WIKILEAKS: ESPIAS EN LA RED

El otoño ha traído a Washington un vendaval de papeles que van dejando a Obama desnudo ante el mundo. Una prensa necesitada de historias que enganchen y de volver a su rol de cuarto poder  está aventando los entresijos diplomáticos de la superpotencia.  No es la primera vez.  Hay grandes precedentes. Los papeles del Pentágono. Los exposés de la CIA de Philip Agee. La garganta profunda del Watergate... El poder siempre se ha parapetado en sus secretos, que parecen su razón de existir. Los espías y la prensa libre son sus grandes enemigos, que ahora se confabulan para hacer la radiografía digital de la diplomacia norteamericana. 

Sabemos quien filtra, aunque no ciertamente porque intereses. Sabemos como: una minúscula memoria digital puede chupar en segundos millones de documentos. Es mas difícil argumentar el porqué de la filtración digital. El poder verá ahora al presunto enemigo en todas partes. Obligadas a compartir información tras el 11-S, las agencias secretas americanas volverán a encerrase en su caparazón propio, al demostrarse que información compartida es información devaluada. Suena a venganza contra Obama y el departamento de estado de Hillary Clinton.  ¿Una venganza rusa por destapar su red de espías empotrada en América o una nueva amenaza talibán que busca las cosquillas al Imperio donde mas le duele, en su supremacía tecnológica?. O será la nueva  brecha tecnológica que con su fuente inagotable de bits cuestiona la misma naturaleza del poder y sus mecanismos de autodefensa. 

Una de las pocas consecuencias ciertas provocada por airear los secretos diplomáticos de medio mundo es que el poder puede parar a los “indeseados en red”. Es imposible ya entrar en Wikileaks, mientras otros piratas que surten de cine gratis o porno miserable a todo el mundo siguen tan ricamente en activo. Hace tiempo que los políticos hablaban de poner controles a Internet. Ahora que sienten como la red se revela ante sus secretos intereses, quizá estemos en puertas de ver a los bits amordazados y rebajada nuestra libertad de circulación en las redes.