un cineasta propio y que otorgó al cine mexicano una dignidad y categoría que hizo se respetara fuera de sus fronteras.
Calanda, pues, celebra este Festival en plena crisis económica, algo que no preocupa demasiado a sus promotores ya que desde su fundación el Centro Buñuel ha desarrollado sus actividades con una preocupante precariedad. No deja de haber un rasgo cruel, también puede servir de metáfora, en el hecho de que celebremos los treinta años de la muerte de Luis Buñuel cuando la institución encargada de su legado en el lugar de su nacimiento se vea obligada a llamar la atención de los ciudadanos sobre su lamentable situación. Entre película y película es lo que desde aquí hacemos recordando que en México, con ocasión del treinta aniversario de su muerte, se están organizando actos conmemorativos de cierta importancia y que se ha inaugurado una Casa Buñuel en la que fue última residencia del director en aquel país. Sin comentarios.