SPAIN. EN BOCA DE TODOS

Embarcado en un vuelo transoceánico  a la hora que se retransmitía el clásico, la única forma de ver el partido fue escuchar al sobrecargo del avión desgranando los goles según iban siendo marcados. Ojos que no ven, pasión que se derrite. Nadie soltó un aplauso. Nos hemos quedado, los pasajeros y todos los que no tienen televisión de pago, con la jugada en diferido. Porque la repetición de las hazañas de Messí y Ronaldo, siguen ofreciéndose una y otra vez en las pantallas de todo el mundo. Superan con creces los impactos de la crisis. La gran obsesión gubernamental por mejorar la marca España tiene este contrapunto futbolero. Lo único que consigue que se hable de otra cosa. Tapan hasta la noticia del independentismo. Ya escribió Vazquez Montalban la teoría de que el Barça era mas que un club. Pero mas allá del sentimiento catalanista, se ve que el fútbol derrite la política. Puedes ganar un Mundial, un Europeo o un clásico, y el New York Times seguirá a la suya, pensando que lo único relevante sucedido en España es una Guerra Civil. La imagen de España sigue siendo esclava de sus pasiones, que le dan un halo de país indómito. Para lo malo y para lo bueno. Porque a la postre este es el gran país de las vacaciones, y su imagen de sol y folclore pesan mas que los números del FMI. Estamos en boca de todos y salimos en las primeras páginas de todos los medios. La ultima moda televisiva es resumir lo que dicen ahí fuera de nosotros. Un país tan ombliguísta, que termina hablando de nacionalismo con aire pueblerino, necesita mirarse en el espejo de las teles y la prensa internacional para constatar que se habla y mucho de nosotros. Aunque sea mal. Y lo importante en este mundo de marcas es que no se deje de hablar de lo tuyo. Una de crisis y otra de fútbol para dar una imagen cabal de nuestra esquizofrenia. Ahora que TVEya no tiene dinero ni para pagar a la selección, terminaremos viendo el resumen y en una  cadena extranjera. El que lo quiera, que lo pague. Es el nuevo lema de un país que exporta goles, y felizmente se adormece con ellos.