Aceptar la culpa o el error ante el gran ojo público, ante
la televisión, es un acontecimiento tan excepcional que produce una expectativa
inusitada. Incluso mundial, como en el caso del otrora héroe planetario, el
ciclista Lance Amrstrong. La entrevista con Oprah fue precalentada con una
campaña de marketing sin precedentes. Lo mejor fue que cumplió la expectativa.
El interrogatorio fue claro y directo. La reina de la televisión americana
iniciaba sus preguntas con un dilema sin escapatoria. Un “si o no” precedía a las cuestiones claves que le planteaba al
ciclista tramposo. Lo increíble es que Lance hizo alarde de sinceridad y
confesó sus culpas una por una. Recuerdo el interrogatorio similar, basado en
el confirme o desmienta, al que sometió Dan Rather a George Bush padre que,
como buen político, se fue por las
ramas. El presentador de CBS le dejó con la palabra en la boca. En España ni
tenemos periodistas tan incisivos, ni los entrevistados hablan a las claras. Al
acabar el partido, el hombre del micro hace a los futbolistas preguntas que no
son tales, sino meras enunciaciones para que el millonario del balón diga lo
que le plazca sin sentirse acorralado.
Los políticos esquivan las cuestiones parapetados en un lenguaje alambicado falto de concreción. Ante el reguero de corrupción, solo oímos medias verdades, declaraciones tibias o dilaciones hasta el momento de
jurar la verdad en los tribunales.
Muchas declaraciones, pero ninguna confesión. Política y ciclismo
parecen ramas de la misma actividad. Si dejas de pedalear te caes. Una vez
subido al poder no puedes dejarlo. Y se evita cualquier declaración contundente
para dejar abierto un portillo a la matización o la rectificación. El arte del
equilibrio para no caerse del sillín. Hay muchas tertulias televisadas para
poner en solfa las conductas de los políticos, pero ellos siempre están
ausentes. Solo hemos visto singularmente al rey pedir perdón por el asunto de
la cacería. El resto hacen mutis sin un sentido del honor que les conduciría al
harakiri o a caerse finalmente de la bicicleta.
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