La ficción embarra, el documental florece. La convulsa
realidad, tanto española como internacional, está demostrando ser un terreno
fértil para el cine de lo real. Sin la necesidad de los grandes presupuestos
del cine-espectáculo, tan difíciles de obtener en estos momentos, los
documentalistas están ofreciendo una nueva alternativa tanto en contenido como
en formulas narrativas. La gran
pantalla de entretenimiento está entregada al imaginario hollywoodiense, que
aquí solo tocan los almodóvares o las formulas a “Lo imposible”. La pequeña pantalla ha sido tomado por
el griterío barato- en producción y contenido –de las tertulias. ¿Dónde
encontrar la creatividad narrativa y el contenido de fondo? Ese es el hueco del
cine documental, cuya máxima expresión puede verse estos días en Documenta
Madrid, que ofrece un ramillete de la mejor producción internacional del año,
en contenido y en forma. La digitalización del sistema de producción ha
permitido la ligereza y versatilidad de los equipos, así como la capacidad de
elevar la producción casera al rango de profesional. Edición y efectos vía
ordenador personal. Pero la nueva herramienta mágica no es la clave definitiva.
Contar lo que es real obliga al guionista o director del documental a
reorganizar las historias para darles un marchamo de interés o de hiperrealidad
que cautive a la audiencia. Los márgenes narrativos en el documental se están
demostrando mas amplios y los aportes en el diseño mas novedosos. Junto a Documenta,
se celebran el Docs Barcelona, las sesiones de Docma, el siempre innovador y
riguroso festival Punto de Vista de Pamplona o el de Málaga. Son buenos
caladeros para que las televisiones amplíen sus miras y sus opciones de
programación. El publico se lo agradecerá y tambien sus pantallas, demasiado
alejadas tanto de la calle como la de las producciones en marcha. Con unos
informativos alicatados de breves mosaicos de realidad, las cadenas deberían
encontrar un nuevo norte en lugar de jugar a despistarnos de la realidad. Que
se animen a competir con La Dos. Todos ganaríamos.
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