10.10.13

HORA LIMITE



HORA LÍMITE

Javier Martín-Domínguez

Cada nuevo artefacto que entra en nuestro sistema produce un seísmo en el modo de vida. La influencia del mundo digital en el cambio social está siendo tan fuerte que sus consecuencias aun no se pueden cuantificar. La sacudida en todos los ámbitos sería homologable a lo sucedido en la historia con las consecuencias que trajo la invención y penetración social del reloj.  Ningún aspecto vital quedó fuera de su influencia. Quien mejor ha estudiado y descrito el fenómeno es Lewis Mumford que en su Técnica y civilización señala que el reloj no solo medía las horas, sino que sincronizó la acciones del hombre. De contar el tiempo se pasó al establecimiento de horarios y la racionalización del mismo. Y con esa influencia, “la Eternidad dejó gradualmente de servir como medida y objetivo de las acciones humanas”.  No hubo maquina inventada tan omnipresente como el reloj. Ahora empieza a desaparecer como objeto, incluso de nuestras muñecas, engullido por la televisión, el ordenador o el móvil. Hace años la hora de la cena la marcada la radio y posteriormente la televisión, como símbolo y síntoma de su efecto racionalizador del tiempo. Se cenaba a las diez con el parte, el diario hablado de la radio, que en la Transición pasó de emitirse a la diez de la noche a las ocho de la tarde. El debate sobre el cambio horario, con propuestas que van desde adoptar el meridiano de Greenwich al adelanto del prime time televisivo, es de gran trascendencia. Por culpa de la televisión seguimos cenando tarde y acostándonos de madrugada si queremos ver el final de una serie de éxito. La búsqueda de consumidores despiertos ha llevado a este aberrante uso de nuestro tiempo, abducidos por la televisión. Somos esclavos de una hora límite marcada por otros,  no por nuestro reloj biológico. Un consenso para adelantar los noticiarios y la programación de noche es necesario. Ahora que la pantalla-reloj está siendo eclipsada por el tiempo no lineal de Internet es el momento de abordar el cambio. Antes de que los efectos de la era digital nos pillen de nuevo con la hora cambiada.
EL NORTE DE CASTILLA. valladolid

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