Javier Martín-Domínguez
En esta época de sospechas y fechorías es bueno avisar a los
detectives para que entren en la escena aunque sea por la puerta de atrás, que
en términos televisivos se llama La 2. Discretamente, como demanda su oficio,
se han presentado ante nosotros los comisarios Montalbano y Brunetti para
protagonizar sendas series ambientadas en Italia, bañadas de aires
mediterráneos que nos resultan propios. Hemos visto tantos detectives
americanos metidos en nuestro salón, que parece extraño que existan agentes de
la ley nacionales o para mas ende europeos, resolviendo casos en el mundo
catódico. El contraste es claro. Frente a las persecuciones en coche, aquí
destaca la ambientación en pueblos o ciudades, desde Sicilia a la bella
Venecia. Frente al predominio de la tecnología científica a lo CSI, aquí prima
el carácter y la intuición personal del detective. Brunetti protagoniza las
novelas de Donna Leon que los alemanes han convertido en serial de alta
calidad. La ciudad de los canales se nos presenta como un ente con vida propia
recuperada de los estragos turísticos para mostrar sus actos mas sórdidos.
Tanto Brunetti como Montalbano pecan de heterodoxia en los métodos para
resolver los casos, en los que sus gastos gastronomicos o la influencia de la
propia familia juegan papeles determinantes. Satisface este ataque de
europeismo de TVE para deleitarnos con otro ritmo, otra estructura, otro
lenguaje en suma para afrontar esta temática tan eficaz para el medio, frente a
la narrativa mas esquemática del modelo americano. España ha tenido sus nombres
propios recientes en la novela de detectives llevadas al audiovisual, desde
Plinio a Pepe Carvalho, y la mas actual Laura Lebrel. Ahora que estamos
rodeados de casos reales que parecen mas peliculeros que la ficción- desde
horrendos crímenes a tramas corruptas –es hora de ir preparando nuevas series
españolas que nos sirvan como espejo para encontrar nuestra propia verdad. Los
crímenes por resolver se presentan aquí como meros mcguffins, elementos de
suspense, para radiografiar la sociedad en la que vivimos.
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