COSER SIN DEDAL
Javier Martín-Domínguez
Vivir la juventud es como coser sin dedal. Entregarse a la
aventura de la vida a cuerpo limpio, recibiendo los pinchazos de los
contratiempos hasta alcanzar la madurez. La heroína de El tiempo entre
costuras se nos presentó, en el primer
capitulo del best-seller trasmutado en serie, como una modistilla sin padre
reconocido, tan plena de vida como de belleza, que en medio de un mundo en
crisis se lanza en brazos de un aventurero. La historia está armada con los
mejores ingredientes de un culebrón amoroso en un escenario exótico, que marcan
un patrón dirigido al éxito. La adaptación ha conservado la narración en
primera persona de la novela, no solo por la voz en off de la protagonista,
sino por los primeros planos siempre seductores de un Adriana Ugarte destinada
a ser el nuevo icono audiovisual. En una historia que se promete densa y llena
de aventuras, como nos descubrió el prologo a la serie, esta primera entrega
debía asentar los personajes en su punto de partida: el convulso Madrid de
preguerra que convertía a sus habitantes en simples marionetas sin futuro. El
rostro severo de la madre, Elvira
Mínguez, muestra mas la resignación que la seguridad familiar. No
resulta extraño que en tales circunstancias su hija Sira decida lanzarse sin
red a una nueva vida. Con una muy destacada ambientación y magnifica fotografía
de Juan Molina, el comienzo de la historia fluye bien, aunque con la sensación
atropellada de querer contar mucho en poco tiempo. Escenas clave, como el encuentro
con un padre que nunca conoció y que le da una herencia en vida, adolecen de
hondura y tensión. Pasa lo mismo con la entrada de la pareja de novios en el
mundo exótico de Tánger, demasiado simplista y esquemática. A pesar de las
circunstancias nuevas y
excepcionales en las que se mueve la relación entre Sira y Ramiro, todo
parece un poco previsible. Apenas nos sorprendemos de que la chica abandone a
su primer novio, ni que finalmente sea abandonada por su nuevo amante. Adriana
Ugarte nos ofrece un amplio rango de registros, desde su frescura natural al
dolor por el abandono. Pero la realización está mas enfocada al progreso de la
historia que a la reposada contemplación de las emociones. Frente a la pareja
de la competencia, los Isabel y Fernando a la misma hora en La 1, que
equilibran el dato histórico con su relación personal, Sira y Ramiro están
dibujados de forma mas simplista. Quizá sea la vía mas directa al éxito de
audiencia, pero perdiendo entre costuras el nivel emocional de la novela.
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