el mundo
Erquicia hizo de su casa, en el elegante Upper East Side neoyorquino de los 80, un lugar de encuentro donde los españoles de visita compartían las mieles de la modernidad con la extravagante fauna neoyorquina. Cumplía a la perfección la doble función de corresponsal hacia España, y embajador en Manhattan. Con su aire cosmopolita, supo abrir las ventanas de la Transición al mundo que nos esperaba ahí fuera. Compartimos vida y oficina -él en la corresponsalía de TVE y yo en la de RNE- al comienzo de los años 80 en Estados Unidos. Cubrimos la noche electoral que llevó a Reagan al poder. Estaba allí con nosotros inaugurando aquella nueva era americana de cambios Manu Leguineche, buen amigo y maestro común.
Amanecía una nueva modernidad. También para los medios. Con Erquicia entraron por Nueva York los primeros equipos de vídeo de tres cuartos de pulgada que usaba TVE. Su ayudante, el canario Fernando Rodríguez, tenía que soportar al hombro un maletón más que pesado, mientras Pedro Pablo Menéndez ajustaba el foco de la cámara y Manuel Rubio ordenaba los materiales de montaje. Un equipo unido y compacto, como todos los de Pedro. Del cine de Hermida y su verbo amplio se pasó al vídeo de Erquicia, y la instantaneidad vía satélite. Nos mudamos de la Segunda Avenida a Madison, modernizando la operación de RTVE en Estados Unidos.
Desde la Casa Blanca a Cabo Cañaveral o el Los Ángeles de los Oscars, ese fue el territorio de los sueños informativos donde Pedro se movió como pez en el agua. Allí nos hicimos amigos, y como tal nos mantuvimos hasta el final, en otros avatares profesionales con TVE y Telemadrid por medio. Hice mi primera crónica televisiva sustituyéndole cuando regresó temporalmente a Madrid para dirigir los Informativos, cuando le tocó vivir en primera persona el golpe del 23-F y la grabación del Rey. Pocos pueden saber más que él de los entresijos de la Casa Real. Bajo sus posaderas hizo el trayecto de Zarzuela a Prado del Rey el vídeo con el discurso de aquella noche.
Tuvo olfato para la actualidad de fondo. Sabía seleccionar las temáticas del gran reportaje, y apostar por las nuevas tendencias. Hizo de Informe Semanal, Documentos TV o La noche temática marcas incontestables. La calidad siempre primaba. Mimó el trabajo relacionado con la Casa Real. Luego en su piso madrileño, acercó a Felipe y Letizia a la prensa y viceversa. Cosmopolitismo, profesionalidad y discreción. Nueva York también te echará de menos.
Javier Martín Domínguez es presidente del Club Internacional de Prensa, fue corresponsal de TVE y de RNE en Nueva York, y secretario general de la TV pública.