Imágenes del FICG 27: Carrington en cine y en papel
El Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en su edición 27, se suma al recuerdo de la artista británica, quien habitó durante muchos años en México, Leonora Carrington, con la proyección de la película Leonora Carrington. El juego surrealista, del realizador español Javier Martín–Domínguez. El FICG 27 también abre sus puertas a la exposición conformada por las litografías creadas por Carrington en torno al dibbuk, como se conoce en el folclor judío al alma errante de un difunto que se apodera de un cuerpo viviente para concluir los asuntos que dejó pendientes en vida.
Ocho piezas de litografía componen la exposición Plástica fantástica. Imagen de una artista: Leonora Carrington, inaugurada el día de ayer en el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG). Con titulos como Lea regresa poseída, Los tres ociosos y El rabbí, los personajes bestiales del imaginario de Carrington aparecen como una encarnación de los que tejen la obra teatral El dybbuk o entre dos mundos, escrita por el ruso S. Ansky en la época de la Primera Guerra Mundial y en la que se inspira la serie pictórica.
Según el texto introductorio, en el folclor judío un “dybbuk” es un alma en pena que busca un cuerpo para poder cumplir los cometidos que no concluyó en vida. Del mismo modo, el alma del arte “busca un cuerpo para concluir aquello que le ha hecho falta, es a través del artista que lo logra, no como inspiración divina sino como medio y pretexto”, continúa el mismo texto.
Leonora Carrington nació en Lancanshire, Inglaterra en 1917. Desde 1942 y hasta su muerte en mayo del año pasado, vivió en México, a donde vino tras vivir una temporada en el París de la efervescencia surrealista, huir de la ocupación nazi, escapar de un hospital psiquiátrico en Santander, refugiarse en la embajada mexicana de Lisboa y conocer ahí a Renato Leduc, quien se convertiría en su marido.
En México reencontró a varios de sus amigos del café Les Deux Magots en calidad de exiliados y sostuvo una larga amistad con la también pintora Remedios Varo. Además de ser una escritora destacada con nueve títulos de narrativa más su autobiografía En bas, su obra plástica alcanzó en 2005 el precio más alto por un cuadro de un artista surrealista en vida con El malabarista por 713 mil dólares.
A propósito del invitado de honor, Reino Unido, y aprovechando que los cuadros forman parte de la colección del Ayuntamiento de Guadalajara, esta breve muestra fue inaugurada el día de ayer por la mañana con la presencia de Iván Trujillo Bolio, director del FICG, la secretaria de cultura municipal, Myriam Vachez, y Judith MacGregor, la embajadora británica en nuestro país.
“Era una referencia obvia y una oportunidad que no podíamos dejar pasar”, comentó Trujillo momentos antes de cortar el listón. “La idea es que los asistentes puedan disfrutar de una actividad diferente al salir de ver una función”, añadió.
Pero de hecho, la visita a la exposición puede desmbocar asimismo en una película. En un pequeño apartado acondicionado con una pantalla y asientos, corre el documental Leonora Carrington. El juego surrealista, una producción española de este año del director Javier Martín-Domínguez, estrenado apenas el pasado viernes en el propio Festival.
Según el texto introductorio, en el folclor judío un “dybbuk” es un alma en pena que busca un cuerpo para poder cumplir los cometidos que no concluyó en vida. Del mismo modo, el alma del arte “busca un cuerpo para concluir aquello que le ha hecho falta, es a través del artista que lo logra, no como inspiración divina sino como medio y pretexto”, continúa el mismo texto.
Leonora Carrington nació en Lancanshire, Inglaterra en 1917. Desde 1942 y hasta su muerte en mayo del año pasado, vivió en México, a donde vino tras vivir una temporada en el París de la efervescencia surrealista, huir de la ocupación nazi, escapar de un hospital psiquiátrico en Santander, refugiarse en la embajada mexicana de Lisboa y conocer ahí a Renato Leduc, quien se convertiría en su marido.
En México reencontró a varios de sus amigos del café Les Deux Magots en calidad de exiliados y sostuvo una larga amistad con la también pintora Remedios Varo. Además de ser una escritora destacada con nueve títulos de narrativa más su autobiografía En bas, su obra plástica alcanzó en 2005 el precio más alto por un cuadro de un artista surrealista en vida con El malabarista por 713 mil dólares.
A propósito del invitado de honor, Reino Unido, y aprovechando que los cuadros forman parte de la colección del Ayuntamiento de Guadalajara, esta breve muestra fue inaugurada el día de ayer por la mañana con la presencia de Iván Trujillo Bolio, director del FICG, la secretaria de cultura municipal, Myriam Vachez, y Judith MacGregor, la embajadora británica en nuestro país.
“Era una referencia obvia y una oportunidad que no podíamos dejar pasar”, comentó Trujillo momentos antes de cortar el listón. “La idea es que los asistentes puedan disfrutar de una actividad diferente al salir de ver una función”, añadió.
Pero de hecho, la visita a la exposición puede desmbocar asimismo en una película. En un pequeño apartado acondicionado con una pantalla y asientos, corre el documental Leonora Carrington. El juego surrealista, una producción española de este año del director Javier Martín-Domínguez, estrenado apenas el pasado viernes en el propio Festival.
Javier Martín-Domínguez, director de la cintaLeonora Carrington, El juego surrealista, que narra la pasajes de la vida de la pintora considerada la última memoria viva del movimiento surrealista y la batalla que emprendió para liberarse de una educación opresora, lo que le permitió explorar y explayar su inconsciente hasta luchar contra la locura en un psiquiátrico español en los 40. Además hace un recuento de su llegada a México en un éxodo como resultado de la guerra civil española. La cinta, junto con una exposición de grabados, forman parte del homenaje que el FICG 27 realizan en honor de Carrington.
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