3-D. La cuarta revolución cinematográfica

A toda situación de crisis le llega su Día-D, su desembarco en Normandía para romper el status quo, saltar una nueva frontera y entrar en otra dimensión. Para el agobiado mundo de las salas cinematográficas, ayunas de público, su día del cambio parece llegado. Tras su glorioso nacimiento, que dejo boquiabiertas y con ojos como platos a las masas, el cine siguió reinventandose para no perder clientela. Su primera gran transformación fue la introducción del sonido con “The Jazz Singer” en 1927. Solo un año después llegaría el siguiente milagro: la película en color, con el estreno de “The Viking”, el primer largo en Technicolor. Aunque los temas, la narrativa y las técnicas han ido evolucionando, lo cierto es que el cine lleva casi ochenta años sin dar otro triple salto. Pero en los calendarios del audiovisual ya está marcado el nuevo desembarco con un Día-3D.
La llegada de la última joya de Pixar “Up” recibió su bautizo en el festival de Cannes, donde se alabó el guión, la técnica y la exhibición con gafitas tridimensionales. No es la primera y parece que vendrán muchas. En España se preparan Planet 21 y una batalla casera entre los Reyes Magos y Papa Noel. Las salas equipadas con sistemas 3D están repletas de espectadores que habían abandonado la formula de cubrir su salida de ocio yendo al cine. Esta nueva revolución audiovisual, que terminará llegando a la televisión, está en proceso desde hace un siglo cuando el fotógrafo británico William Friese-Greene empezó con la visión estereoscópica. Ahora Hollywood le ha dado todas sus bendiciones con películas de animación, pero también de monstruos, musicales y pronto de cualquier genero. La inmersión emocional de la audiencia y el sentirse metidos dentro de la historia son las claves que manejan los expertos para facilitar su utilización para todo tipo de guiones. Las películas digitales están llegando. Solo queda que las salas también vayan digitalizándose, bajo el viejo axioma de renovarse o morir.