Parece imposible, pero Susana tambien ha dicho adios, a la vida y al periodismo que disfrutamos, de forma aguerrida y aventurera, en la Transición. Siempre tuvo una sonrisa para compañeros y para sujetos de la información. Por eso llegaba tan lejos en sus crónicas parlamentarias y por eso se disfrutaba con ella en los viajes de seguimiento a los politicos por el mundo. Creció como tantos otros de la mano de Manu Leguineche, maestro sin dejarse notar en estas lides.
Susanita, dulce y seria, deja un hueco tan grande en la profesión y en la amistad.
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