ELENITA, REINA SIN REMILGOS
Javier Martín-Domínguez
El periodismo se escribe en muy distintos formatos,
del articulo al libro, pero el género tiene un ingrediente supremo: el de
estar pegado a la tierra, conectado umbilicalmente a la realidad. Por
ello su ejercicio está reservado a los que hacen de la calle y sus
verdades el centro de su vida. Nadie esperaría de una princesita de sangre
polaca crecida en Paris que se dedicase a tan prosaico oficio, y menos en un
lugar donde la realidad llega a ser suprema y telúrica, como es el México donde
se ganó a pulso la ciudadanía. Ni su pasado aristocrático, ni su aparente
fragilidad le impidieron a Elenita poner su pluma y su ingenio al servicio de
la crónica de los desheredados: los pobres, los revolucionarios, las mujeres,
los estudiantes, … y todos aquellos privados de voz pública. Quizá fuese su
vida errante atravesando países y continentes, quizá fuera su alma pura y su
nobleza lo que llevó a Elena Poniatowska a aferrarse al periodismo como la vía
para ser una mujer entera y cabal al servicio de las causas generales. Y así
nació una luminaria que con sus crónicas hechas libros ha hecho resplandecer la
verdad de México y de América para que fuese vista y leída en el mundo entero.
Agradezco a esta mujer risueña, de lengua afilada y pluma
certera que me diese “un abrazo apretado rompecostillas” siendo mi
anfitriona en México para airear la vida de una pasión compartida llamada
Leonora Carrington, a la que dedico una bella novela documentada que es en si
misma un poema vital. También ha escrito sobre Tinita Modotti, otra mujer
inconmensurable. Y ha recordado a la gran actriz Maria Félix “con
su boca frutal y su ceja levantada”. Nunca a hurtada piropos a sus compañeras,
siempre homenajeando a las reconocidas y a las anónimas. Como a las heroínas de
la batalla de Tlatelolco, en aquel infausto 68. Y le llega la hora a ella
misma, con un tan merecido Premio Cervantes, que no la hace más grande
porque ella ya ha tocado la estrellas., pero si hace más justo el colofón a una
carrera de sencilla periodista que ha retratado desde México en sus vidas
particulares a la humanidad entera. La Poni, Elenita, Elena nació princesa y ha
terminado siendo nuestra reina. La reina de la verdad y de las letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario