Seguro que la exclusiva se obtuvo por las buenas conexiones de su director, ese hombre afable, listo y prudente que fue Pedro Altares. Se ha despedido de la vida justo en esta fecha de aniversario político y periodístico, como si no quisiera desprenderse de ese don de estar donde se debe estar y en el momento oportuno, como los grandes del periodismo. Bajo el manto de Altares se cobijaron algunas de los mejores del oficio en aquel momento: Luis Carandell, Vicente Verdú, Estefanía, Prieto, Jose Luis e Ignacio Martinez….Tan importantes o mas en la “venta” de la democracia que los padres de la Constitución.
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Como todo fluye y nada cambia, es curioso constatar que en ese numero histórico que conservo, el editorial se dedicaba a la televisión, pidiendo la salida de su entonces director general Rafael Anson bajo el titulo “Por una televisión no camaleónica”: “Muchas cosas tienen que cambiar en el país. Pero el fenómeno televisivo debe ser radicalmente transformado”. Miramos en el retrovisor y pensamos que largo ha sido el camino del cambio, y que caliente sigue siendo el sillón del responsable de la televisión pública. Recoge también la revista un suelto comentando la indignación de un periódico conservador por la actuación en la pequeña pantalla del cantante Luis Pastor señalando “las abundantes muestras de marxistización ofrecida por TVE”. Desde entonces estamos en la división de opiniones sobre todo lo que se mueve en el cuadrilátero catódico. Altares terminó cubriendo todos lo medios, y presentando informativos en la televisión, destilando en las ondas aquel perfume de Cuadernos que nos ayudo a ser mas libres desde la Transición.
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