28.6.15

LA RIBOT MAS DESNUDA



LA RIBOT MAS DESNUDA
Por Javier Martín-Domínguez

Fuimos a ver a La Ribot, tras una larga ausencia física de los escenarios españoles. Por amistad y añoranza, queríamos verla, tocarla y besarla.  Se abrió el telón, paso la obra, cayo el telón, esperamos a la salida. Pero Mariajo nunca apareció. La Ribot, como casi todo en esta era de la desmaterialización digital, se ha descarnalizado. Y en la escena y en la atmósfera general del performance, lo que vimos y sentimos debió ser su alma. La Ribot transfigurada.

Muchas obras de la Ribot, desde aquellas memorables Piezas distinguidas, tenían un referente claro en el desnudo. Y no tanto como formula de choque para avivar a la audiencia, ni como dinamizador erótico de la escena, sino creo yo por un interes de despojarse de códigos culturales al uso. La Ribot reforzaba así la verdad del acto artístico, entroncándose en la mejor tradición de las vanguardias y reinventando su capacidad de sorpresa y puñetazo en la conciencia.

Con su ultimo trabajo, “El triunfo de la libertad”, La Ribot (junto con los coautores Juan Domínguez y Juan Loriente) se desnuda del todo. Incluso de la carnalidad. El escenario está vacío. No hay actores o bailarines en escena. No aparece nadie. Ni siquiera para recibir los aplausos o cosechar tomates al final. Nada y nadie. Solo cuatro pantallas robots de letreros luminosos que van desgranando historias y pensamientos. Unos ligeros cambios de luces y dos canciones al piano son los únicos elementos añadidos.

La Ribot en “piezas distinguidas"

Las historias relatadas en esas frases móviles son profundas y hasta aderezadas con un toque de humor. Son pensamientos sobre ese punto de no retorno que es la entrada en la edad madura, sobre la vida ya hecha y su sentido. Retazos de memorias personales que muestran un camino ya transitado y el punto de acomodo o rebelión de sus protagonistas sobre la experiencia. La historia de la pareja con su viaje al caribe y su repetición en las bodas de oro. La historia de Louis XVI de Francia en su duermevela antes y después de la guillotina. Y como nexo de unión, un robot que nos recuerda que nada cambia, que la temperatura exterior en este fecha sigue siendo la misma que la del año anterior…
La reina del performance vanguardista deja todo a la imaginación de la audiencia. El único código compartido es el mas leve ( y tambien mas determinante)  de nuestra cultural: la palabra escrita. Se entiende tambien un guiño de los autores a este momento cultural en que hemos vuelto a la grafía- desde los mails a los sms –quiza como modelo de superación de la inundación de imágenes por la explosión audiovisual, que ha arruinado nuestra capacidad de imaginar.
Lee y sigue leyendo la audiencia los mensajes de los leds, con la esperanza de una resolución carnal que nunca llega, confirmando que el Godot de la Ribot tampoco esta dispuesto a hacerse corpóreo. La falta del caramelo final nos provoca inquietud, zozobra,… y el desasosiego de tener que hurgar en nuestros propios pensamientos y sentimientos para ponerle broche a la obra desnuda.
Siempre provocadora en sus propuestas, La Ribot alcanza el zénit en este “triunfo de la libertad” que deja todos los cabos sueltos a nuestra imaginación, para confirmar que el arte es una experiencia interior y propia. Viva La Ribot mas descarnada.
PD.
El programa de ordenador que estoy usando para escribir este comentario se empeña en corregirme el nombre de Ribot cada vez que los escribo y lo sustituye por Robot. ¿Asistiría tambien a la performance?





LOS AUTORES

19.6.15

SOMBRAS DE LA NADA. FOTOGRAFIAS DE PIO CABANILLAS


SOMBRAS DE LA NADA
Las fotografías de Atacama y Catamarca de Pio Cabanillas
Por Javier MARTIN-DOMINGUEZ



Nadie se retrata mejor a si mismo que en su mirada al paisaje. La naturaleza como espejo del alma. La belleza mineral, desprovista de artificio, alcanza su cima en la visión del desierto, ese lugar inerte donde el hombre esta tan desnudo como la tierra  que le rodea. En el desierto no hay memoria, gustaba de decir Paul Bowles, señalándolo como la ultima gran experiencia en la que nos desasimos de toda argucia cultural para confrontar la verdad al límite.

Clava su ojo Pío Cabanillas en los desiertos de Atacama- el más árido del mundo –y Catamarca para ofrecernos una visión tan desoladora que se eleva a la categoría de mística. Un pausado baile de luces y sombras, líneas y volúmenes se despliega ante nuestra vista convirtiendo el desasosiego de la soledad en una reconfortante experiencia zen.

La fotografía no esta en el paisaje, mas bien en la elección del motivo y el encuadre del “visionario”. Nos introduce Pío en su ojo para desplegar ante nosotros la odisea de la propia tierra,  de la vorágine geológica atrapada en un segundo de mirada, que nos mete en el secreto de nuestro verdadero habitat.
Emociona la contemplación de este mundo envuelto por el silencio pero que desata los ecos de los movimientos telúricos que han conformado esta estampa del presente tan calmada y tan desasosegante.
Para retratar la nada has tenido que vivir mucho, y saber desprenderte de los engañosos colores de la flores. Se nota una madurez profesional y vital en esta colección de estampas desérticas, que encuentran su mejor referente en la obra maestra de un Ansel Adams.

Hacen aquí su perfecta danza los claroscuros, se confunden en armonía cielos y tierras, minerales y nubes, acotan los márgenes  de la impresión una visión tan apocaliptica como redentora... Y sentimos, de principio a fin, qué hace un hombre mirando a la tierra para amar hasta lo mas hondo su casa planetaria. Las sombras de la nada, retratando el alma.

Exposición de fotografías de Pio Cabanillas.
Sombras. Horizontes de Atacama y Catamarca.
Galeria Materna y herencia
Ruiz de Alarcón, 27
28014 Madrid

17.6.15

LAS CLAVES DE BALBIN





La clave de Balbin   estaba en fomentar el dialogo inteligente sobre una cuestión de fondo rodeado de gente docta apuntada por cámaras. Cuando la televisión aun no agonizaba a base de velocidad, la palabra reinaba en el medio y la inteligencia se asomaba a la pantalla.
El viejo formato español de la tertulia lo trasplanto Balbin a la televisión cuando mas ansiosos estábamos por el intercambio de ideas y opiniones. Nos reflejábamos con los invitados parlantes en una civilidad querida y una intelectualidad deseada. No había alboroto, ni salidas de tono que es el único ruido que desean las actuales tertulias, basadas en la pelea vacua en lugar del intercambio de pareceres.

Ese cráneo aristotelico de Balbin era el totem perfecto para visualidar de que iba aquello: hablar con mesura e inteligencia, dirigidos por una batuta de altura. Discrepar sin agredir. Pensar y hablar.

Muchos temas tabú del franquismo empezaron a desmenuzarse via  de La clave y nos sentimos mas libres a traves de distintos puntos de vista. Plurales, que no podémicos. Balbin dirigía una orquesta de mentes parlantes, como un buen manager del conocimiento y la pluralidad de aquella España tan interesada en por fin expresasarse. Pasaron por aquellas sillas abultadas, gentes que las llenaban ampliamente. Y la televisión nos traslado a todos el milagro del dialogo ordenado en un país donde ni en las colas se guardaba la distancia.

Tan clave fue su actuación, que le animaron a dirigirse los primeros informativos televisivos del cambio socialista. Y me alegró que me llamase para hacer el TD3, aunque pereferí mi grato exilio neoyorquino. No duró mucho en el puesto, por que lo suyo ya se había convertido en una misión de por vida: ser símbolo del dialogo, no de la manipulación informativa.

Me gusta que le reconozcan ahora con el Premio Nacional de Televisión porque le dio al medio lo que menos se espera hoy en el: civilidad, pluralidad y solvencia. Cuando entramos a velocidad de vertigo en el pensamiento teledirigido y el de los simplones tweets de los imberbes políticos, algunos preferimos volver a admirar la televisiòn de los años inteligentes, cuando la palabra brillaba mas que un led.

11.6.15

CHRISTOPHER LEE, EL ADIOS DE UN GIGANTE



CON COLIN FARELL, PAZ VEGA Y SIR CHRISTOPHER LEE EN LA INAUGURACION DEL FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA, CON LA PELICULA TRIAGE, DEL BOSNIO DANIS TANOVIC.


Una inauguración de festival debe contar con un gran atractivo. Y para aquel año en Sevilla nuestra apuesta fue un cartel casi imposible: la sevillana mas internacional Paz vega, uno de los galanes de acción mas codiciados, Colin Farrell, y un histórico del cine inapelable, sir Christopher Lee. Y ademas, un director ganador del Oscar, Danis Tanovic.  La ilusión se convirtió en un quebradero de cabeza. El director bosnio justo acaba de iniciar rodaje y ademas con Paz Vega, por lo que ambos dos se caian del cartel. Colin Farrel no paraba...y ahí esta la lista creciente de producciones. Y nuestro adorado Dracula....podria fallar por temas de salud.

La búsqueda de Mr. Lee se hizo por todas partes, incluida la rama española de su familia en la costa mediterranea. Lo que aprendimos en el proceso es que Mr. Lee estaba cansado de su asociación con las películas de terror y no quería que tal aspecto apareciese por parte alguna del festival. Fue el último en confirmar, pero al final vino para hospedarse con un gran de la escena en el Alfonso XIII de Sevilla. Al final solo faltó Tanovic, en pleno rodaje, que me invitaría despues a ser jurado en su festival de Sarajevo ( del que recuerdo una cena memorable con la directora libanesa Labaki y su marido cantante entre otros)

Sir Christopher hacia gala de ser el actor en activo con mas año a las espalda. Entonces debia tener 87. Andaba apoyado en un bastón, y acompañado de su simpática mujer.  Me contó entre los paseos del photocall y el preparativo de la gala que en el último rodaje, en Nuevo México, habia tropezado con unos cables y habia caido literalmente de bruces, dañandose la rodilla. Pero aquello no le detuvo y participó en todos los eventos previstos entre los cuidados del equipo. Como el trayecto al escenario iba a ser complicado, nos inventamos situarle en un palco, iluninandole con un cañón al anunciar su presencia, acrecentando su figura mítica.
En aquella gala inaugural- que como en todos hay miles de detalles a cuidar -yo como director de festival  estuve literalmente pendiente del hombre frágil pero dispuesto que nos habia venido a visitar y dar realce al festival.

A pesar de su imponente altura, su profunda voz y una mirada de rayo, Mr Lee era afable, sonreía y no se jactaba de que el titulo de sir le diese patente de corso para hacer la vida imposible al equipo de turno del festival.
Lo curioso es que en Triange, este Christhopher lee amante de España, justo hacia el papel de abuelo español ( de Paz vega) afincado en Londres. Tambien era curioso su pasado ligado a grupos de heavy,. que tanto disfrutaba Emilio nuestro músico de cabecera y encargado de trafico de materiales del festival.

Resulto que el hombre qe nos hizo sentir miedo en la pantalla era todo afabilidad. Al igual que el trato con la bella Paz Vega y el sencillo y hasta tímido Farrell, al que hemos visto luego en un Total recall o este año en Cannes en The lobster. Una carrera imparable....hasta llegar quien sabe a los papeles y los años de Sir Christopher.




8.6.15

EL PARTIDO DE VUELTA (Sobre el negocio del futbol)


EL PARTIDO DE VUELTA
(Sobre el negocio del fútbol)


foto JMD

No ves de verdad un partido de futbol hasta que lo ves por televisión. Asistí como invitado VIP a la final de la Champions que el Barça ganó al Arsenal en el Campo de los Príncipes en Paris, tras haberse estrenado en la final previa de Estambul. El espectáculo desde la grada fue colosal. Pero concluido el encuentro, las medallas y las fiestas de los patrocinadores alrededor del estadio, la sorpresa me esperaba en el viaje de vuelta al hotel en un bus fletado por la organización. El autobús para los vips llevaba la pantalla de la tele encendida y trasmitía… ¡el partido¡
Al fin y al cabo estábamos invitados por la empresa que comercializaba los derechos televisivos y está era sin duda la guinda del pastel: ver por fin de cerca las jugadas y los goles que acabábamos de contemplar en vivo. Era un detallazo. Habían pasado la grabación del encuentro  a una cinta y allí estaba el partido reproducido en los autobuses que nos devolvían al hotel cinco estrellas. Nos iríamos a la cama soñando con el futbol en pantalla. No habían escatimado en nada, y este último destello de marketing redondeaba su operación dedicada al amor- y el negocio -por el futbol televisado.

Mas allá de la fanfarria y el colorido que rodea una final- con su música champions, su ceremonial, banderolas y hasta confeti -, los meros aficionados no ven toda la trastienda del acontecimiento. Es un gran espectáculo con una supreproducción a ojos vista y en la trastienda. Llegamos los vips encorbatados a las puertas del estadio para pasear por una alfombra roja hasta la zona interior reservada en la que nos esperaban vinos y champan, y los mejores manjares para una cena de gala antes del pitido de inicio. Autoridades y patrocinadores éramos agasajados, en esta como en otras finales con lo mejor de la cocina local o importada. Tambien viví la final celebrada en Estambul- Villar ya estaba allí! - donde todas las camareras eran extrañamente rubias para un país como Turquía. Salí del asombro cuando que me contaron que el catering y sus servidoras venían importadas desde Viena.  A mitad de partido, corría el champagne y como los italianos iban ganando a los ingleses la grada vip estaba medio vacía cuando empezó la segunda parte porque estábamos departiendo copa en la mano. Hasta que la masa gritó gol y nos apresuramos a seguir aquello que nos había convocado: el partido de fútbol que, dio un giro inesperado en el césped, y terminó ganando aquel Liverpool de Benitez.

Foto JMD


En la final hispano-catalana de París, tras la opípara cena, pasamos al palco central abarrotado de autoridades. Por enumerar: el rey y la reina, el presidente Zapatero y señora, su ministra del deporte, el director general del ramo, el President de la Generalitat (y también el ex president Pujol), el alcalde de Barcelona (y el ex Maragall), consejeros varios, y un etc. Una pléyade de autoridades, que cuando el pitido final dió por ganador al Barça desaparecieron como por ensalmo grada abajo,  para salir en la foto con los campeones. Del otro lado estaban los ingleses, huérfanos de autoridades. Allí no estaba ni la reina de Inglaterra, ni el primer Ministro, ni el Alcalde. Solo el presidente del club. Tan grafico el modo de utilizar o no un acontecimiento de este tipo para hacer política (o no) que sobran los comentarios. Pero no sobrarían los números. El coste para el presupuesto nacional y autonómico del viaje a la final de Champions, con sus aviones, hoteles, transportes de tierra, seguridad y varios colocaba la operación en el capitulo de dispendios. Será por aquello de que el futbol (el de Champions o el de selecciones) es mucho mas que futbol. Será que estar cerca de los galácticos coloca en orbita también a los políticos. Será en definitiva que los mandatarios por mor de la representatividad se apuntan a los grandes festejos, con alfombra roja, cena y copas y además partidito. Será en definitiva que, tantos ellos como yo- que representaba la televisión con derechos para emitir esa final y los partidos de esa Champions  -eramos participe de la orgia de dinero que se movia y se mueve para seguir manteniendo en la cúspide al deporte rey.

Ahora que la FIFA esta en la picota, al desvelarse las mordidas sobre la venta de derechos televisivos y de marketing, merece la pena fijarse en el modelo establecido desde hace ya unas décadas para que las televisiones paguen estas fiestas, con el beneplácito en general de los gobiernos que las regulan. Hubo un tiempo en que los grandes acontecimientos deportivos se emitían por las únicas cadenas existentes en el continentes ( y en casi todo el mundo) que eran las televisiones públicas. Asociadas en la Unión Europea de radiotelevisión, la UER/EBU, cada televisión/país miembros pagaba y paga una cuota relativa a su numero de habitantes y de mercado televisivo. Y cuando llegaban los grandes eventos (Olimpiadas, Mundiales de lo que sea o el festival de Eurovisión), se repartía proporcionalmente el coste adicional.

Cuando el mercado televisivo empezó a privatizarse con la aparición de nuevas cadenas, el modelo de reparto de derechos cambio sustancialmente. Había nuevos compradores, y de inmediato nacieron los intermediarios: las empresas de derechos y marketing a las que la FIFA; UEFA o la organización correspondiente les cedía la comercialización de los derechos televisivos, así como la utilización de los espacios publicitarios. Estas a su vez se los ofrecían a las cadenas de televisión en un sistema falto de toda transparencia mediante pujas secretas que solo controlaba la empresa que comercializaba. El incremento de los precios no se hizo esperar, y el valor del futbol subió como la espuma.

Saben bien las cadenas de televisión que derechos como los de la Champions son imposibles de rentabilizar monetariamente. Otra cosa es el prestigio que da emitir la Champions y el plus de audiencia para el computo general de la cadena. Pero las casi dos horas de emisión- sin anuncios –al precio desorbitado que han alcanzado los derechos re llevan a rojo la cuenta de resultados de esa emisión.

Aun así, no hay programación que las supere. Y año tras año, el producto se vende con incrementos sustanciales en la factura. Los compradores asistirán satisfechos al espectáculo en vivo, se codearan con políticos y empresarios y pisaran alfombra roja en Berlín, París o Estambul. Todos bien agasajados para seguir colaborando en la burbuja del futbol, que ellos mismos ayudan a hinchar. Así es la fastuosa trastienda de un negocio que ahora los norteamericanos han osado cuestionar, mientras los europeos seguían en la fiesta del futbol con champán.

2.6.15

ADIOS A JUAN GRAVES. (del verano y la nada)




Desde que Robert Graves eligió Deiá para su exilio en compañía de Laura Riding, el halo poético ha envuelto a la ciudad del Teix. La Guerra Civil española le condujo a un nuevo exilio, y cuando definitivamente volvió a su casa de Canellum venia acompañado por su nueva mujer Beryl y cuatro nuevos hijos, a sumar a los cuatro que ya tuvo con su primera esposa Nancy Nichols.
Gracias a los buenos oficios de su nieta Natalia Farrán Graves, disfrute en los años novena de unos veranos  de delicia y  maravilla residiendo en la casa del menor de los Graves, Tomás. Había que estar pendiente de que no se secase el pozo de agua en el subterráneo de la casa y de que las plantas de ricos aromas no se marchitasen. El verano se media por los paseos a la cala y las noches estiradas en Sa Fonda. Disfrutamos de la conversación de la viuda Beryl, y de los hijos y descendientes. Entre ellos Juan, que sin duda estaba tocado por la poesía en su alma entera y era un verso andante entre los desniveles del pueblo. 
Juan nos llevó a su casa de la montaña, allí donde su padre se perdía para atrapar la inspiración mas profunda, y donde él encontró su hueco perfecto para ser el mismo en la tierra. Era callado y parecia enigmatico. Pero no había ni doble fondo, ni impostura, ni doblez en este hombre que flotaba en el aire y se expandía en la música. Con Tomas y alguno mas formaba la Pa amb oli Band, que ponia banda sonora al sueño hippie de una Deia suspendida en otro tiempo, y que terminaba llenando el aire de verano de toda Mallorca en sus giras. Puro rock & roll; del bueno. 
En el Deiá de los beatniks, hippies, románticos y existencialistas era difícil destacar, porque todos eran singulares. Los Graves, los Waldrem, los Klarweim,... Literatura, pintura, teatro, danza, arqueología,... Pero yo sentí la presencia de Juan Graves como una de las mas síngulares. En sus silencios y su suave sonrisa te hacia sentir una paz poética difícil de igualar.  Nos paseo por el Clot, y nos subió a lo alto donde su casa era tan simple y natural como el quería para su personalidad.
Cada verano en Deiá, los Graves se encargaban de resumir la historia de los meses estivales en una obra de teatro representada en el teatro romano diseñado por el propio Robert en la finca de Canellum. Se escribía la obra con pequeñas anécdotas de lo acontecido y se le ponía un lazo de unión. Un verano se encontraba en el pueblo Sir Alec Guinness, y fue invitado a participar. Pero el grande de la escena puso una condición: que no pronunciaría mas que una palabra...
La representación se anunció como “La llegada de Godot”. Y la presencia de Sir Alec se reservó para el momento final. “Godot ha llegado, Godot ya esta aquí." Que nos dirá, por fin, Godot”. Alec Guinness salió a escena y respondió: “Nada”.  Su única linea, reducida a la palabra prometida. 
Es lo que se siente con la marcha y el vacío que deja Juan Graves.







ALBANIA SALE DEL MISTERIO.