Y Julie se hizo verbo y carne. Descendió de la pantalla, angel corpóreo, para aparecer luminosa en la Segovia otoñal. Es ella. Su voz envuelta en verso, su mirada plena de seducción. La descubrí en un viejo cine-teatro de la Plaza Mayor y regresa a mi presente- me pellizco la piel -mas grande que en la versión original. Transfigurada en ella misma. Aquella musa de la musas, desciende a nuestro cielo a la luz de esta tarde otoñal. El sueño es realidad.
"En un viejo teatro de la Plaza Mayor de
Segovia proyectaban Doctor Zhivago. Persiguiendo los ojos de azul celestial de
Julie Christie, mi vista se perdía por las nevadas avenidas moscovitas. El
deseo aumentaba. La película de David Lean tiene un metraje considerable y,
aunque se hacia la hora para volver al internado, yo no podía moverme de la
butaca. Julie/Lara y Rusia entera me tenían subyugado. A ritmo de balalaika
revoloteando todavía en mis odios, me recorrí el Acueducto al trote para evitar
el castigo por quedarme mas de la cuenta en un lugar que al menos en el cine no
parecía prohibido. Pasarían muchos años hasta que puede pasear físicamente por
las calles moscovitas, y unos pocos menos hasta conocer que la atrayente
geografía de Doctor Zhivago me había jugado una mala pasada. Nada es lo que
parece en el cine, y en este caso lo que cautivo mi ojo resulto ser una
geografía mas cercana y conocida de lo que hubiera pensado. Parte del film de
David Lean estaba rodado casi allí mismo, donde yo lo vi hecho cine: en tierras
de Segovia, en campos de Soria y en calles y decorados de las afueras de
Madrid. Tal des-ilusión no hizo sino acrecentar mi interés por el viaje a un
destino donde los envites de la Historia habían sido tan fulgurantes y
dramáticos.” Por fin pisé aquellas calles. Las del Moscu soviético, y las del Moscu actual. Pero aquella musa de la pantalla seguía siendo como un sueño irreal. Hasta hoy. Julie, en carne y hueso, la misma voz, los mismos ojos, el mismo sueño. Hecho realidad.


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