Con Manu en su casa de Brihuega
MANU LEGUICHE, de viaje
CAVIAR EN MANILA
Cuando Manu llegó a Manila venia cargado de latas de caviar iraní. Había saltado de la Guerra Iran-Irak al polvorín filipino tras la caída de Ymelda Marcos y la ascensión de Cori Aquino. Manu Leguineche siempre conocía el camino mas corto para llegar a una zona de conflicto. Tenía el olfato para saber cual era la historia que debía perseguir un reportero mundial y allí se plantaba con el zurrón bien cargado. Las crisis son la miel de los periodistas, y alli aparecimos en Manila para cubrir una historia en marcha.
Los que trabajábamos a sueldo de grandes medios nos alojábamos en el Hotel Manila, confortable, seguro y con buenas comunicaciones. Un paraíso situado a una prudente distancia del centro urbano. Manu alegaba el escueto presupuesto de los independientes para buscarse la vida, y se instalaba en el hotel de un vasco como él, que además le proveía de un decente vino español bien viajado hasta las Filipinas. Como buen padre de la tribu, Manu no solo repartía sabiduría y claves sobre el conflicto del momento, sino que hacia de anfitrión compartiendo los manjares sacados a escondidas de Irán para regarlos con un blanco frío español. Así era el maestro. Ante todo, un compañero. Que compartía comida e información. Solo los corresponsales de guerra saben que las privaciones solo se pueden pasar compartiendo.
sigue
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