ÁNGELES DE METAL
Javier Martín-Domínguez
Mientras por aquí nos quedamos embobados mirando hacia esas
pequeñas cosas que nos encanta abultar,
el mundo entero esta mirando al cielo. Una tormenta perfecta a base de jirones de metal de satélites
destrozados amenaza la integridad de tres astronautas que reparan su
trasbordador durante un paseo espacial. Es la trama y son los personajes de Gravity, la película de Alfonso Cuarón en 3D que lleva a un
público que es legión a las salas de cine de todo el mundo, para sentir en la
piel una nueva odisea en los cielos concretos. En este tiempo de ojos dispersos
por tanta multi-pantalla, Gravity te deja clavada la mirada durante hora y
media. Solo la batuta de un maestro puede conseguir con apenas dos actores una
obra cinematográfica que absorba de tal manera al espectador. La técnica
empleada es realmente revolucionaría, con cámaras creadas ex profeso para este
rodaje y con efectos de ordenador muy singulares. Pero el componente
psicológico quizá sea incluso mas potente que el guiño tecnológico. Nos vemos
metidos en el traje espacial de Sandra Bullock, solos y perdidos en una
navegación sideral sin rumbo, en una vuelta de tuerca mas a la odisea que es la
vida en si misma. El minucioso guión salta de la simple pérdida de un tornillo
a la rebelión de los satélites convertidos en dagas asesinas. La sala oscura se
reivindica como espacio de sueño y pesadilla. Pero la verdadera tensión es la del ser humano confrontando
la muerte inminente en medio de su propia soledad acentuada por la inmensidad
del escenario espacial. Cuarón hace la crónica del astronauta contemporáneo de
los trasbordadores, como la hizo Tom Wolfe con los chicos del proyecto Apolo en
Lo que hay que tener, llevada al
cine por Philip Kaufman. Tan sorprende técnicamente, aunque menos filosófica,
que aquel 2001, una odisea del espacio de Kubrick, Gravity
ahonda en los sentimientos del ser perdido en la vacua soledad del universo.
Temple, visión y fortaleza son las armas recomendadas por estos ángeles de
metal que nos dan una lección de vida para afrontar aquí nuestras propias
crisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario