LA PÓSTUMA INQUIETUD DE JANE BOWLES
Hay una casa estrecha en la casbah. Tan poca cosa, que pasaría desapercibida. Sus techos son bajos y las escaleras angostas. Esta sembrada de alfombras y envuelta en aromas de kif. Los haces de luz entran por pequeños ventanucos sembrando de sombras y magia cada estancia. Fue la cueva de un escritor y el solaz de su mujer y sus amantes. Quedo aprisionada y cerrada, perdida en el tiempo, con la llave en manos de una desaparecida maga que dicen vaga en el desierto. Cuentan que a los protagonistas de esta historia de la casbah tangerina les separo la magia. O quizá, cualquier artificio literario.
Llegué con Paul Bowles hace ya unos veinte años hasta la puerta de esta casa. Cuando nos acercamos a la entrada oímos un murmullo, voces femeninas de tonos altos que caían desde la azotea. La casa parecía revivir, levantando ante nosotros una presencia turbadora. Esté donde esté enterrada, lo cierto es que el espíritu de Jane Bowles sigue en el escenario de sus fiestas y sus tribulaciones, en Tánger. Fue una mujer inquieta, autora de obras inquietantes. Siempre se mantuvo en el territorio de la duda y recurrió como arma de salvación a su gran capacidad de sorprender. Desde su misterio, Jane Bowles sigue provocando sobresaltos y conmociones. Ahora se ha removido en su tumba de Málaga, como si una vez mas tratase de levantar su sonora voz de soprano para reclamar atención.
La obra de Jane Auer, su nombre de soltera, apenas ocupa quinientas páginas. Mas que costarle, le dolía escribir. Sus personajes van descárgandose de las capas que cubren su personalidad y su memoria para confrontar los temores mas hondos, las ausencias del cariño, las culpabilidades emocionales, la cautividad de la infancia...
Aquella
“cabeza de dalia”, como la describe Capote, hizo de su vida plena
literatura, y utilizó la escritura para indagar en los pasajes mas
sombríos de su vida. Emilio Sanz de Soto, compañero y amigo de
aventuras por aquel Tánger, comenta que “Jenny era una especie de
fuegos artificiales continuos, que en cierta forma malgastó parte de su
genialidad. Bueno, la malgasto,... pero los que éramos amigos suyos la
recibimos”.
Lo
que nos queda para poder descubrir desde la literatura quien fue Jane
Bowles está en “La mano de mi hermana en la mía” (My sister´s hand in
mine). Este es el título de sus obras completas, que tras el clamor y
la duda editorial, han visto la luz arropadas por el prólogo original
de la edición firmado hace treinta años por Truman Capote. Uno de sus
mejores amigos y defensores de su obra, “a la que no falta calidad,
sino cantidad” . Truman Capote recuerda que vio tres veces “In the
summer house” -- estrenada en 1953 en Nueva York, dirigida por José
Quintero, panameño de padre español --considerando que la obra teatral
rezúmaba “un sabor nuevo, el de una bebida refrescantemente amarga. Las
mismas cualidades que me atrajeron de su primera novela “Two serious
ladies”. Pero el texto preferido por Capote es ”Camp Catarat”, un
relato que considera como “el mas representativo de su trabajo, un
ejemplo perfecto de su controlada conmiseración: una apocalíptica
historia cómica que tiene en su corazón, y como corazón, una puntillosa
comprensión de la excentricidad y el aislamiento humano. Solo esta
historia- concluye Capote -obliga a que tengamos a Jane Bowles en gran
estima”. Curiosamente, “Camp Catarat” es una producción del año mas
singular en la vida de Jane, 1948. Es cuando se traslada a vivir a
Tánger, conoce a su influyente amante marroquí Cherifa y es el año en
el que Paul Bowles completa “El cielo protector”.
La vida disipada de la extrovertida Jane le iría restando fuerzas e
imaginación para el trabajo. La sombra protectora de Paul la aprisionó
en lugar de darle alas literarias. Sumado a sus miedos de infancia y al
creciente uso del alcohol, Jane terminaría dislocada. “Todo en ella se
convertía en duda y la duda engendraba angustia”, comenta Emilio Sanz
de Soto al recordar una anécdota reveladora de la personalidad de Jane
en el preludio de su internamiento psiquiátrico:
"Iba yo a la Librairie des Colonnes y me encuentro a Jenny descompuesta. "Pero ¿que te pasa Jenny?". "Emilio, un horror. Creo que he perdido la llave. Paul está de viaje, yo no puedo entrar en mi casa, no se que hacer. Pero la solución o no al problema esta aquí, aquí...en este bolso tan lleno de problemas”. Le dije "Jenny, ¿por que no abres el bolso?". "No puedo, yo no puedo". Entonces le invite a que pasara al Café Claridge, nos pusimos en una mesa del fondo, abrí el bolso y salió todo: lentejas, muchas lentejas; un pájaro muerto, un espejo roto y la llave. Jenny cogió la llave entusiasmada y me dijo: “Pero mira todos estos problemas que tengo que resolver. Tengo que enterrar este pájaro, tirar al mar este maldito espejo roto porque trae mala pata, y estas lentejas que se me escapan por todos lados..." "Bueno, eso se puede arreglar". Efectivamente, llamé al camarero, metimos las lentejas en un saquito, cogimos un taxi, fuimos al puerto, tiramos el espejo roto al mar y, al lado de su casa, en un terreno baldío que había, hice un boquetito y enterramos al gorrión muerto. Y cuando la despedí en la puerta de su casa, ya con la llave para abrir, lloraba de emoción diciendome: "Me has salvado Emilio, tu me has salvado". "
Esa era Jenny Bowles”, sentencia Sanz de Soto. Rastreé hace unos años, para el rodaje del documental sobre la vida de los Bowles, “Mapas de agua y arena”, el último itinerario vital de Jane. En Málaga, el psiquiátrico original de la Clínica de los Angeles ha sido prácticamente destruido y en el cementerio de San Miguel costó encontrar la parcela F del numero 453 donde Jane reposa desde el 5 de mayo de 1973 sin lapida ni identificación personal alguna. La empresa que remodelaba el cementerio me aseguró que sus restos pasarían al pabellón de personajes ilustres de la ciudad, aunque han estado a punto de dejarla sin tierra alguna para el último suspiro. Finalmente en abril 2010 Málaga ha recuperado la memoria de "su" Jane Bowles, restaurando la tumba, organizando lecturas, exposiciones, proyecciones en torno a la mujer fántastica que acabo aqui su peripecia vital.
Hace veinte años, el hermano José F. Melendez me ayudó a encontrar su parcela en el campo santo. Estaba bajo una capa de yerma tierra con un estaca que aguantaba una letra y unos numeros. Hoy esa zona es un parque, con la dimensión del campo de difuntos reducida. El hermano José sabe que los huesos de Jane estuvieron a punto de ir a la fosa común. Por eso en el último traslado decidió guardar un mechom castaño rojizo del pelo de Jane. El hermano la tiene devoción porque la vió en vida en la misma clinica donde se encontraba su tia, y ahora la guarda con mimo. No es su único devoto entre malagueños y foraneos.
"Iba yo a la Librairie des Colonnes y me encuentro a Jenny descompuesta. "Pero ¿que te pasa Jenny?". "Emilio, un horror. Creo que he perdido la llave. Paul está de viaje, yo no puedo entrar en mi casa, no se que hacer. Pero la solución o no al problema esta aquí, aquí...en este bolso tan lleno de problemas”. Le dije "Jenny, ¿por que no abres el bolso?". "No puedo, yo no puedo". Entonces le invite a que pasara al Café Claridge, nos pusimos en una mesa del fondo, abrí el bolso y salió todo: lentejas, muchas lentejas; un pájaro muerto, un espejo roto y la llave. Jenny cogió la llave entusiasmada y me dijo: “Pero mira todos estos problemas que tengo que resolver. Tengo que enterrar este pájaro, tirar al mar este maldito espejo roto porque trae mala pata, y estas lentejas que se me escapan por todos lados..." "Bueno, eso se puede arreglar". Efectivamente, llamé al camarero, metimos las lentejas en un saquito, cogimos un taxi, fuimos al puerto, tiramos el espejo roto al mar y, al lado de su casa, en un terreno baldío que había, hice un boquetito y enterramos al gorrión muerto. Y cuando la despedí en la puerta de su casa, ya con la llave para abrir, lloraba de emoción diciendome: "Me has salvado Emilio, tu me has salvado". "
Esa era Jenny Bowles”, sentencia Sanz de Soto. Rastreé hace unos años, para el rodaje del documental sobre la vida de los Bowles, “Mapas de agua y arena”, el último itinerario vital de Jane. En Málaga, el psiquiátrico original de la Clínica de los Angeles ha sido prácticamente destruido y en el cementerio de San Miguel costó encontrar la parcela F del numero 453 donde Jane reposa desde el 5 de mayo de 1973 sin lapida ni identificación personal alguna. La empresa que remodelaba el cementerio me aseguró que sus restos pasarían al pabellón de personajes ilustres de la ciudad, aunque han estado a punto de dejarla sin tierra alguna para el último suspiro. Finalmente en abril 2010 Málaga ha recuperado la memoria de "su" Jane Bowles, restaurando la tumba, organizando lecturas, exposiciones, proyecciones en torno a la mujer fántastica que acabo aqui su peripecia vital.
Hace veinte años, el hermano José F. Melendez me ayudó a encontrar su parcela en el campo santo. Estaba bajo una capa de yerma tierra con un estaca que aguantaba una letra y unos numeros. Hoy esa zona es un parque, con la dimensión del campo de difuntos reducida. El hermano José sabe que los huesos de Jane estuvieron a punto de ir a la fosa común. Por eso en el último traslado decidió guardar un mechom castaño rojizo del pelo de Jane. El hermano la tiene devoción porque la vió en vida en la misma clinica donde se encontraba su tia, y ahora la guarda con mimo. No es su único devoto entre malagueños y foraneos.
Su final fue traumático, duro, agobiante. En el historial clínico se habla de una "psicosis maniaco-depresiva" y de la aplicación, en los años 67 y 68, de hasta veintitrés electroshoks. Conocí en el nuevo psiquiátrico malagueño a Sor Mercedes, una monja navarra de fina y curtida piel, que cuidó en sus últimos días a Jane. Recuerda sus esfuerzos por mantenerse activa hasta el final, escribiendo y leyendo, cuando no estaba atormentada por sus obsesiones.”Hablaba de que le habían dado un brebaje, una mora en el desierto, lo repetía continuamente”.
Victima de un abandono creciente por parte de sus amigos y de su cerebro, Jane no conseguiría completar su obra definitiva. Frente al titulo de una de las novelas de Paul “Por encima del mundo” (Up above the world), ella estaba decidida a titular su autobiografía novelada como “En el mundo” (Out in the world). Simples títulos para revelar una visión contrapuesta de la vida de los dos miembros de la pareja. Su biógrafa Millicent Dillon ha utilizado precisamente ese titulo al publicar una selección de cartas de Jane, entre las que se incluyen algunos fragmentos del texto inacabado e inédito. La póstuma inquietud de Jane Bowles bajo las tierras de Málaga aparece como el último grito desesperado para reclamar una vez mas atención sobre su singular travesía en el mundo.
"I´ll finish this off
If I wanted to spend more time,
I would let you know -
about any "
(Última carta de Jane a Paul
escrita en Málaga hacia 1970)
Emilio Sanz de Soto, Pepe Carleton, Capote, Jane y Paul Bowles
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