Los secretos siempre cautivan el interés de los públicos.
Son el material perfecto para una narrativa en la que la sorpresa alimente el
desarrollo de la trama. El mundo de los espías y los agentes secretos siempre ha
sido un aliciente para realizar películas y series en las que la intriga está
asegurada. El caso mas emblemático, con marchamo de longevidad, es el de 007
que ha recurrido ya a varias reencarnaciones, desde Sean Connery a Daniel
Graig, para seguir sorprendiendo a un público fiel. En plena promoción de su
última aventura, las teles
desentierran a sus predecesores cosechando grandes audiencias. Pierce Brosnan
le dió el mejor dato a Antena 3 en la reposición de Muere otro día. Resulta paradójico que sean estos hombres y mujeres
con doble identidad y con actividades que no se pueden contar, los que se
conviertan en héroes populares.
En la recién estrenada Argo, el guión incluye
una frase dedicada a tal contradicción: Un agente no puede recibir honores en
público por una actuación secreta sobresaliente. “Si quieres aplausos, métete
en un circo” le dice el jefe a un agente de campo. El mayor drama del espía es verse condenado a no
poder disfrutar sus éxitos. La película revela el plan para sacar de la
embajada canadiense en Teherán a un grupo de funcionarios americanos que
escaparon de la toma de rehenes por los guardias de la revolución iraní. En
esos mundos secretos, en los que realidad y ficción pasean juntas, el agente
Tony Mendez discurrió la trama de convertir a los ocultados en un equipo de
rodaje de cine. El truco funcionó. Mientras las televisiones desgranaban el
drama de la Embajada asaltada, con Ted Koppel convertido en la cara de la
crisis con el programa especial dedicado a los rehenes. Tras 444 días en antena
se hizo un clásico y tomo naturaleza propia como Nightline.
Noticias de una realidad que parecía ficción, mientras los espías
jugaron a una ficción para hacer realidad la escapada. El cine y la televisión
redimen la fama de los agentes secretos que por fin se ganan el aplauso por su
triple salto mortal.
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