Por volumen e influencia en el sector, el capitán que marca
el rumbo del barco audiovisual español es el presidente, antes director
general, de RTVE. Hasta los canales en manos privadas funcionan en base a la
estrategia previa que se marque desde Prado del Rey. Asentada esa verdad, solo
puede causar perplejidad que un
sector clave para el desarrollo de un país post industrializado, el de los
contenidos audiovisuales, haya navegado a la deriva durante mas de un año. La
irresponsabilidad de los políticos en esta cuestión, y en otras, es manifiesta.
Causa rubor que se haya mantenido, por los antes en el poder y ahora en la
oposición, la tesis falsa de que la supuesta independencia (¿política?) del
aparato mediático estatal justifica esta navegación a ninguna parte. La paralización en la toma de
decisiones relacionadas con la producción estaba y está hundiendo el sector en
un momento en que el país no se puede permitir espera alguna en su dinamización
económica.
Aunque el pasado interese ya poco, la historia dejará en su sitio la
inadecuada reforma de los medios de la época ZP, que no hizo sino engordar los
gastos de la Corporación al seguir contratando a profesionales y mantener el
pasivo del Ente, por eliminar la publicidad sin un seguro de financiación e incrementando así el gasto público, por
abrir el mercado a mas operadores para volver a contraerlo y dejarlo en
duopolio, por olvidarse de los consejos del comité de sabios, etc, etc. Valga como
señuelo lo de la independencia, tan necesaria, de los medios públicos. Pero
está falto de toda verosimilitud. Algún día se descubrirá como este sistema
supuestamente tan buenista llevó a dimitir a los dos presidentes consensuados
(presentados eso si por el gobierno de turno), como prueba clara y palpable de
una formula imperfecta. En la azarosa vida de la RTVE, se marcó otro hito impensable: dejar la casa descabezada, paralizando a la industria. Empieza otra etapa en los medios públicos con un tiempo
ya perdido para la producción: la propia, la externa, del cine o la
digitalización. España necesita con urgencia enderezar y tomar rumbo claro en
el sector, para hacerse fuerte en un mundo que debe dominar: los contenidos
audiovisuales y digitales en español. Será nuestra mejor industria anti-crisis.
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