Una escena de un caballo salvaje, luego una disolvencia y a cuadro otro caballo pintado al lado de un autorretrato de Leonora Carrington.
Lo anterior es el inicio del documental “Leonora Carrington y el juego surrealista” sobre la mencionada pintora, realizado por el director español Javier Martín-Domínguez.
La película fue exhibida ayer 3 de septiembre en la Universidad Claustro de Sor Juana, sede del Segundo Encuentro Internacional de Documentales de Artes.
El documentalista Martín-Domínguez estuvo presente, junto a la escritora Elena Poniatowska para estrenar la película en el DF.
Martín-Domínguez comentó haber tenido una escena surrealista camino a la Universidad, cuando observó un caballo en plena autopista.
Ante un nutrido público, confesó el orgullo de haber realizado este trabajo donde se documenta la obra de la artista de origen inglés.
“Con esta película espero que conozcáis ese monumento que es Leonora Carrington, como mujer valiente y tremenda que fue y conocerla por dentro fue un privilegio”.
El rodaje, dijo el cineasta, se inició hace cuatro años.
Carrington nació en Lancashire, Inglaterra, en 1917 y falleció en el 2011, en la Ciudad de México, dejando un importante legado artístico.
“Leonora tenía más de 90 años, pero al final contó muchas cosas de su vida, como se las ha contado a Elena, de otra manera y en conversaciones mucho más prolongadas. La cámara siempre es un problema. Pero mi objetivo como documentalista era dejar una memoria viva de Leonora Carrington, para los que se interesen por el arte, y a los que se interesen por las mujeres luchadoras”.
Elena Poniatowska, quien es entrevistada en el documental donde ofrece opiniones y anécdotas sobre Carrington, se dirigió al público.
“Yo creo que (Leonora) fue una mujer que honró a México porque es una creadora fabulosa, otra surrealista sería Remedios Varo”, expresó. “Pero Leonora tenía un mundo interior aún más complejo, yo creo que el de Remedios, porque tenía todo ese mundo de su niñez y sus leyendas celtas que quizá no las tuvo Remedios”.
Recordó que Varo antes de dedicarse a la pintura, era ilustradora de catálogos de medicina.
“Ilustraba haciendo unos hígados chiquitos, corazones”, mencionó provocando risas de los asistentes, en su mayoría universitarios.
“Creo que las dos le aportaron a nuestro país algo que no tenía antes, que era un surrealismo -aunque André Bretón dijo que México era el país surrealista por excelencia-.
“Este surrealismo que venía de Europa, torturado, angustiado, ése nos lo dieron esas dos grandes pintoras”, dijo Poniatowska.
En la película que dura 80 minutos, se observa a Carrington en su intimidad y su vida cotidiana, compartiendo frases llenas de sabiduría.
Es casi al final del documental, cuando la pintora habla de lo rápido que para ella pasa el tiempo.
“Me da miedo el tiempo, porque no lo entiendo”, expresa Carrington en la película.
Martín-Domínguez dio una entrevista a Posdata.
- ¿Qué significó para usted hacer un documental sobre Leonora Carrington?
- Para mí era una ilusión, casi un deseo personal, de conocer a una de las artistas que más me había influido, leyendo su literatura, leyendo Memorias de Abajo, viendo su obra pictórica y después aprendiendo su biografía, y a base de llamadas telefónicas desde Madrid, Leonora aceptó recibirme y después primero conocerla y después de poderla grabar intensamente como no se había dejado rodar ella hasta ahora prácticamente y conocer muchas interioridades de su pensamiento, de su vida, de su espíritu libre, y para mí ha sido una experiencia más personal, te diría, que cinematográfica. Muy impresionante.
- ¿Por qué empezar el documental con la escena de un caballo?
- Bueno, Leonora, de chiquita pensaba que era un caballo, ella creía que era un caballo y yo creo que por la fuerza, y por la libertad que representan los caballos, y ella quería ser una mujer libre, independiente, en un tiempo muy difícil, principios del siglo veinte, por eso el elemento simbólico, la imagen de Leonora que está en su propio autorretrato, que pinta en la época que está en el sur de Francia, hay dos caballos que aparecen en ese cuadro, un caballito de juguete de niños que ella ha colgado en una pared, y otro que se ve en una ventana al fondo, unos caballos blancos corriendo, y Leonora quería ser un caballo libre.
- Usted hace este documental en la última parte de su vida…
- Está rodado cuando ella cumple los 90 y después hay un último rodaje del cumpleaños de sus 94 años y yo creo que si ellos se dejan, los artistas, es un gran momento para retratarles, porque yo creo que han perdido los miedos a contar las cosas, se sienten absolutamente libres, no necesitan estar vendiendo sus productos, no hacen programas de televisión o entrevistas en los periódicos para subir el precio de sus cuadros, sino realmente, gente que llega a esta altura de la edad, como hice otra historia con Paul Bowles, cuando ya tenía 80 años, son cuando de verdad, si ellos quieren, dicen las cosas profundas y serias y ése ha sido mi interés y aprender de mis mayores, de los artistas que de verdad te pueden enseñar cosas.
- El documental también se titula “Si fuera una flor”…
- Ha tenido varios títulos en el proceso de trabajo, ‘Si fuera una flor’, es parte de como empieza esta película, que es uno de los juegos que tenía el grupo de los surrealistas, que se reunían y entonces uno salía de la habitación y preguntaba si fuera una flor, pues qué flor sería, entonces identificaban a Duchamp, a la misma Leonora, con un personaje, con una flor, con un animal, buscando también parte de la identificación con la naturaleza y con el subconsciente, el título de trabajo fue ése: Si fuera una flor; mi título favorito, aunque tampoco está titulado es “Ella / caballo”, que yo creo es lo que ella quería ser y lo que ya dije que es, pero todo ha quedado en un juego, en el juego surrealista, yo creo que la base de la obra de Leonora, así como la de todo artista es ese pozo que queda de la infancia, donde uno sigue buscando cosas de su identidad, y es lo que ha informado prácticamente toda su obra.

// Staff Posdata / César Augusto Ramírez