Escalera al Goya

En el buen cine, y por ende en la buena televisión, hay que intentar seriamente que las ideas se expresen en términos puramente visuales. Esa era la receta clave del maestro Hitchcock, que no cejaba de recomendar uno de mis mejores profesores y biógrafo del genio, Donald Spoto. Y en esa objetualización de las ideas hay un elemento clave, utilizado una y otra vez por el director y guionista inglés: la escalera. El arriba y abajo, la lucha de contrarios, el transito entre el bien y el mal, entre el deseo y la consecución del objetivo tienen su devenir en la sucesión de peldaños. Por eso en la historia cinematográfica y televisiva del año que se resume en los goya siempre suele aparecer una gran escalera en el decorado. La de este año ha batido el record en dimensión y espectacularidad, gracias al buen oficio de Juanra Martín, que ya ha ensayado numerosas versiones en las galas del Festival de San Sebastián y que se ha estrenado en los goya con sobresaliente.
En este caso no solo servían para que bajasen del olimpo las estrella consagradas que entregan la estatuilla, y para que subieran al mismo las que se instalan en esta nueva edición. También era decorado cambiante para el tiro de cámara, que tenía su momento mas brillante en la gran fuga de escalones. Esta pasarela quebrada es la gran prueba de las actrices para demostrar su clase en la bajada con tiros largos, de las que salieron airosas nuestras heroínas del celuloide, aunque en ocasiones han provocado momentos dramáticos, como la caída hace pocos años en un ensayo de Marisa Paredes en el escenario del Kursal, que a poco acaba con su nariz. Tambien sirvió en esta ocasión para dramatizar la situación de los minusválidos, con la sufrida ascensión de Langui al que se vio que no se le pone nada por delante, en la ceremonia y en la vida.
La mejor escalinata de los goya hasta la fecha fué tambien una gran metáfora del Camino de Javier Fesser y Luis Manso que nos han contado la odisea de Alexia en una película necesaria de ver y en la que la hondura de las ideas cristaliza gracias a un fantástico desarrollo visual digno del gran Hitchcock y sus maestros del expresionismo alemán.