COIXET Y EL UNIVERSO FEMENINO

 

Vender libros es abrir mundos. Las tapas de una novela o un ensayo no cierran nada. Son ventanas que invitan a mirar nuevas perspectivas sobre la vida. Hay quienes se esfuerzan en hacer participe a los demás del don del descubrimiento; pero siempre suelen toparse enfrente con los censores ávidos de cortar el paso a la inteligencia, a la verdad, a la experimentación.

Esta lucha inesperada (para los ilusos) entre el bien de la lectura y el mal de la envidia la cuenta con maestría Isabel Coixet en su ultima película. La Librería. Ahora que el el libro y las librerías empiezan a quedarse como iconos del mundo predigital, Isabel sitúa la historia en un pueblito inglés en el que una joven viuda- sola, con recuerdos -intenta la gran aventura de fomentar otros mundos leídos a sus habitantes abriendo una tienda de libros. Su escaparate será una doble atracción , para ávidos lectores y parta envidioso. 

Maestra en el rodaje, Coixet nos regala una particular belleza en las estampas de esta historia tan suave como finalmente dolorosa, aunque el epilogo encierra tanto una derrota como una sutil venganza.

Siempre parecen perdedoras estas heroínas sin final feliz que retrata Isabel en sus ultimas películas. Quizá estableciendo en el terreno del realismo- la mujer no ha conseguido ni remotamente la igualdad-, o quizá también porque historias en las que se resalta que el ultimo tabú esta aún por conquistar. Un exposé de las batallas de nuestro tiempo situadas en un mundo de película, que nos hacen gozar, pensar, dudar y sentir lo mejor del ser humano y el contrate con la envidia y la maldad que inevitablemente parecen surgir ante el impulso creador de los demás.