OSCAR A LA LUNA
Javier Martín-Domínguez
La alfombre roja de Hollywood la pasean las estrellas baja
la luz del sol, en una concesión al horario televisivo para que las dos orillas
de América puedan congregar, a pesar de su diferencia horaria, al mayor número
de espectadores para la retransmisión de la gran ceremonia. Los europeos la
vemos de madrugada , a la luz de la luna, siempre motivadora de sueños, igual
que el gran cine. Este invento del cinematógrafo, proyector de luna como título su libro del cine de la
vanguardia Román Gubert, tuvo su base original en la magia y los sueños. El
francés Méliès, director de Un viaje a la luna, supo aunar ambos y su historia es la que recoge en grandioso
homenaje, ahora en 3D, la película de Martin Scorsese, La invención Hugo. Pero
Hollywood ha preferido, por encima de la mega película homenaje, la historia en
blanco y negro, y muda (¡), del tambien francés Hazanivicius. No hay solo
homenaje en esta cinta. Su capacidad descriptiva y narrativa la hacen cine
total que cautiva. Ahora que la crisis de la asistencia a las salas para vivir
la emoción de historias hechas con luz
es notoria, el cine y el Oscar se han regodeado en sus orígenes dándole
el máximo galardón a esa joya de ayer, hoy y siempre. El Oscar se ha metido de
nuevo en la sala oscura, en una historia para ser vivida en su formato clásico,
empapada de luz lunar provocadora de ensueños. Como show televisivo, el prologo
de la ceremonia tienen tantos o mas adictos que la entrega en si. El pase de
modelos en la alfombra roja contiene algunos de los minutos mas codiciados, con
los modelos bien aireados y las declaraciones a cientos de micrófonos. El show
continúa días mas tarde en el resto de la programación que amplifica la
publicidad de actores y directores. Los premios a la calidad están ya en la
nominación. Los Trueba, Mariscal o Alberto Iglesias no se fueron de vacío.
Estaban ya entre los grandes,
y con este paseíllo a la sombra de
Oscar su caché- como el del cine español
–subirá aún mas. Con ellos seguimos nuestro viaje a la luna de los
sueños sin salir de la sala o el salón.
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