23.10.13

COSER SIN DEDAL. EL TIEMPO ENTRE COSTURAS


COSER SIN DEDAL
Javier Martín-Domínguez

Vivir la juventud es como coser sin dedal. Entregarse a la aventura de la vida a cuerpo limpio, recibiendo los pinchazos de los contratiempos hasta alcanzar la madurez. La heroína de El tiempo entre costuras se nos presentó, en el primer capitulo del best-seller trasmutado en serie, como una modistilla sin padre reconocido, tan plena de vida como de belleza, que en medio de un mundo en crisis se lanza en brazos de un aventurero. La historia está armada con los mejores ingredientes de un culebrón amoroso en un escenario exótico, que marcan un patrón dirigido al éxito. La adaptación ha conservado la narración en primera persona de la novela, no solo por la voz en off de la protagonista, sino por los primeros planos siempre seductores de un Adriana Ugarte destinada a ser el nuevo icono audiovisual. En una historia que se promete densa y llena de aventuras, como nos descubrió el prologo a la serie, esta primera entrega debía asentar los personajes en su punto de partida: el convulso Madrid de preguerra que convertía a sus habitantes en simples marionetas sin futuro. El rostro severo de la madre, Elvira  Mínguez, muestra mas la resignación que la seguridad familiar. No resulta extraño que en tales circunstancias su hija Sira decida lanzarse sin red a una nueva vida. Con una muy destacada ambientación y magnifica fotografía de Juan Molina, el comienzo de la historia fluye bien, aunque con la sensación atropellada de querer contar mucho en poco tiempo. Escenas clave, como el encuentro con un padre que nunca conoció y que le da una herencia en vida, adolecen de hondura y tensión. Pasa lo mismo con la entrada de la pareja de novios en el mundo exótico de Tánger, demasiado simplista y esquemática. A pesar de las circunstancias nuevas y  excepcionales en las que se mueve la relación entre Sira y Ramiro, todo parece un poco previsible. Apenas nos sorprendemos de que la chica abandone a su primer novio, ni que finalmente sea abandonada por su nuevo amante. Adriana Ugarte nos ofrece un amplio rango de registros, desde su frescura natural al dolor por el abandono. Pero la realización está mas enfocada al progreso de la historia que a la reposada contemplación de las emociones. Frente a la pareja de la competencia, los Isabel y Fernando a la misma hora en La 1, que equilibran el dato histórico con su relación personal, Sira y Ramiro están dibujados de forma mas simplista. Quizá sea la vía mas directa al éxito de audiencia, pero perdiendo entre costuras el nivel emocional de la novela.




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