7.7.20

Día de Denia. Vicent y Garcia Pan

DIA DE DIANA, DIA DE DENIA
Entre el Fuerte de Denia y la cumbre de El Montgó se abre una vía de aire a la que llaman Carrer de Diana; no es la mas ancha, ni la principal del callejero de la ciudad, pero si es la mas airosa, y además hace honor al origen mítico de este asentamiento portuario que siempre vio en la cumbre del Mongó el cuerpo de una diosa a la que el mar quiere arrebatar su posición altiva.

Esos vientos de Diana son los que mueven las palabras en tertulia de un grupo ya maduro pero con una jovialidad de espíritu y verbo que otros ya quisieran. Fui allí en busca del Manuel Vicent que sienta su reino veraniego lejos de las sillas del Gijón para encontrarse con los vientos del Mediterráneo y festejar a los amigos con palabras vivaces y solares. Se ahuyenta la memoria temprana del encierro, y buscamos en la lejanía aquel encuentro con Ava cerca de Barquillo, en el Oliver, en las noches cuyo olor y luz recuerda con una mezcla de melancolía y exaltación. Certifica que la vio aquella noche, y por eso mismo su última entrega, su Ava en la noche la podemos leer como novela o como la memoria del chico de Valencia que se fue a Madrid para ser notario de la noche y sus habitantes. No solo la vio o los vio a todos ellos, farándula de un cuento oscurecido por el franquismo, sino que los sintió y les hizo parte de un presente que ahora deviene en memoria y puede contarse a gusto del narrador.  Volveremos sobre ello, que mucha miga de buen pan tiene Ava y la novela de Ava y Jarabo.

 La mañana empezó con un desayuno de descubrimiento. Visitar el nuevo hotel Nou Roma, con su magnifico emplazamiento en la antigua casa de la guardia del castillo, y que como nos comentaría Vicent pasó por las manos del pintor Manolo Valdés, habilidoso en encontrar bellas construcciones. Allí se expone ahora una selección de Ana Garcia Pan, con titulo “Denia, mitos, leyendas y personajes”. La calidad de la pintura, desde sus mezclas de color a la delicada disposición de los motivos, hacen de los cuadros un peregrinaje homérico a los rincones de la historia de esta ciudad de aire y mar, que ha pasado por manos de todas las culturas de interés.  García Pan crea jeroglíficos hechizados que te invitan a descifrarlos en un tiempo de horas de verano, las que no tienen fin. De repente, en una esquina, salta la magia, el poema, se vislumbra el hechizo que te hace entrar en el cuadro y ser poseído. Denia siempre atrapa.


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