El cine en blanco y
negro toma el Festival de Sevilla
«Veremos si esta tendencia cuaja o es una
moda pasajera», dice el director del certamen, que cree que el b/n y las tres
dimensiones convivirían sin problemas
JESÚS ÁLVAREZ / SEVILLA
Día
24/09/2011 - 00.06h
El Festival de Cine Europeo de Sevilla, cuya edición de 2011 se inaugurará el próximo 4 de noviembre,
parece la prueba del nueve de una nueva moda que parece a abrirse paso en el
mundo del cine: rodar en blanco y negro.
Cuatro películas de distintas nacionalidades llegan a Sevilla sin el color en
plena fiebre por las últimas tecnologías y el cine en
3D que «Avatar» elevó al olimpo del negocio. En los últimos tiempos
la industria cinematográfica ha girado hacia las tres dimensiones, con James
Cameron en cabeza de carrera, para intentar atraer con
un nuevo y sofisticado producto la atención de un público que ha dejado de ir a
las salas a causa del pirateo digital y del abaratamiento de
las grandes pantallas de plasma. El fenómeno 3D ha
estado funcionando muy bien en taquilla durante los dos últimos
años, a pesar de los elevados precios de las localidades, un 30 por ciento más caras, pero el efecto novedad se
está pasando y los datos de recaudación ya han
empezado a caer en EE.UU. Paralelamente al aparente cansancio
que comienza a provocar esta última tecnología, cineastas
consagrados y jóvenes realizadores europeos han retrocedido seis décadas para
volver a rodar en blanco y negro. Dos fenómenos contradictorios que tendrán que
aprender a convivir.
El
húngaro Béla Tarr trae a Sevilla en
noviembre su última película«Turin horse», una
historia sencilla sobre la salud quebradiza de un caballo, inspirada en un episodio vivido por Nietzsche a finales del siglo
XIX y rodada íntegramente en blanco y negro. También la
película con la que se inaugurará el festival sevillano está rodada en blanco y
negro. Con «Los muertos no se tocan, nene», José Luis
García Sánchez cierra la trilogía iniciada por Rafael Azcona
con «El pisito» y «El cochecito». Este
homenaje al célebre guionista ya desaparecido ha respetado la ambientación de
la época y renunciado al color, como también ha hecho la
francesa «The Artist», presentada en el
pasado Festival de Cannes, donde Jean
Dujardin logró una palma de oro al mejor actor. Esa cinta,
que participará en la sección EFA del certamen,
cuenta la historia de un actor estrella del cine mudo que se
niega a dar el paso al cine sonoro y acaba arruinando su reputación.
Su director, Michel Hazanavicius, ha
llegado más lejos puesto que le ha metido una potentísima banda sonora pero ni
un solo diálogo. Una película, pues, muda, que la crítica especializada
considera «una obra maestra contemporánea».
La rusa «Heart's boomerang» («El búmeran del
corazón») será la cuarta película en blanco y negro que podrá
verse en Sevilla y que competirá en la sección oficial del festival.
Se trata de una historia sobre el metro de Moscú que firma Nikolay Khomeriki.
¿El blanco y negro ha venido para quedarse o es un
fenómeno puramente circunstancial?Javier Martín Domínguez,
director del Festival de Cine Europeo de Sevilla, dice que «es pronto para saberlo», aunque cree que podría
convivir perfectamente con las películas en 3D. «No son
fenómenos excluyentes y los dos persiguen objetivos parecidos,
llenar las salas de cine, aunque se dirigen a públicos distintos y a veces se
cae en el absurdo de hacer en 3D películas en la que resulta surrealista»,
comenta.
Más guión,
menos color
Béla Tarr
no es surrealista pero tampoco ha necesitado rodar en color en su última
película. Ha preferido trabajar luces y contrastes con
un gran iluminador e ir al cogollo de la historia. «Cuanto mejor
guión tenga una película, menos artilugios y efectos especiales necesitará»,
afirma Martín Domínguez, que añade que con el blanco y negro «la
luz es muy especial, gastada, lo que puede tener un gran efecto visual en
una sala de cine».
Cuando
Charles Vidor rodó «Gilda» en 1946 no podría seguramente imaginar la
repercusión que tendría en la historia del cine alguna de sus escenas, como la del famoso «desnudo» de Rita Hayworth (de un guante y de
un brazo) o la de la bofetada que le propina Glenn Ford tras
ese provocador, para la época, baile. Pero Vidor sí era muy consciente de que
el blanco y negro iluminaba las caras de sus actores y favorecían la belleza natural
de la protagonista que en ninguna de sus películas posteriores, rodadas en «technicolor», pudo igualar. Por esa y por
otras razones grandes directores actuales como Scorsese, Spielberg, Tim Burton
o Woody Allen han rodado en blanco y negro, un fenómeno que ahora vuelve con
fuerza.
Miquel
Barceló, que acaba de presentar en San Sebastián un documental sobre su
trabajo, sostiene que para llegar a ser un gran pintor hay que atravesar todos
los períodos históricos de la pintura, con sus distintas técnicas y materiales.
Con los directores de cine puede pasar algo parecido. José Luis Garci rodó en
blanco y negro «You are the one» y José Luis García
Sánchez ha hecho lo mismo con «Los muertos no se tocan, nene»,
película inaugural del próximo Festival de Sevilla. «Se ha abierto mucho el
campo en el cine, ahora se hace mucho en 3D, pero también se está volviendo al
blanco y negro, todo vale, si a la gente le gusta», comenta a ABC. Respecto a
su pelicula, afirma que «el blanco y negro forma parte de su ambientación, como
el vestuario de los años 50. Es su estética, aunque rodar en blanco y negro ahora es muy difícil porque desgraciadamente ya no
se revela en blanco y negro. Si este cine tiene éxito y da dinero,
el blanco y negro seguirá. Ojalá sea así», dice.
La verdad
y la mentira
García
Sánchez destaca el impacto que produce la luz sobre los volúmenes y afirma que
«para llegar con el color a la estética de la fotografía de
Gilda tienen que pasar aún muchas cosas. Antes las película eran
pintadas, para mí el blanco y negro era la verdad y el color la mentira».
Para
Michel Hazanavicius, director de «The artist» «lo más
complicado fue convencerme de que este proyecto valía la pena proque
va contra las tendencias actuales, es casi anacrónico: ¡estábamos en medio de la
locura por “Avatar”, en plena moda del 3D!». Y añade: «Es
un cine emocional, sensorial, que sólo funciona sore los sentimientos que has
creado. Es una forma fascinante de trabajar».
La maleta mexicana de
Robert Capa
El
documental «La maleta mexicana», una coproducción hispano-mexicana dirigida por
Trisha Ziff, también podrá verse en el próximo Festival de Cine Europeo de
Sevilla. Cuenta la historia de 4.500 negativos sobre la Guerra Civil española
que salieron de las cámaras de los fotógrafos Robert Capa, Gerda Taro y David
«Chim» y que desaparecieron y fueron recuperados 70 años después en la ciudad
de México. El documental, ya exhibido en Nueva York, recorre el viaje que
hicieron estos negativos de Francia a México. La obra muestra más de 300
fotografías recuperadas de los legendarios fotógrafos e imágenes de la guerra
española. También incluye entrevistas con supervivientes e hijos de exiliados,
así como con fotógrafos y «curators». Según Ziff, el documental «no es una
biografía ni un estudio sobre su obra en la Guerra Civil española, sino un
esfuerzo de entender a través de sus imágenes temas críticos en torno a la
modernidad».di
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