8.3.06

Javier Martin-Dominguez
obra audiovisual

- ART EAST -
- IMPROVISADORES DE ILUSIONES -
- NAM JUNE PAIK. METROPOLIS -
- LA FIESTA UNIVERSAL -
- MAPAS DE AGUA Y ARENA -
- DE LA PIEL PA DENTRO -
- VIAJE A LA LUNA -
- MADRID, USA -

6.3.06

LENI RIEFENSTAHL
EL OJO INMORTAL DE HITLER


JAVIER MARTIN-DOMINGUEZ


Es dificil resistirse a las aguas profundas de Malindi, en la costa de Kenia. Contienen una vida submarina tan abundante y exotica que los turistas mas arriesgados y atleticos se apuntan a las clases de buceo para conquistar el fondo del mar. Con reparos, el profesor de turno acepto en su grupo de novatos a una entusiasta marcada ya por la edad. Confesaba haber pasado de los cincuenta, aunque la intrepida abuelita superaba la barrera de los setenta. Hoy, con noventa y dos años, la alumna sigue practicando submarinismo para conseguir sorprendentes imagenes de lo mas profundo.
Se mueve como pez en el agua, aunque sea contracorriente. Asi ha sido siempre y asi es la vida de Leni Riefenstahl, la madre del cine documental(El triunfo de la voluntad, Olimpia) metida ahora a pescadora de imagenes. Fue el ojo cinematografico de Hitler, por lo que ha tenido que pasar todo su vida navegando entre las criticas por su colaboracionismo nazi y las alabanzas por haber dado al septimo arte algunos de sus mejores momentos en blanco y negro.

Sera mera coincidencia, pero ahora que el neofascismo asoma sus narices por muchas partes, Leni Riefenstahl tambien vuelve para demostrar que es tan eterna como sus peliculas. En un escaso espacio de tiempo han aparecido publicadas sus memorias, se ha estrenado un documental sobre la documentalista y sus apabullantes imagenes del Reich y de los Juegos de Berlin aparecen trufadas en la pelicula de ficcion "Verano Olimpico". A su clasico libro sobre los Nuba se unen ahora tres volumenes de fotografia submarina. Es la nueva vida publica de una mujer inteligente y activa a pesar de tener casi tantos años como el siglo.
Cuenta que un cartel de cine cambio su vida. Iba para bailarina cuando una herida en la rodilla nublo su futuro para la danza. De camino al medico por las calles de Berlin, fijo su mirada en un anuncio de "La montaña del destino". En unos pocos meses, se las arreglo para conocer y seducir a su director, Arnold Franck,que retoco el guion de su siguiente pelicula para darle a Leni el papel estelar. Se convirtio en la protagonista absoluta de las peliculas de este genero aleman- las peliculas de montaña -inventado por Franck, hasta conocer suficientemente el oficio para colocarse a un tiempo delante y detras de la camara.

Su debut como directora fue en 1932 con "La luz azul". Un exito popular que encandilo al mismisimo Adolfo Hitler que acabaria llamandola para rodar las peliculas propagandisticas del partido nazi. Cuando un año despues el ministerio de propaganda se hizo con el control de la industria alemana del cine, los directores de mas talento, como Lubitsh y Murnau, se habian ido a trabajar a Hollywood o habian decidido exiliarse (Fritz Lang, Max Ophuls y Billy Wilder). Leni no le hizo ascos a producir de encargo unas peliculas que serian dinamita politica y que marcarian su grandeza y su miseria como directora de cine.
La tentacion era grande. No todos los dias se consiguen para una produccion medios ilimitados. Quiza la perdio su ambicion cinematografica y termino poniendose al servicio de una causa diabolica. Pero, a pesar de que en sus memorias intenta reconstruir su pasado("Noten como la pelicula no lleva comentarios. Me importaba un bledo si se trataba de una pelicula sobre politica o sobre verduras o sobre fruta"), la estrecha relacion con Hitler, sus ideas y hasta su estetica muestran a una Leni Riefenstahl comprometida personalmente con la causa nazi.
A sus treinta y dos años Leni contaba con todo. Su actor seria Adolph Hitler y los secundarios el millon de asistentes al mitin del partido nazi en Nuremberg. El resultado final fue "El triunfo de la voluntad ", premiada en Alemania, en la Feria Mundial de Paris y en la Bienal de Venecia donde su mas dura competidora fue una pelicula Disney.
La aparicion de sus memorias y del documental sobre su vida son fundamentalmente dos nuevos intentos de reconstruir su imagen para la posteridad, como si de una operacion de montaje cinematografico se tratase. Son las imagenes de siempre, pero L.R. utiliza la moviola a su antojo para escapar del negro pasado nazi y pintar una inmortalidad cinematografica brillante. Una vez mas se presenta como "una victima inocente de las circunstancias historicas que su limitada vision periferica no permitia comtemplar".
Pero en sus memorias las contradiciones en fechas y datos son evidentes y han provocado mas de una pagina de cartas de replica en The New York Times, donde se denuncia incluso que organizaciones neonazis como el Instituto para la Revision Historica o la Resistencia Aria Blanca fomentan la venta en video casete de "El triunfo de la voluntad"

El documental de Ray Muller, titulado originalmente "El poder de las imagenes", se ha distribuido como "La maravillosa y horrible vida de Leni Riefenstahl", dando a entender que ambas caras de su historia estan dentro. Pero no es cierto. Como en sus voluminosas memorias, Leni reconstruye la historia a su manera para escapar de la sombra perturbadora del nazismo que ella ayudo a crear. El sagaz ojo de la Alemania hitleriana busco la salida a su contradiccion vital y artistica en Africa. Primero fue con el descubrimiento de los Nuba. Antes de ser tocados por el turismo, L.R. realizo una destacada serie fotografica sobre la tribu, convertida en un libro antropologico imprescindible.
La autora de algunas de las mas fascinantes imagenes atleticas, como los saltos de trampolin en su pelicula de mas de cuatro horas sobre los Juegos Olimpicos de Berlin del 36, ha encontrado su balsamo final a la polemica historica que la persigue en la corriente sedante del agua. Sus fotos fijas y sus videos de peces de colores le han devuelto a la vida artistica y al disfrute personal. Lejos de la monotonia uniformada del nazismo, la nonagenaria se viste con ropas coloristas y estramboticos para pasearse entre su casa de Munich y los mares de Africa. "Solo quiero ver. Esa es mi vida. Solo soy feliz en la mesa de edicion viendo mis videos submarinos". El ojo de Hitler, ahora pasado por agua, sigue abierto a los noventa y dos años.

FICCION ESPAÑOLA

Al sur de Madrid, en el Museo del Aire de Cuatro Vientos permanece aparcado el avion que utilizo Leni Riefesntahl para localizar exteriores en España. L.R. habia decidido volver a la ficcion para escapar de las peliculas propagandisticas o para librarse de Goebbels, que no conseguia controlarla como directora y quiza tampoco como amante.
Leni retomo la linea de sus "peliculas de montaña". Eligio como base la opera "Tiefland" de Eugen d´Albert, inspirada en un poema de Angel Guimera, ocupandose de la adaptacion, produccion, direccion y reservandose incluso un papel en el reparto. Una sobrecarga que unida a los problemas de financiacion y sus entonces tensas relaciones con algunos mandos nazis termino mandandola a un hospital madrileño. Era el preludio de un mas que accidentado rodaje que no la permitiria concluir la pelicula hasta 1953, pasadas la guerra civil española y la derrota nazi.
Lo cierto es que L.R. utilizaria el interminable rodaje de esta pelicula semi-española para esconderse en el periodo de la guerra. La primera tentativa para llevarla a cabo tropezo con una llamada de vuelta a Alemania para hacer "El triunfo de la volunntad" y "Olimpia". El calendario marcaba 1936. España ya no era territorio para hacer ficcion sino carne de crudo documental de guerra. L.R. paso las localizacioones a Praga donde reanudo el rodaje en 1944. Aqui nacera otra pagina negra para el ojo de Hitler, por utilizar gitanos procedentes de campos de concentracion para el rodaje. (L.R. lo ha negado sistematicamente). Cuando en 1952 consigue rehabilitarse de su pasado nazi, vuelve al rodaje y al año siguiente su ultima pelicula es distribuida en la Alemania Federal. Para entonces, en palabras del critico Geoffrey Donaldson, "Tiefland" era "un anacronismo cinematografico". Hoy es una reliquia, una curiosidad que junto a sus grandes documentales y a su primera incursion como directora-actriz han vuelto a reponerse en el Film Forum del SoHo neoyorquino.

(Publicado en El Pais, antes de su fallecimiento)
McLUHAN VIVE

Javier Martin-Dominguez

Fue la estrella que guió durante años a los que buscaban un sentido a la creciente industria de los medios. Creo toda una constelacion de frases que de tanto uso llegaron a ser manidas. Acuño los conceptos de aldea global, el medio es el mensaje, la temperatura de los medios y otros fetiches semanticos. Hizo de hombre anuncio mundial para amplificar la importancia sobre los grandes cambios sociales provocados por la penetración de nuevos artefactos en una civilizacion. Fue un creativo provocador y un profeta. El intelectual best-seller. Casi un logotipo. McLuhan.
Con el salto de las decadas, el rey del "medio y el mensaje" paso de ser cita obligada a estrella fugaz. Su tiempo de fama en este mundo de limites publicitarios parecia agotado. Pero Marshall Macluhan guardaba una traca final. Era el trabajo y la reflexion de los ultimos años dedicados con pasion a la busqueda y enunciacion de unas "leyes de los medios". La obra postuma del comunicologo canandiense ha corrido el riesgo de permanecer inedita. McLuhan no consiguio verla publicada en vida. Pero la imprenta no ha podido tomarse la revancha final con el autor de "La Galaxia Gutemberg".

El referente mas cercano a su ultimo analisis esta en la antropologia estructural de Claude Levi-Strauss que explica la funcion del mito como el mediador o reconciliador entre dos conceptos enfrentados. Cuando emerge una contradiccion en una cultura, se crea un mito para resolverla. En un debate actual y habitual como el del papel educativo de la television se apunta el conflicto entre las aspiraciones para que la television aumente la educacion tradicional y la realidad de que actua como freno sobre procedimientos educativos tradicionales como la lectura. El conflicto se ha resuelto con la creacion del mito de que la television educa pero no de forma tradicional; por ejemplo, aportando las imagenes y sonidos de un mundo real y pre-literario. Tales modelos se han denominado triangulos o triadas, con las fuerzas de oposicion situadas en la base y el mito reconciliador en el angulo superior.
McLuhan estira el modelo y propone uno basado en cuatro esquinas o tetradas, que constituyen el principal argumento de su obra final. En ella sostiene que los principios de equilibrio sugieren que cualquier entrada de un nuevo artefacto en una sociedad tiene un impacto desarrollado en cuatro tiempos. Primero amplifica o intensifica algunos aspectos del sistema. Deja obsoleto el balance actual. Recrea o recupera un equilibrio anterior. Y, por fin, cuando las propiedades de este nuevo artefacto se amplifican hasta sus limites, el sistema busca su solucion en un "regreso" al futuro.
Asi, en el caso de la television vemos que intensifica lo audiovisual en las ondas, deja obsoleta la radio y la exhibicion cinematografica, recupera lo visual (previamente apagado por la radio) y se reconvierte en tres dimensiones, con la holografia o la realidad virtual. Entre otros muchos casos, McLuhan llega a analizar el impacto de la bomba atomica, obteniendo con su modelo de cuatro pasos esta formulacion, previa a la caida del muro: "La introduccion de la bomba en el sistema promueve la destruccion global, deja obsoleta la guerra convencional, recupera la barbarie y se reconvierte en paz mundial o guerra de guerrillas" (como hemos visto con el final de la guerra fria y el desastre yugoslavo).
En las Leyes, Marshall McLuham aplica estas relaciones a docenas de medios y tecnologias llegando a la conclusion de que todas las extensiones del hombre, verbales y no verbales, hardware o software son esencialmente metaforicas en estructura. Las tecnologias, como las metaforas, forman puentes de un tipo de experiencia a la siguiente. El instrumento presentado por McLuhan en su obra final es sin duda de interes para enfrentarse al nuevo, creciente y apasionante panorama de interactividad y simbiosis de los sistemas de comunicacion. Sin su publicacion, habria quedado coja la perspectiva global del pensamiento mcluhiano.

La revancha Gutemberg

Cuando McLuhan visito por primera y ultima vez España, en el año setenta y cinco, ya tenia en mente esta obra y asi nos lo comento en Barcelona. La edicion se hacia esperar y el comunicologo por excelencia se fue a la tumba sin verla publicada. El profesor de la New School for Social Research de Nueva York Paul Levinson me ayudo a rastrearla hasta los cajones de la editorial que habia manejado el manuscrito.

La obra se quedo atascada en las oficinas neoyorquinas de la editorial Doubleday, donde la encargada de revisarla, Loretta Barret, me comento que la editorial consideraba aquel texto mas como un proyecto que como una obra definitiva, por lo que se le pidió al autor que la replantease y de paso devolviese el anticipo cobrado para escribirla.
McLuhan sucumbia a su propio éxito. Las editoriales no querían un serio ensayo sino otra obra donde su lucidez intuitiva y su jerga conceptual diera luz a nuevas frases felices para ser carne de best-seller. La buena estrella se apagaba. Algunos miembros de la comunidad academica dedicada a los estudios de comunicación con acceso a estas ultimas ideas mcluhianas si creyeron en su valor. La Universidad Fairleig Dickinson de Nueva York dedico un simposium a las "nuevas leyes". Pero el libro completo siguió sin aparecer y los ultimos planteamientos macluhianos pasaron generalmente desapercibidos.
Finalmente, y ya fallecido el profeta pop de los media, la obra fue revisada y ampliada por su propio hijo, Eric McLuhan, que firma con su padre esta nueva propuesta de metodo de analisis de los medios de comunicacion y su capacidad transformadora de nuestra sociedad. McLuhan vive.

4.3.06

Rolling Stones forever
RECUERDOS DE "VOODOO LOUNGE"
EL SHOW DEL MILLON DE WATIOS
JAVIER MARTIN -DOMINGUEZ

DESDE HACE TREINTA AÑOS, CADA VEZ QUE LOS STONES SALTAN A LA CARRETERA SABEN ENCONTAR UNA FORMULA MAGICA PARA PARECER LO DE SIEMPRE Y SIEMPRE SER ALGO NUEVO.
EL SECRETO ESTA EN CONSERVAR LA MELODIA- ROCK PRIMARIO CON PROGRESIONES BASICAS DE BLUES - Y MANTENER LA ENERGIA DE CABALLO QUE DESPEGA MICK JAGGER EN ESCENA. PERO LO CRUCIAL ES RENOVAR EL CONCEPTO DEL SHOW PARA SER LOS MEJORES, CADA CINCO AÑOS, SOBRE UN ESCENARIO .
EN SUS CONCIERTOS NO ES MUSICA TODO LO QUE RELUCE. LOS R.S. PONEN LA BANDA SONORA, PERO EL CONCEPTO QUE ENGLOBA ESCENARIO, PROYECCIONES, VESTUARIO, LUCES Y EFECTOS ESPECIALES SE RENUEVA PARA DAR SATISFACION A UNA AUDIENCIA DE SESENTA MIL PERSONAS APLICANDO LOS RECURSOS MAS SOFISTICADOS Y TECNOLOGICAMENTE MAS AVANZADOS EN LA INDUSTRIA DEL SHOW BUSSINES.
EL RESULTADO ES UNA OPERA ROCK BAJO UN MILLON DE WATIOS. DOS HOMBRES CLAVE, MARK FISHER Y PATRICK WOODROFE, TIENEN LA RESPONSABILIDAD DE QUE EL ESPECTACULO NO DECAIGA. FUERON ELLOS LOS QUE ARMARON, CON MICK JAGGER Y EL BATERIA CHARLIE WATTS,"URBAN JUNGLE". Y CINCO AÑOS DESPUES VUELVEN A FIRMAR VOODOO LOUNGE. LO QUE TRATAN DE CONSEGUIR, SEGUN WOODROFFE, ES "UN EQUILIBRIO ENTRE LO TECNICO Y LO EMOCIONAL, PARA PODER LLEGAR A REALIZAR EL MAS GRANDE ESPECTACULO DE ROCK".
CADA AÑO EL TECHO ESTA MAS ALTO. DESDE LOS TOURS DE MICHAEL JACKSON SOBREVOLANDO UN ESCENARIO A LAS PANTALLAS DE U2 O LA RED DE RAYOS LASER DE PINK FLOYD. PERO WOODROFFE QUE HA DISEÑADO PARA AC/DC Y PHIL COLLINS Y HA MONTADO INSTALACIONES LUMINOSAS PARA LOS JARDINES DE KEITH RICHARD O PARA EL BOIS DE BOULOGNE EN PARIS, VUELVE A SUPERARSE.

EN MEDIO DEL ESTADIO, DENTRO DE UNA ESTRUCTURA CUBIERTA DE LONA NEGRA, PATRICK WOODROFFE HACE SU PARTICULAR PERFORMANCE AL MISMO TIEMPO QUE LOS STONES. SIN EL NO SE LES VERIA. SE SIENTA FRENTE A TRES MESAS DE LUCES, VARIAS PANTALLAS DE ORDENADOR Y UN MEZCLADOR DE VIDEO. SUS OJOS Y MANOS SUPERVISAN UN MINUCIOSO PROGRAMA DE ORDENADOR ENCARGADO DE MARCAR DESDE EL COMIENZO DEL ESPECTACULO- EL SALTO DE LA LA PRIMERA LLAMARADA ORDENADA POR MICROCHIP -HASTA CADA MOVIMIENTO EN LAS VEINTITRÉS CANCIONES PROGRAMAS DURANTE SU ACTUACION EN EL GIANTS STADIUM DE NEW JERSEY HACE CASI UN AÑO.
CON LAS PRIMER NOTAS DE LA CANCION DE APERTURA, "NOT FADE AWAY", SE DESATADA UNA CASCADAS DE FUEGOS ARTIFICIALES HIGH TECH: LLAMARADAS VERDES DETRAS DEL ESCENARIO, VIDEOS PREGRABADOS EN PANTALLA GIGANTE Y LUCES VERDIAZULES A JUEGO CON EL VESTUARIO DE MICK JAGGER. EL SHOW HA COMENZADO Y EL MILLON DE WATIOS EN LUZ PREVISTO PARA UNA SOLA NOCHE DE ACTUACION EMPIEZA A DESGRANARSE. WOODROFFE SABE QUE MICK JAGGER TIENDE A ACELERAR LAS CANCIONES Y KEITH RICHARDS A ALARGARLAS. UN COMPROMISO ES NECESARIO, PORQUE LOS PUNTOS QUE MARCAN CADA PASO EN LA NARRATIVA DE LOS CONCIERTOS DE LOS R.S (LUCES, PROYECCIONES, MUÑECOS INFLABLES, LLAMARADAS) DEBEN IR SINCRONIZADOS EN EL MINUTADO ELECTRONICO INFLEXIBLE DE UN ESPECTACULO PROGRAMADO EN ORDENADOR.
NO SERIA POSIBLE DE OTRA FORMA. SOLO EN LA LENGUA EN FORMA DE COBRA TECNO QUE SE LEVANTA SOBRE LA BANDA EN EL ESCENARIO VAN ESCONDIDAS DOS TONELADAS Y MEDIA DE EQUIPO DE ILUMINACION. CUANDO INTERPRETAN "SPARKS WILL FLY", UNA RED COMPUESTA POR 960 BOMBILLAS CONTROLADAS INDIVIDUALMENTE DESTELLEAN Y FORMAN DISEÑOS LUMINOSOS ARROPANDO ELECTRONICAMENTE EL FONDO DEL ESCENARIO.

EN SU VEINTICINCO ANIVERSARIO, LOS REYES DEL ROCK RECREARON EN EL TOUR "URBAN JUNGLE" LA HISTORIA DEL PEQUEÑO PRINCIPE QUE SE ABRE PASO EN LA JUNGLA DE LOS PERROS-DRAGONES PARA ACABAR CORONANDO A MICK JAGGER, REVESTIDO POR UNA SIMPLE T-SHIRT, COMO REY DEL ROCK. LA DRAMATURGIA DESARROLLADA POR MARK FISHER, DOCTOR EN ARTES ESCENICAS POR LA UNIVERSIDAD DE NUEVA, YORK ERA IMPECABLE. LA SIMBOLOGIA, DESDE LAS TORRES METALICAS A LOS PERROS INCHABLES, SORPRENDENTE. LAS LUCES, ELECTRICIDAD Y FUEGO, PUNTUALMENTE IMPECABLES.
LA BANDA CUMPLE AHORA EL TREINTA ANIVERSARIO DE SU PRIMER SHOW EN CARRETERA CON “VOODOO LOUNGE” Y EN SU PUESTA EN ESCENA VUELVE A SUPERARSE. EN POCAS OCASIONES SE HA INTEGRADO TAN EFIZCAMENTE TODO EL ESPACIO DE UN ESTADIO, INCLUIDAS LAS GRADAS OCULTAS POR EL ESCENARIO Y LAS QUE ABARROTA EL PUBLICO, CON LA BANDA Y SU ACTUACION.
LOS REYES DEL ROCK ESTAN METIDOS EN LA AUTOPISTA DE LA COMUNICACION, CON UNA SABIA MANO ELECTRONICA PINTANDO UN AURA SOBRE LOS ETERNOS STONES. EL UNICO EFECTO NO PROGRAMABLE E INSUPERABLE LLEGARA CUANDO "VOODOO LOUNGE" SE FUNDA CON EL PUBLICO ESPAÑOL. AQUELLA NOCHE DE LA TORMENTA Y EN LA DEL VERANO DEL NOVENTA EN EL CALDERON, LOS STONES ENCONTRARON LA MEJOR RESONANCIA HASTA LA FECHA PARA SUS ELECTRONICAS OPERAS ROCK

(EL PAIS, 1991)

3.3.06

EL ESPEJO DE LOS DIOSES

Javier Martín-Domínguez

Apenas se necesitan dos horas en el expreso de Kioto para llegar al tesoro mejor guardado de Japón. En el punto de destino, carpinteros y constructores cortan y ensamblan vigas, tablones y maderos para rehacer una vez mas el templo de Ise. Demolido y vuelto a levantar cada dos décadas, Ise es sometido a este laborioso rito de constancia desde hace mil quinientos años. De apariencia simple en su diseño y ejecución, la construcción atrae por la rojiza y olorosa madera de ciprés, una madera que pasa por incorruptible. Un noble envoltorio para arropar al mas antiguo vinculo de las islas del sol naciente con su mítico pasado. Aquí se guarda la prueba de que una diosa ensimismada en un espejo alumbró Japón gracias a ese gesto de curiosa vanidad. Ella era la diosa sol Amateratsu y el tesoro de Ise es su espejo.
Si viajar por un país desconocido les resulta a autores como Paul Theroux la experiencia mas cercana a escribir una novela, bucear en la mitología de una cultura ajena es lo mas próximo al poema y al sueño. La mitología y la historia japonesa se enredan en la misma columna cultural que permite decir que la linea dinástica que llega hasta el actual emperador Akihito nunca ha sido interrumpida. Esta entroncada por tanto en aquellos dioses. Desde el príncipe celestial Kami Yamato Iwarebiko, y durante setenta y dos generaciones en orden directo de sucesión, el espejo ha pasado de mano en mano, del emperador fallecido a su heredero, como si el ser japones se fundamentase en la necesidad de mirarse en el mismísimo espejo de los dioses. Una cultura de miradas y reflejos, de verse y reflejarse en un objeto. Japón es, como observó Roland Barthes, el imperio de los signos, la tierra del gesto vacio, el símbolo, el detalle que se presenta como el todo. El producto de una mirada ensimismada, de una contemplación absorta de cada aspecto parcial del mundo.
Quizá no haya momento mas singular para atestiguarlo como la ceremonia de entronización de un emperador que es al mismo tiempo el supremo sacerdote de la religión sintoísta. En el acto se dan cita el heredero de los dioses, el espejo de la diosa ensimismada y la parafernalia creada para la ocasión por los mas destacados artesanos del archipiélago.
Habían transcurrido casi dos años del doliente funeral por el longevo y controvertido emperador Hirohito, cuando las casas reales, jefes de estado y cancillerías de todo el mundo fueron convocadas de nuevo para un viaje al Extremo Oriente. Todo ese tiempo se había demorado la subida de Akihito al trono del crisantemo, un voluminoso artefacto de casi diez metros de altura y ocho toneladas de peso que representa una montaña donde Amateratsu colocó a su nieto para iniciar así la familia imperial 6oo años antes de Cristo.
No es usual en país alguno que un rito de sucesión se haga esperar tanto. Pero la Agencia de la Casa Imperial japonesa- un verdadero imperio de funcionarios y cortesanos conocidos por su meticulosidad y también por sus intrigas -era consciente de que iba a escenificar un guión escrito hace mas de un milenio y que llevaba sesenta y dos años sin representar. No debía escatimar en precauciones.
Las manos mas diestras y las cabezas mas claras fueron convocadas para planificar el ceremonial y embellecer los jardines de palacio. Iban a desplegar, bajo el sol, el Japón esencial: kimonos teñidos especialmente para la ocasión, música clásica interpretada al koto, recipientes lacados y utensilios de bambú rizado, singulares espadones y objetos sagrados. Akihito se presentaría en público ante el mundo rodeado de las cosas y las formas que reflejan el Japón de siempre. Sus autores, los mejores entre los mejores de los viejos maestros artesanos, no robaron protagonismo al emperador en su gran día, pero hoy salen a la luz mostrando aquí sus caras historiadas convertidas en un espejo de los dioses.
Ellos son los conservadores de la memoria de las cosas, los encargados de mantener la objetualidad de lo profundamente japonés tan viva como la vieja ceremonia de entronización. Un puñado de ellos son elevados a un trono especial, el de Tesoros Vivos de Japón, como reza su título oficial. En la actualidad, este club abnegado y distinguido de lo mas esencialmente japonés apenas lo componen setenta personas venerables por trabajo y por edad. No es fácil asistir a estos ritos tan separados en el tiempo y por tanto poder ver reunidas obras y gestos del antiguo Imperio del Sol Naciente para deleite de los ojos del mundo postindustrial. El paciente y solitario trabajo de los artesanos tenía aquí por fin su día bajo el sol. Ellos son la memoria viva del país. Muchos de los miembros de este singular y destacado grupo de Tesoros Vivos están entre los pocos que habrían podido contemplar la entronización previa acaecida más de medio siglo antes.
Si los meteorólogos de palacio fueron consultados sobre la conjunción de los astros, su elección de fecha fue el primer resultado positivo de los largos preparativos. En contraste con dos años atrás, cuando un Tokio acortinado de lluvia, oscuro y ventoso dio su despedida al emperador fallecido, aquel día de noviembre de mil novecientos noventa amaneció con una atmosfera limpia y un sol brillante. El astro rey no podía fallar a la cita, porque la mística de Japón se encierra precisamente en un triangulo formado por el sol, una mirada y un espejo.
En este rito, que probablemente sea el mas antiguo de los vigentes en el mundo, los japoneses celebran la llegada al trono de un hijo de los dioses, miembro de una dinastía nunca interrumpida desde los tiempos en los que la verdad y la leyenda se entrecruzan en el sueño de la historia, y en la que Akihito ocupa el numero ciento veinticinco. (Los historiadores convienen en que los catorce primeros emperadores corresponden a figuras míticas y constatan que la linea de sucesión se rompió una vez en el Siglo Sexto, amén de las posibles contribuciones de las concubinas reales que no abandonarían palacio hasta este siglo por orden de Hirohito.
Akihito había esperado largamente este momento, después de tantos años de antesala en el trono. Siempre fue el esperado que tuvo que esperar. A los siete días de su nacimiento, su padre Hirohito se decidió por fin a escribir formalmente en un papel hecho para la ocasión el que seria su apelativo: Príncipe heredero Akihito; que traducido al español significa precisamente “Claro como el cielo del otoño”. El juicio de la historia sobre el mandato del nuevo emperador esta por dictar, pero los meteorólogos de palacio ya habían conseguido pasarlo.
Lo mejor de Japón lucia bajo la claridad del cielo que protegía esa isla verdosa y apacible en el centro de la bulliciosa Tokio que conforman los jardines del Palacio Imperial. Con leves cambios cosméticos, aunque obviamente con otros personajes, el ceremonial podía haber estado discurriendo un milenio y medio atrás. Un trasunto de gestos y formas emparentados con un pasado que en otras latitudes hace tiempo que dejó de existir. El tono de anciana perennidad está en el fondo del acto y en cada uno de los objetos que lo rodea. El tinte y diseño de las telas, el perfil de las espadas, los lamentos del koto... salidos de manos que también llevan en su gen artístico memoria de generaciones.
Veintiséis banderas, incluidas el banzaiban y el daikinban, coronaban a la multitud de ilu
stres invitados que habían formado un rompecabezas protocolario solo comparable en esta última parte del siglo con el del funeral del anterior emperador.
Espadas, arcos y escudos eran blandidos por un centenar de hombres ataviados con la vestimenta tradicional de los guardias de la corte. La emperatriz Michiko paseó un kimono de cinco capas, tan colorista y vistoso como los ropajes empleados en el kabuki, y que superaba en peso al de su propio cuerpo. El emperador, con pasos dignos del temple y la delicadeza del teatro No, avanzó por el pasillo cubierto del Seiden, vestido con telas teñidas con hojas de zumaque salvaje para conseguir un tono marrón rojizo, un color solar. Le acompañaban los chambelanes portando el sable sagrado y las joyas. Dos de los tres tesoros imperiales que simbolizan el trono. El tercero, el espejo de la diosa, escaparía a la vista de los ilustres invitados y de los curiosos de la solemnidad. El protocolo y la historia le guardan el privilegio de presentarse en solitario ante el pequeño templo levantado al efecto para asomarse al Kashi-Kodoro, el espejo sagrado.
Cuenta la leyenda, cuasi-história para Japón , que la diosa sol Amateratsu se encontraba tan apenada que replegó sus rosáceos dedos y se escondió en una cueva. El resto de los dioses incapaces de convencerla para que devolviese la luz a las islas mas orientales montaron finalmente una juerga cercana a la orgia. El jolgorio terminó despertando la curiosidad de la diosa y cuando dejo entrever un destello el espejo mágico capturó sus rayos de curiosidad y se restableció la luz para comenzar la odisea de Japón en el tiempo. Ese es el Kashi-kodoro, el espejo que se guarda entre maderas de ciprés en el templo de Ise, el centro más sagrado de Japón y del que nunca se mueve. Para el momento culminante de la entronización lo cierto es que ni el mismísimo emperador llega a verlo, porque se utiliza una replica.
Tampoco el segundo de los tesoros de la corona paseado en la ceremonia es el de antaño. La espada imperial es un copia del arma original perdida siglos antes en una batalla feudal... Será por eso que lejos del bullicio y los festejos de la corte de Tokio, hay quienes procuran que ni la historia ni la gran fiesta imperial se puedan quedar de nuevo desprovistas de tesoros que lucir. Repartidos por la geografía del archipiélago nipón, los Tesoros Vivos del país siguen trabajando en la búsqueda objetual de sus esencias, reproduciendo con técnicas depuradas el sueño de la memoria de Japón. Son verdaderos museos biológicos que conjugan la veneración al arte y al maestro, al sensei. Japón, entre sus raíces confucianas y su propia historia, es una cultura de discipulo y maestro, donde el mérito está en la constancia y en el perfeccionamiento de la técnica para la consecución de la obra maestra.

(Publicado en EL PAIS SEMANAL)

Cien años del Gran Nueva York
LA CAPITAL DEL SIGLO

Por Javier Martín-Domínguez


NUEVA YORK es un terreno fértil para la imaginación, donde han ido creciendo y transformandose pasiones y vanidades, utopias y empeños que han dejado cicatrices urbanas y monumentos anclados en tierra pero con la ilusión incontenible de arañar el cielo. Jungla de asfalto y torre de neón, este es el escenario de la película del siglo de la que todos somos actores sin necesidad siquiera de haber (viajado hasta allí. Nueva York, su estampa, no produce sorpresa al visitante novicio, que cree haber estado ya metido en ella. Tal es su poder de fascinación, amamantado por el papel y el celuloide, que la han extendido por toda la tierra, mostrándola como principio y fin de la cosas. Una ciudad sin limites, resumen del mundo, que ha sabido convertirse a base de ilusión en capital de capitales, en la mas fantástica megalópolis que vieron los tiempos.

Para los calendarios al uso y los libros de historia, el llamado Gran Nueva York solo tiene cien años, aunque ya fuese bautizado así en 1664 en honor del Duque de York, hermano del Rey de Inglaterra. El primer europeo en avistar aquel espacio habitado por los indios algonquinos había sido el navegante italiano Verrazano al servicio de los franceses, aunque lo terminaría conquistando un inglés en nombre de los holandeses. El cosmopolitismo del que hace gala la ciudad quedaba claro desde un principio.

Pero hubo que esperar a ese 98 mítico, el mismo año en el que a España se le acortaba la topografía del imperio, para que el mapa del Nueva York que hoy conocemos quedase dibujado con sus actuales limites. Fue entonces cuando el antiguo Nueva York oficializó sus esponsales con el vecino Brooklyn, aportando en la dote los municipios de Staten Island, Queens y el Bronx para convertirse con sus tres millones y medio de habitantes en la ciudad mas poblada de América, en su indiscutible capital sin necesidad de título y en la rampa de lanzamiento hacía su conquista del cielo. Solo cuatro años mas tarde, inventado ya el ascensor, se levantaban los noventa y cinco metros del Flat Iron, el primer rascacielos de la metrópoli unida.

Este gran almacén de arqueología urbana ha ido acumulando los signos del tiempo dejados por residentes y transeúntes. Su condición de paraíso acogedor, de lugar donde se facilita como en ningún otro la accesibilidad a cualquier experiencia, ha permitido que se conceda el mismo valor a la obra del gran arquitecto o al grafitti de un joven airado, marcas todas ellas de una ciudad que ama el contraste y el cambio. Amplia y conciliadora, en Nueva York habitan todos los sueños, e incluso las pesadillas del vagabundo, el criminal o el infecto. Todos ellos al fin y al cabo forjadores de un peculiar estado babeliano.

Los protagonistas de su historia terminan engullidos por la personalidad de la ciudad misma, a la que se suele conceder un carácter mítico de organismo vivo, culpandola sin mas de los mejores logros y las peores tragedias olvidando a los verdaderos responsables. Pero en esta fecha obligada de centenario habría que rescatar al menos un nombre dentro de la millonaria nómina de los creadores de este nuevo paraíso.

Se llamaba John Augustus Roebling, un comunista utópico y metafísico amateur que gustaba presentarse como alumno favorito de Hegel. Cruzó el charco perseguido por los fantasmas de la vieja Europa, y mas en concreto por la policía prusiana que le hizo cambiar su vida en Mühlhausen por una comuna en Pensilvania. Su inquietud no se detuvo con el cambio de aires, y siguió espoleando su creatividad aplicada a nuevas tecnologías para alcanzar una mejor civilización. Roebling desafió a los que le tachaban de mero charlatán trascendentalista cuando sacó a la luz su preciado invento, que iba a cambiar la historia de la ciudad de Nueva York. Se trataba nada mas y nada menos que de una cuerda de acero y un complejo sistema de fuerzas para crear y sostener nuevas estructuras.

Ya a mediados del siglo pasado, banqueros y comerciantes habían encontrado en Nueva York su mejor centro de negocios, hasta el punto de querer sustraerse a una toma de partido en la guerra civil que enfrento a federales y sureños porque de ambos sacaban beneficio. Curadas las heridas de la contienda, el mayor de sus sueños era hacer de Nueva York la ciudad de ciudades, superar los límites de Manhattan y el Bronx, para aliarse con una reluctante Brooklyn que también alimentaba los sueños de su propia grandeza.

En una de esas raras ocasiones en la que los mayores enemigos pueden convertirse en los mejores aliados, las dos ciudades que anidaban en la bahía del Hudson se decidieron por un matrimonio de conveniencia. Pero quedaba un obstáculo por saltar. La principal dificultad para la unión no era otra que el tajo y las aguas del río Este, muro natural entre ambas ciudades. Y ahí fue donde el concurso del utopista Roebling apareció como providencial.

Inspirandose en la catedral gótica de su Mühlhausen natal, Roebling diseñó los dos bellos arcos en granito que simbolizaban las dos ciudades que el puente de Brooklyn iba a enlazar. Con la belleza del estilo se alió el invento de los cables de acero que mantendrían la estructura y que podrían haber envuelto la mitad de la circunferencia de la tierra.

La realización de la utopia de aquel visionario, con la inclusión de un paseo central en el puente para solaz y disfrute de los habitantes de tan bulliciosas ciudades, se resistió durante algún tiempo. Roebling murió en el intento. Su hijo tuvo que seguir las obras en un silla de ruedas, catalejo en mano, desde la orilla de Brooklyn. Y solo la mujer de este último pudo continuar y culminar la obra para su inauguración el 24 de mayo de 1883. Al módico precio de un céntimo por paseante, quedo por fin expedito el camino para lo esponsales urbanos de Brooklyn y Manhattan, que serian oficializados unos años después para dar lugar al Gran Nueva York cuyo centenario exacto celebramos ahora.

La más grande, la más poderosa, la más veloz, Nueva York no ha dejado de crecer desde su parto hace unos cuatrocientos años, y desde el matrimonio oficial con Brooklyn hace un siglo. Nunca una ciudad tan joven ha llegado tan alto. Los cañones que jalonan sus rascacielos son hoy el paseo mas codiciado por los héroes de nuestro tiempo para ser agasajados por llegar a la Luna o conquistar el oro olímpico. Absorbe la creatividad del mundo y al tiempo crea las modas. Es capital del dinero y centro del espectáculo. Demasiado grande para contarla y al mismo tiempo tan dúctil y cautivadora que llena para toda la vida el corazón del visitante.

Sin que el puente de Brooklyn haya perdido ni su función ni su hermosura, ahora compite con nuevas estructuras colgantes, con túneles y teleféricos, trenes y barcos que se mueven sobre una cuadricula sin centro diseñada para el movimiento continuo. Un barrio entero como Manhattan hace la función de la plaza central de las ciudades europeas, para este universo compuesto por los cinco boroughs del centenario, pero al que ya se suman de hecho otras ciudades periféricas hasta alcanzar unos dieciséis millones de habitantes en una de las áreas metropolitanas mas pobladas del planeta.



Este Gran Nueva York con un siglo en el carné oficial de identidad ya ha empezado su apuesta por mantener la capitalidad para el nuevo milenio. Convertido durante los años ochenta en “hoguera de las vanidades” según el acertado título de Tom Wolfe , parecía que iba a sucumbir en la resaca del reaganismo. Pero se trataba de un mero espejismo, de un paréntesis para ganar un nuevo tiempo. Allí donde el bohemio SoHo convertido en barrio chic pierde su norte le ha nacido en los noventa el llamado Sillicon Alley, donde las nuevas tecnologías de Internet y el multimedia han encontrado su mejor acomodo. Capital de tantas cosas, también lo es de las telecomunicaciones sustituyendo el mítico acero del puente de Roebling por la fibra óptica, los bits y el disco duro urbano.

El Gran Nueva York de la boda centenaria de sus barrios ya no necesita nuevos compromisos con ciudades vecinas para extender sus dominios, porque sus tentáculos
abarcan ya todos los territorios de la imaginación actuando como epicentro de lo nuevo, lo grande, lo último... Si la ciudad, como le gusta decir a Sáenz de Oiza, es “el sueño del hombre en la tierra”, hace ya mucho tiempo que Nueva York dejó de ser ciudad para convertirse en un estado mental desde el que los ciudadanos del siglo XX han moldeado su ilusión del nuevo paraíso.--
(Publicado en EL SEMANAL)

ALBANIA SALE DEL MISTERIO.