JAULA DE GRILLOS
Javier Martín-Domínguez
Imaginemos- porque cualquier cosa es imaginable en la España
del año 13 –que un presidente del gobierno se dedica fundamentalmente a
pasearse por las múltiples tertulias televisivas y radiofónicas. A poco
florentino que fuera, saldría airoso de cualquier lance. Con un poquito de pose
vacua a lo Zapatero, mas unas
frasecillas en línea con el suarista “puedo prometer y prometo” y todo rehogado
con un “no, pero si a la OTAN” de González, el guiso del presidente tertuliano
se cocinaría a gusto de todos. Tendríamos así felizmente un presidente
charlatán, coreado por parlanchines, que dejaría a un lado esos pesados asuntos
de estado para entregarse a la algarabía del parloteo, convirtiendo al país en
un remedo de mesa camilla con partida de mus. Subidas de tono, como grillos en
verano, las tertulias derriban presidentes con la misma facilidad que los
tahúres envidan y lanzan órdagos con cartas marcadas. Hace tiempo que el lúcido Cioran definió a los españoles
como charlatanes por desesperación. Y en
eso seguimos. Mejor hablar mucho que hacer algo. Ha bastado que los aires de
crisis remitan un poco para que en el mes de la pesada canícula, siempre
dado a conspiraciones ahogadas en
sudor, se disparen todas las alarmas. Bigas Luna creó aquel gran final de
película con los protagonistas matándose a jamonazo limpio, en una goyesca
orgía de estupidez y muerte. Los tertulianos, elegidos como coro por no se sabe
quien, calientan el terreno de juego pidiendo sangre o la salvación del
gladiador. El ruido crece porque se sabe científicamente que “cuando la temperatura del entorno es
elevada, tal como ocurre en el verano, los grillidos de los grillos van en
aumento”. Ruido y mas ruido en aras del gran periodismo, que en este caso no es otra cosa que dar pábulo a
las cuitas de un tesorero despedido por pillarle con la mano en la caja.
Confundido el periodismo con el chantaje y la tertulia con el circo romano,
terminaremos definiendo el ejercicio del poder como la dejadez institucionalizada.
Los grillos, dentro o fuera de la jaula, son los que mandan.
(El diario vasco.)
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