EL SELLO DE ELIAS
Javier Martín-Domínguez
Erice y Querejeta reiben la Concha de Oro en San Sebastian 1973
El viejo Cine Doré, sede de la Filmoteca Española, esconde a
la izquierda de su escalinata interior un rincón a modo de salita de espera,
estratégico para ver sin ser visto. Creo que fue el lugar donde charlé por
última vez con Elías Querejeta mientras el público asistía a la proyección
homenaje del documental realizado por Alberto Bermejo y Gerardo Sánchez,
reemitido como polaroid de urgencia por La Dos. Ese espacio parecía el
escenario mas apropiado para Elías, amante de la intriga y experto en la
estrategia. También elegía las mesas de restaurante allá al fondo, para
desmenuzar un nuevo proyecto. Complejo, intimo, cautivador, sagaz…Solo alguien
así podría haber levantado el nuevo atlas del cine español en pleno franquismo.
Había que saber mucho de driblings, como
un buen futbolista, para poder sortear la censura, para elegir guiones y
directores metafóricos, y para encontrar los medios que dieran a la gran
pantalla un oxigeno necesario. Tras sus raybans opacas, Elías disfrutó esa aventura. Se ha ido El
Productor, con mayúsculas, como le tituló Méndez-Leite en la otra pieza
documental sobre Querejeta. Hizo una camada en torno a él, desde Saura a
Chavarri, de Martínez Lázaro o Gutiérrez Aragón, que iluminaron el paso mas
difícil desde cine del Régimen al de la libertad. Creó realmente otra forma de
hacer el cine en España, y con su alma empedernida de delantero de la Real no
cejó en la carrera nunca. Ni cuando cambiaron los tiempos. Iniciado en el
documental, volvió en los últimos años al genero con exigencias de fondo y
forma. Y hasta agarró por los mismos cuernos la cuestión vasca, porque nada se
le ponía por delante al chico de Hernani. Siempre estaba en la brecha, como
abeja independiente que sortea el espíritu de la colmena. Exigente y
testarudo, era una sombra que se
extendía por todos los aspectos del proceso para llevar a puerto una película.
Así consiguió su sello. Recordaba él mismo que Ana Torrent le dijo al terminar
el rodaje de El espíritu de la colmena con Victor Erice. “Elias, tu que puedes, y eres el productor, haz que esto
no acabe nunca”. Una película sin fin.
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