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El Festival de Cine Europeo de Sevilla puede tener sus días contados. O al menos, el certamen cinematográfico con pretensiones internacionales que, con mejor o peor fortuna, ha venido siendo hasta ahora. La crisis económica y la ruina municipal se han llevado por delante casi el 40 por ciento de su presupuesto y una cantidad, aún por determinar, en 2012, que podría suponer el certificado de defunción del festival, tal y como lo conocemos. A pesar de que Zoido ha apoyado públicamente su continuidad en varias ocasiones, la última ayer, las cuentas no salen. YJavier Martín Domínguez, su director desde 2008, ha sido su primera víctima. El periodista y guionista dijo ayer a ABC que comunicó a mediados de diciembre que no seguiría al frente del certamen, cuya última edición —afirma— «tuve que realizar en apenas dos meses y que acepté llevar a cabo porque desde el Ayuntamiento me pidieron el favor de que lo hiciera y porque tenía un compromiso con Sevilla que no me parecía oportuno romper». A finales de agosto, según el ex director, «aún no se sabía desde el Ayuntamiento si iba a haber o no festival y no se había contratado a nadie ni había una mínima infraestructura para ello».
Improvisación
Martín Domínguez, que fue contratado en 2008 en sustitución de Manolo Grosso, durante la etapa de Monteseirín, añadió que nunca había tenido que trabajar así «porque no me gusta la improvisación y porque las cosas salen bien cuando se preparan con tiempo y se trabaja en ellas con una planificación». Y lamenta, según dice que «ni los gestores municipales ni Sevilla en general hayan sabido valorar la importancia que en el mundo del cine ha logrado este festival y que es perfectamente constatable por las comunicaciones de productores y responsables de la industria y por las reseñas de la prensa internacional».
Martín Domínguez añade que «quien no sabe lo que tiene, o no lo valora como es debido, es difícil que lo pueda conservar» y «sería una pena perderlo porque Sevilla merece un festival de de primera categoría, como lo ha tenido hasta ahora».
El ex director confesó a ABC que se sintió molesto con que «desde determinados sectores de la gestión municipal» se le culpara a él de los fallos técnicos producidos en la gala inaugural del pasado 4 de noviembre, que provocaron la suspensión de la proyección de la película «Los muertos no se tocan, nene» y que incluso se llegara a hablar de su destitución, cuando, según él «el Ayuntamiento sabía perfectamente cuáles eran las funciones de un director artístico y que los problemas que surgieron fueron de tipo técnico, que no eran de mi responsabilidad». También asegura que tenía claro antes de hacer esta útima edición que no iba a seguir «porque no vine a Sevilla para hacer un festival de perfil bajo y sin pretensiones, como el que se proyecta». Y añade, dolido: «En todo el mundo ha habido elogios para este Festival menos en Sevilla, donde se le ha vapuleado. Cuando le den el oscar a “The Artist” me pregunto qué dirán los que dijeron que esa película que trajimos era muy mala».
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