El liviano concepto de la adivinanza infantil— alto, alto como un pino, pesa menos que un comino -dejaba claro en aquel entonces el relajado desinterés existente por uno de los claros signos que delataban al tabaco. Mero humo. Poca cosa. Sin peso aparente, pero con una gran carga emotiva, sobre todo al ser lanzado con gusto entre los labios para llenar la pantalla de cinemascope. “A las hermosas va el humo”, decía mi padre, cuando ellas se quejaban de que cegaba sus ojos. También aparecía el tabaco trasmutado simbólicamente en la virilidad de los hombres de Marlboro, campeones del Oeste. Enganchado a una pipita, el cigarrillo ha atrezzado a muchas damas del cine. Y ha sido un recurso fácil, tanto en pantalla, como en la vida real, para darle el giro a una situación.
Todo fue liviano y bonito, pero corren ahora malos tiempos para el tabaco, puesto en boca de todas las tertulias radiadas y televisivas en vísperas de la nueva prohibición. Los argumentos sobre la salud y el gasto sanitario que conlleva son contundentes en su contra. El prohibicionismo tiene razones de peso y avanza sin cesar. Incluso a costa de inmiscuirse en las libertas del individuo. Los fotogramas con humo de tabaco en la escena son reliquias nostálgicas. Lo mas trasgresor no es salir desnudo o con barretina en Eurovisión. Lo seria ver a un entrevistado fumando en antena. Del cierre de locales a la detención de provocadores fumadores solo mediará un tiempo. Recuerdos de la Ley seca. Por que no dejar libertad a quienes regentan locales privados y a quienes los visitan para beber, comer o fumar?. Los gobiernos se hacen la foto a base de nuevas leyes, casi siempre arrebatándonos un cachito mas de libertad. Hoy por Irak, mañana por fumar. El gran iconoclasta Buñuel rodó en La Edad de Oro una secuencia en la que un niño da un palmetazo a un cazador en pleno acto de liarse el cigarro. Cuando el niño reía su trastada, un buñuelismo hiela al espectador. El hombre lo dispara a bocajarro. Malditos malos humos. Nos van a dejar sin fumar. Los tiros vienen ahora del lado contrario.
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