LA REINA SE CORONA
Javier Martín-Domínguez
Isabel se ha coronado a si misma, calzándose literalmente el
atributo real en la cabeza en el último capitulo de la serie, y coronando el
pico de las audiencias. Saludamos en su inicio la fortaleza de esta ficción
televisiva de TVE y la despedimos con igual entusiasmo. Un producto histórico
que ya ha hecho historia en los anales televisivos. Los retos asumidos por los
productores eran muchos y al igual que Isabel en la historia de España han
salido victoriosos. Remató la emisión de estos primeros trece capitulos un
viaje por los entresijos del rodaje que dejaba a las claras la complejidad del
trabajo. Desde los decorados al maquillaje, mas los efectos digitales o el
vestuario. Una producción de altura, requerida para tratar con enjundia la
historia pero prácticamente inédita con tal nivel en nuestra televisión. Pero
por encima de todo ello, el mayor elogio debe dedicarse a las hechuras del
guión, inteligente ante la dificultad, y el buen manejo de los tiempos para
conseguir una producción comprensible, atractiva y vistosa. En estos tiempos turbulentos que vive
el país, debe destacarse la valentía de los guiones al definir esta parte de
nuestra historia, tan hundida en el tópico. Las luchas intestinas de aquel tiempo y las tensiones entre
los territorios nos obligan a mirarla como un trasunto de la actualidad.
Quinientos años mas tarde, las idas y venidas entre aragoneses, catalanes,
castellanos o portugueses siguen alimentando las tramas de la realidad y la
ficción. Isabel emparenta por ambición con aquellas producciones puestas en
marcha por Pilar Miró, como Los gozos y las sombras por citar un caso, y en el
tiempo mas actual con el Cuéntame de la historia de España mas inmediata.
Elogio especial deben recibir los actores, la mayoría con muchas tablas
teatrales, pero que desde ahora visten unos galones ante el publico masivo del
medio. Ni los suntuosos ropajes han nublado sus rostros tan expresivos. Este
doble reto, ante la Historia con mayúsculas, y la historia de nuestra
televisión, se ha saldado brillantemente. Y felizmente, continuará.
TRONOS EN JUEGO
Javier Martín-Domínguez
11 septiembre 2012
La llegada de “Isabel” a la pantalla se ha hecho desear
tanto como su llegada real al trono. Las intrigas palaciegas en el reino de
Castilla han tenido su correlato en las convulsiones habidas en TVE, que
finalmente la ha colocado bien en la parrilla de salida. Sus responsables la
sabían ganadora- como así ha sido con mas de un 20 por ciento de share –y la
han utilizando de gancho para su telonero de lujo, el Presidente del Gobierno. Curiosamente, la actual casa real
también aprovechó el día para significar en su nueva web a la futura heredera
Leonor. Tanta circunstancialidad no debe enmascarar el valor de la serie, que
probablemente sea el mejor producto televisivo de base histórica producido en
España. La fortaleza del guión planteado por Javier Olivares no reside tanto en
su hábil construcción, sino en marcarse como objetivo la psicología del
personaje. Una excepcional, y bella, Michelle Jenner encarna con seguridad la
contenida pasión que pide el personaje en el proceso de educación de una hija
de reyes a la que la historia le reserva un papel estelar. Un reparto acertado,
con el siempre excepcional Gines García Millán de intrigante mayor, pone la
carne apropiada para hacernos vivir las pasiones familiares de la corte. La
rica ambientación, en la que destaca la estudiada selección musical de época,
se pone al servicio de unas secuencias bien medidas, en las que felizmente
siempre lucen los primeros planos. Por fin encontramos una producción nacional
cercana al nivel ofrecido por Los Tudor y Juegos de tronos, donde la Historia
se hace carne de televisión con su pimienta de pasiones. Recurre el guión al
símil de los movimientos escuetos del rey en el ajedrez y los trepidantes y
aplastadores de la reina, para dar el recorrido exacto a personajes y
secuencias. Frente a la hueca grandiosidad que ofrece la competencia con
“Imperium”, Isabel descubre el interior de los personajes en lugar de perderse
en batallas adornadas por espadas y caballos. El juego de tronos de las audiencias está en marcha, con
Isabel de primera en la línea de sucesión.
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