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Entre los fotogramas de la película semi-biográfica de Pilar Miró “Gary Cooper que estás en los cielos” (1980) aparece junto a Carmen Maura y Mercedes Sampietro un grupo de periodistas que no eran actores. “Figuración distinguida” que se dice en el argot, porque se representaban a si mismos. Eran los juegos de Pilar, que hacía del trabajo y de la vida un vínculo indisoluble. En esas secuencias no tan de ficción, aparece Julio de Benito y otros colegas mas, como Karmentxu Marín.
Eran los chicos y chicas de la radio y de la tele de la transición, donde Julio creció junto a Eduardo Sotillos, Luis Mariñas, Carlos Estevez, Martín Benitez, Charo Mostaza o Magín Revillo… Vivíamos y trabajábamos, juntos y revueltos, en un carrusel de nuevas sensaciones periodísticas de libertad vigilada y de relaciones personales alegres y turbulentas. Desde la radio sobre todo se echo un pulso al tardo franquismo en el que tambien estaba su hermano Luis, con el que acabaría haciendo una televisión pública tan independiente que alguien la truncó.La ilusión de aquel tiempo, en el que Julio siempre tuvo un aire bonachón y alegre, se tornaría en desencanto con el final bochornoso de la era Miró, los revolcones de la política activa y la perdida irreparable de su querida Pilar Trenas, otra periodista a destacar. Siempre le vi como un posibilista, con ganas de empujar, amigo de sus amigos, campechano y cordial. Venía de abajo, de chico con el magnetófono al hombro, que en los resquicios del final del franquismo soñó con la libertad. Fue un tiempo dorado, cuando se empezó un nuevo periodismo en radio y televisión, al que Julio aportó muchas ganas y una gran cordialidad. La amistad siempre la llevó por delante, aunque política y empresas quizá no se la supieron finalmente recompensar. Una época dorada, ya marchita como un verano en septiembre, que con él y con otros ahora se nos va.(Septiembre 2009)
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