ANGEL BENITO, PRECURSOR DE LOS ESTUDIOS DE COMUNICACIÓN
Javier Martin-Domínguez
Cuando a principios de los setenta el periodismo, la publicidad y el audiovisual pasaron de las escuelas a la Universidad, el debate entre los profesionales iba desde el si era necesario al si se daría el nivel académico requerido. Para contrarrestar cualquier crítica, primero se colocó la palabra Ciencias junto a la de Información. Despues se elaboró un curriculum académico abultado en asignaturas clásicas como Literatura, Historia, Lingüística, … Pero la carga de la prueba iba a estar sobre los hombros de un profesorado de aluvión- captado en otras facultades y escuelas –que debía dar la talla ante un alumnado que quería ejercer una profesión y a la vez ante unos colegas universitarios que iban a mirar con lupa a los advenedizos.
Ángel Benito Jaén, sevillano, pasado por la Universidad de Navarra, era un hombre circunspecto, de clara elegancia, aire profesoral, con unas gafas y bigote que le acercaban a la parca modernidad de los setenta. Fui su alumno en la primera promoción de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid y testigo de la altura profesoral y del aire científico que imbuyó desde el inicio a esa nueva asignatura denominada Teoría General de la Información. No había manual disponible, y los apuntes del profesor Benito Jaén, tirados en una vietnamita a ciclostil y encuadernados con tapas naranja, se convirtieron en una biblia para los que descubríamos que el periodismo y otras hierbas se encuadraban en un marco más amplio y ya muy elaborado de estudios sobre la información o la comunicación.
Formado en Filosofía y Letras, con una tesis doctoral sobre el pintor Daniel Vázquez Díaz, Ángel llegó a la Universidad de Navarra para ser profesor y fundar y dirigir (1959-1971) del Instituto de Periodismo del que salieron algunos de los principales estudiosos de estas materias de la época, ligados en general al Opus Dei. Fue el primer centro avanzado de estudios de la materia, que se adelantó en trece años a las Facultades y del que salieron otros grandes profesores como Ángel Faus o Alfonso Nieto o José María Desantes. Coincidieron con los Manuel Alvar, Vintila Horia, Alfonso Albalá, Fernández-Asís, y otros grandes profesores de la etapa fundacional.
Su investigación académica le llevó a la Universidad Libre de Berlín donde fue alumno de Emil Dovifat, y al Instituto de Publicismo de Roma con Fracesco Fatorello. Ángel sabía lo que pasaba en el mundo y fue el gran diseminador de las teorías del canadiense Marshall McLuhan en España. Aquellos conceptos de aldea global, el medio es el mensaje, medios fríos-medios calientes,… fueron parte de la nueva concepción científica de los medios y su influjo social que constituyó el marchamo de su innovación profesoral. Cuando el gurú canadiense de la comunicación vino por primera y única vez a España en febrero del 75, para participar en un Congreso sobre la Radio en Barcelona, un grupo de alumnos de la Facultad de Madrid alquilamos un minibús y nos fuimos en busca de la “lucidez intuitiva y la jerga conceptual” mcluhianas, animados sin duda por las enseñanzas del profesor Ángel Benito.
Profesor en Madrid y navarra, obtuvo la cátedra en Barcelona, pero volvería a la Complutense y sería decano de la Facultad de CC. de la Información en su época de mayor desarrollo (1981-1990). Puso un gran empeño en la investigación científica y profesional del profesorado. En el año 2000 fue nombrado profesor emérito. Dirigió el Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunicación(1991). Entre sus publicaciones están la citada Introducción a la Teoría General de la Información(1973); La comunicación social, La socialización del poder de informar, Ecología de la comunicación de masas, La invención de la actualidad, y Diccionario de Periodismo (2001). Nos reencontramos cuando colaboró con la revista especializada ComunicaciónXXI en la que ejercí como redactor-jefe.
Casado con la reconocida periodista Marisa Ciriza, deja un corpus en el campo de la comunicación de gran solvencia científica y larga influencia, así como una estela de alumnos y estudiosos de una materia en la que fue pionero en España.
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