Deporte y política son habituales compañeros de viaje
mediático. Ambos beben de la misma sustancia dramática basada en la lucha de
contrarios, para encumbrar al héroe ganador hasta la gloria.
En las últimas
semanas, la televisión no ha tenido que recurrir a sus ficciones favoritas,
porque la realidad ofrecía
argumentario suficiente para tener en vilo al público ante la
pantalla. Hemos pasado de la noche
exultante vivida en la balconada de Génova al drama shakesperiano en los salones de Ferraz, de la conquista europea del
Barça a la machada de Contador en las cimas de Giro…Ante el rosario
interminable de cifras negativas en cada telediario, el sudor de los
deportistas seguro que actúa de masaje cerebral para recuperar la autoestima
del espectador español. El olor a
testosterona, tanto en los campos de deporte como en la arena política, ha
estado te todos modos a punto de
dejar a la mitad de la audiencia, la femenina, fuera de juego. Pero el drama de la realidad también tenia a su heroína en espera,
para compensar tanta presencia de varones.
En un requiebro de guión no previsto, la mujer que siempre
pone cara de circunstancias para pasear ante la tropa, saltó a escena para
dejar a todos sorprendidos. Como si se tratase de un galimatías utilizados para
los cuentos de magia, anunció que no haría lo que todavía no había dicho que
iba a hacer. Mas sencillo, no lucharía por el poder, porque ya se sentía
derrotada. Una lagrima furtiva se asomaba a una cara de mártir circunstancial.
Sentida o actuada para la ocasión, la mueca tuvo el doble efecto de mostrar a
una mujer dolida y al mismo tiempo
la de sacar a la luz una imagen celosamente evitada: la de una amarga derrota
electoral. Momento cumbre de una
semana televisiva con sonrisas y lagrimas, con un final aun por diseñar. España
estará en crisis, pero su valor en el campo del drama y la creatividad sube
enteros, para seguir exportando “Spanish revolución” con argumentos para tv
movies y asesorías de marketing
electoral. Si no se nos atragantan los pepinillos, claro está…
1 comentario:
Quinto Cicerón aconsejaba a su hermano Marco Tulio Cicerón en una epístola sobre cómo ganar las elecciones.
Esto ocurría en una República mortalmente enferma que Julio César enterraría al cruzar el Rubicón. Nada nuevo hemos descubierto, en su COMMENTARIOLVM PETITIONIS todo nos suena muy actual.
http://www.elartedelaestrategia.com/como_ganar_las_elecciones.html
Saludos
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